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Por Maximiliano Montenegro El equipo de José Luis Machinea trabaja contra reloj para destrabar un crédito de 1000 millones de dólares del Banco Mundial, necesario para que no haya agujeros en el colchón de financiamiento con que el gobierno afrontará el apretado calendario de vencimientos de la deuda en los próximos meses. El directorio del Banco se resiste a autorizar el desembolso con el argumento de que no se cumplieron tres "condicionalidades" del acuerdo. Una se refiere a la fallida transformación del PAMI, lo cual demuestra que el legado de Víctor Alderete es tan pesado que ya afecta al mismo plan económico. Otra es la reformulación del sistema de indemnizaciones por despido, lo cual reabriría un frente de conflicto con la CGT. La tercera es el proyecto de ley para convertir el Banco Nación en sociedad anónima que, pese a los amagues de Roque Fernández, nunca llegó al Congreso. El préstamo fue negociado por Roque en septiembre del año pasado, como parte de la red de financimiento tejida para soportar las crisis rusa y la entonces inminente devaluación brasileña. Como es usual, para el desembolso de los distintos tramos, había una serie de condiciones. La más recordada es la que exigía que el Poder Ejecutivo enviara al Congreso un proyecto de ley otorgándole inmunidad judicial al directorio del Banco Central, presidido por el cuestionado Pedro Pou. Si bien este anhelo de Pou nunca se convirtió en ley, la meta se cumplió, ya que está incluida en el proyecto de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, actualmente en el Senado. El crédito generó una controversia dentro de la burocracia del Banco Mundial. El motivo es que la institución, creada para solventar planes sociales, obras de infraestructura y reformas en el sector público, dejó de lado esos objetivos y se dedicó a tapar agujeros financieros de los países emergentes. Más aún, Argentina se convirtió en el último año en el primer tomador de préstamos del organismo en el mundo. En los últimos días, los integrantes del equipo de Machinea se enteraron de que el directorio del Banco se niega a aprobar el tercer tramo, de 1000 millones de dólares, que debía ingresar a la Argentina en diciembre. Si bien la mayoría de las condiciones eran formales, para asegurar la rapidez de los desembolsos, ahora los burócratas de Washington sostienen que no se cumplieron "tres condiciones concretas" del acuerdo. Los puntos que deberá negociar en los próximos días el secretario de Programación, Miguel Bein, con la canadiense Myrna Alexander, representante del Banco para Latinoamérica, son los siguientes: * El Banco alentaba la tercerización de la administración de servicios del PAMI a manos de "gerenciadoras" privadas. Pero la oscura licitación armada por Alderete hizo que todo el proyecto naufragara en la Justicia, que dictó una medida de no innovar. Ahora, Machinea espera que el proyecto de saneamiento del PAMI que propondrá la flamante intervención sea suficiente para remontar la mala nota de Washington. * Otra condición era la eliminación del seguro de desempleo y del actual sistema de indemnizaciones por despido, y su reemplazo por un fondo de capitalización privado. Sobre este tema estaría trabajando el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, en coordinación con Economía. Sin embargo, en una y otra cartera saben que la cuestión es delicada, porque enviar a sesiones extraordinarias un proyecto de ley, como quiere el Banco, pondría en pie de guerra a la CGT. * El último punto es la transformación del Banco Nación en sociedad anónima. Machinea ya anticipó que está dispuesto a avanzar con el proyecto de ley. Pero, de nuevo, incluirlo en extraordinarias sería otra fuente de tensión en la complicada agenda que la Alianza discute en el Congreso.
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