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Por Martín Pérez El esfuerzo aliancista por hacer jugar a Charly García para su equipo, después del romance con el ex presidente Carlos Menem, rindió uno de sus frutos, con la inauguración de una "instalación artística" que preludia el estreno de una obra sinfónica, que está componiendo. Ubicada en medio del gran salón/galpón de Plaza Defensa, la instalación, que se llama "La casa de la pasión" es una especie de casa sin ventanas, construida para contener de a un visitante por vez. Una vez adentro de la instalación --que Charly presentó bajo el auspicio de la Dirección General de Promoción Cultural del gobierno porteño-- el visitante verá cuatro cuadros, uno en cada rincón de la casa. A cada uno le corresponde un grabador que reproduce una banda de sonido. "Son cuatro pinturas y cuatro músicas al mismo tiempo", resumió el autor al inaugurar la obra (que desde ayer puede ser visitada por el público en Defensa 535). La propuesta tiene bastante similitud conceptual con una de las que presentó la viuda de John Lennon, Yoko Ono, cuando vino el año pasado a Buenos Aires. Charly quedó vivamente impresionado con Yoko, con la que tuvo un encuentro personal. "Es un experimento. El útero donde está creándose una sinfonía", agregó García, refiriéndose ahora a "Pasión", una obra "de música clásica", cuyo estreno estaba anunciado para el 27 de este mes, pero que a causa del cambio de autoridades del Teatro Colón ha sido pospuesta para enero. "Ya está hecha", aseguró García en medio de una inauguración desprolija pero tranquila, en que sin embargo no faltaron tanto aerosoles de pintura como referencias a sus encuentros con Menem. "Escuchen, zánganos: hay que pensar antes de decir cualquier cosa. A mí me invitó el Presidente y yo soy argentino", fue su respuesta a un fan que lo increpó apenas llegó al salón en el que durante más de dos horas lo estuvieron esperando unos doscientos invitados. "Fue un buen anfitrión, y además me estaba esperando con el brazalete de Say No More puesto, con lo que parecía que era él que estaba aceptando una ideología, y no yo", agregó. Fue tanto el tiempo transcurrido entre la hora de la convocatoria y la aparición de García, que los presentes --prensa e invitados especiales tan heterogéneos como el cineasta Pablo Trapero o Nito Mestre-- tuvieron tiempo de presenciar cómo el ejército de asistentes daba los últimos retoques a la muestra, que incluye un display con fotos remedando el making-off (obra de Nora Lezano) y pequeña instalación bis, en la que convivían guitarras, teclados, teléfonos y hasta un carro de supermercado, todos convenientemente pintarrajeados. "Para el que conoce la casa de García, esto no es ninguna novedad", sentenció Mestre, que reconoció al Moog que utilizaba García en la época de Sui Generis entre los instrumentos expuestos. "A mí me gusta mi vida pública, y mi casa es una casa rara, como un templo del rock. Y ésas son cosas que estaban allá", apenas si explicó Charly con respecto a los apéndices de "La casa de la pasión". "¿Se puede vivir teniendo cuatro personalidades? El que escribe, el que cura, el que manda, el que obedece", se pregunta García en un texto incluido en el programa que acompaña la muestra. Y se responde: "No sé, pero sirvió para que me echaran del ejército: Neurosis histérica, personalidad esquizoide". O sea, yo soy el hombre esquizoide del año 2000, es el remate incluido en el texto, citando a King Crimson. "Yo fui invitado a hacer esto, pero no tengo la menor idea si lo que hago es bueno..., aunque malo no es. Pero el asunto es que el mismo poder que antes me censuraba ahora me da los lápices", se sinceró García al presentar su obra, cuyos cuadros de color pastel recuerdan a los que pintó en el arte de Tango 4, el disco realizado junto a Pedro Aznar. De hecho, de una de las cuatro esquinas de "La casa..." cuelga "The Afterlife", el cuadro que ilustra la contraportada de aquel álbum. "A mí siempre me gustó dibujar. Pero muchas personas, entre ellas Pedro Aznar, me impulsaron a trabajar con colores", dijo García de sus cuadros. Sin embargo, al promediar la presentación, el poder del aerosol pudo más que la languidez de los colores pastel. Ante una pregunta que pedía una conexión entre sus cuadros y los graffitti de Say No More, García se paró y dijo: "¿Alguien tiene un aerosol?". Pusieron a su alcance varios, en un instante, y el artista cerró su intervención haciendo gala del talento para las pintadas. "El aerosol permite ser instantáneo, y lo importante es la velocidad", concluyó. La muestra, que convive desde ayer en plaza Defensa con un Festival de Humor que durará hasta el 20 de diciembre, puede ser visitada de martes a domingo, entre las 11 y las 19.
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