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El ex general paraguayo Lino Oviedo estaría (como el mismo asevera) en Paraguay, y el hecho de que lo esté no es auspicioso para el gobierno del presidente Luis González Macchi. Según fuentes de la inteligencia uruguaya citadas ayer por el diario El Observador, Oviedo logró entrar y permanecer en Paraguay porque "la policía es oviedista y se resiste a detenerlo". El ministro de Defensa paraguayo Nelson Argaña reiteró ayer que el ex general no estaba en su país, pero afirmó agitado que "es difícil trabajar contra la mafia (oviedista)". Por su parte, el mismo Oviedo reveló el lunes a la cadena CBS que González Macchi rechazó asistencia del Scotland Yard o del FBI para esclarecer el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, por el cual se culpa a Oviedo. Aumentando las sospechas, un vocero presidencial se mostró visiblemente incómodo ayer cuando fue interrogado sobre inconsistencias en la versión oficial del asesinato. Pero lo más preocupante para el gobierno paraguayo, desde que Oviedo abandonó la Argentina el jueves, son los indicios de que la lealtad de sus fuerzas de seguridad se inclinaría hacia el ex general. El Observador habló el lunes con una "jerarca de los servicios de inteligencia", quien estaba molesta por las versiones de que habría ingresado al Uruguay después de abandonar la Argentina. Esas versiones incluían un oscuro tramado entre los gobiernos uruguayo y argentino sobre Oviedo, que después habría planeado huir a Bolivia. Nada de esto. "Usted puede decir que la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) tiene la seguridad de que Oviedo está en Paraguay, y que la policía paraguaya ya sabe dónde está", subrayó la fuente. Por su parte, el ex presidente Carlos Menem afirmó traviesamente que "Oviedo dijo que está en Paraguay, que tiene ejército, policía y servicios de seguridad: si no lo detienen por algo será". Oviedo alimentó estos temores durante su segunda conversación con la CBS el lunes a la noche. Comenzó tildando de "inconstitucional" al gobierno de González Macchi, y subrayó que el deber de todos los paraguayos era "utilizar todos los medios a su alcance para hacer cumplir la Constitución". Pero su actitud se tornó verdaderamente amenazante cuando fue interrogado sobre si se estaba reuniendo con militares paraguayos. "Es una cuestión estratégica. Este pueblo necesita ser organizado y capacitado, y la gente me conoce bien y sabe que a la noche yo no voy a estar contando las estrellas y mirando los pajaritos", respondió. Naturalmente, todo esto está poniendo al gobierno de Asunción a la defensiva. "Oviedo se la pasa diciendo que ingresó clandestinamente al país, burlando los mecanismos de seguridad. De alguna manera, eso define su extravío mental", argumentó el ministro de la Presidencia Juan Ernesto Villamayor. Por su parte, el ministro de Defensa Argaña denunció que "los oviedistas están manipulando los medios de comunicación. Pero aquí en Paraguay no existe confusión. La gente sale a buscar en las calles al asesino del vicepresidente, una buena persona a la que todos querían". Además del cariño, la gente también tiene como incentivo los 100.000 que la familia Argaña ofreció como recompensa, suma que el abogado del ex general, Marx Narváez, afirmó que es realmente de 2.000.000 por Oviedo muerto. Un nota tranquilizadora vino ayer del encargado de Negocios norteamericano, Stephen McFarland, quien aseguró que "no hay que alarmarse demasiado". "Oviedo es un factor muy emotivo para mucha gente, pero yo no veo ninguna respuesta popular a lo que ha pasado en los últimos días", explicó, agregando que Estados Unidos no conocía su paradero. Sin embargo, Francisco Pinto Cramer, abogado de Oviedo, reafirmó ayer que su cliente está en Paraguay. Además del fantasma que recorre Latinoamérica, González Macchi tiene que lidiar con las crecientes dudas sobre el asesinato de Argaña. El vicepresidente fue encontrado muerto en su auto con cinco balazos en el lado derecho, lo que resultó curioso dado que el cuerpo estaba inclinado hacia la derecha, es decir en la misma dirección desde la que recibió disparos. El abogado oviedista Hermes Rafael Saguier recalcó ayer que "lo menos creíble es que cayera sobre el orificio (en el auto) por donde entró la bala". Además, calificó de "imposible" la versión oficial de que la bala que mató a Argaña entró por su cintura. Como si todo esto fuera poco, Narváez ha afirmado poseer pruebas de que Argaña había muerto antes por causas naturales, y que su "asesinato" fue un montaje.
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