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Por Cecilia Sosa Sus edades, razas, idiomas e ideologías difieren. Pero tienen un pasado común: lideraron algunas de las rebeliones estudiantiles que, en distintas épocas y rincones del mundo, hicieron historia en este siglo. Invitados por la Federación Universitaria de Buenos Aires para celebrar la llegada del año 2000, un húngaro, un norteamericano, un servio, un cubano y un mexicano se encontraron por primera vez en Buenos Aires, en una entrevista con Página/12. Y aunque forman un rompecabezas difícil de armar, Charles McDew se anima a tomar la palabra: "Desde distintos lugares y con mentes diferentes, actuamos con un corazón común. Un corazón que sufría del mismo modo la injusticia social", asegura quien protagonizó las protestas de los estudiantes estadounidenses en los 60, cuando coparon las plazas y calles para reivindicar la igualdad negra y oponerse a la guerra de Vietnam. Los cinco sufrieron en carne propia los costos de la rebeldía. El húngaro Imre Mécs (66 años) fue condenado a muerte; el mexicano Pablo Gómez y Alvarez (53) estuvo en prisión durante tres meses; y el servio Aleksandr Djukic (25) sufrió a la policía yugoslava. Pero todos coinciden en que sus reclamos siguen vigentes. "En los 60 sentimos que teníamos derecho a tomar la palabra y decidir nuestro destino", cuenta McDew, que a los 12 años fue expulsado del colegio por defender los derechos de los niños Amish. Hoy, él continúa su militancia desde la cátedra de Historia de los movimientos civiles de la Universidad Metropolitana de Minneapolis. "Cualquiera sea el tipo de ideología, compartimos un sentido de humanidad: creer en una sociedad mejor y en que podíamos inspirar a otros para seguir esta lucha. En mi país, aún hoy sólo un 4 por ciento de los alumnos universitarios son negros. La lucha no ha terminado", asegura. Tampoco concluyó en México. Allí, los estudiantes de la Universidad Autónoma (UNAM) protestan contra el intento del gobierno de arancelar los estudios. Ya sumaron siete meses de huelga y un cuatrimestre perdido. "Mientras otras naciones se resignan, México es así. Cuando nadie se lo espera, el movimiento estudiantil, sin organización, sorprende a todos por su fuerza", analiza Gómez y Alvarez, que presidió la sociedad de alumnos durante el levantamiento mexicano del '68, recordado por la masacre de Tlatelolco. "En esa época luchábamos por las libertades políticas, contra el propio presidente. Ahora, las demandas son exclusivamente universitarias", dice. Después de haber pasado tres años preso, y ahora desde una banca en el Parlamento por el Partido de la Revolución Democrática, apuesta a resolver un viejo conflicto: "Presenté un proyecto para que las universidades puedan elegir con autonomía sus propios gobiernos. Desde 1945, rectores, decanos y directores son designados por el Poder Legislativo. Esto es contradictorio hasta con la Constitución", dice. Ni en la propia Cuba, donde el movimiento estudiantil goza del amparo del gobierno castrista, faltan los reclamos. "El Estado ya no puede garantizar un empleo a todos los egresados universitarios, como sí hacía en los 70 y los 80. Todo eso se acabó bruscamente --dice Orestes Díaz Rodríguez, de 37 años, ex dirigente de la Federación Universitaria Cubana y estudioso de los movimientos estudiantiles--. Ahora, las expectativas de los jóvenes son mucho más heterogéneas, hasta hay matices en las miradas sobre la revolución. Los estudiantes quieren menos paternalismo y más protagonismo." Y admite: "Como en los demás países subdesarrollados, una de las alternativas es emigrar. Cuba es una fortaleza sitiada." A miles de kilómetros, también en la conflictiva Yugoslavia hay alumnos descontentos. "En Servia no hay futuro ni sueños para los jóvenes. Ya se fueron más de cien mil graduados universitarios", se enciende Aleksandr Djukic, de 26 años. "Por eso, seguimos peleando --dice--. Hasta que (Slobodan) Milosevic caiga", advierte. Y muestra un puño, distintivo de los estudiantes que colman intermitentemente las calles para protestar contra el régimen. El prendedor adorna su solapa desde el '96, cuando lideró la resistencia estudiantil. "A los estudiantes de hoy les queda revisar las culpas del fascismo y del comunismo", evalúa Mécs, moño al cuello y cámara de video en mano, que sobrevivió a una condena a muerte. En 1956, el húngaro fue sentenciado cuando las tropas soviéticas reprimieron la revolución nacionalista que encabezaron los estudiantes. "Queríamos terminar los estudios en una universidad nacional. Los estudiantes decidimos exigir el retiro de las tropas. Eramos más de treinta mil en la calle", recuerda, antes de relatar paso a paso los acontecimientos de aquel mítico 22 de octubre. Después vino el ocultamiento la cárcel y, al fin, la amnistía. Ahora sigue dando pelea desde el Parlamento, como representante (y fundador) de la Alianza de los demócratas libres. "En todo el mundo, los derechos humanos siguen en peligro --dice-- y la sensibilidad de los jóvenes debe salir en su defensa." EL JUEVES SE ELIGE AL NUEVO DECANO Por Javier Lorca La Facultad de Ciencias Económicas (UBA) empezó a capear la crisis. Ayer, el consejo directivo aceptó la renuncia al decanato presentada por Juan Carlos Chervatín la semana pasada. Y el jueves se elegirá a su sucesor, que sería el hoy vicedecano Carlos Degrossi. Además, tras una reunión conciliada por el rector Oscar Shuberoff, el centro de estudiantes (que apoyaba al ya ex decano) levantó la toma de la facultad que mantenía desde el lunes pasado. "La toma ya no tenía sentido en esta época del año, con cada vez menos alumnos cursando", dijo un militante de la Alianza a este diario. "Pero sirvió para mostrar que en cualquier momento podemos volver a tomar la facultad", avisó. El acercamiento de las partes enfrentadas (que, caído el decano, son la mayoría del consejo directivo y el centro estudiantil) se consumó ayer a la tarde, en una reunión realizada en el rectorado de la UBA entre Shuberoff y tres actores del conflicto que vivió Económicas: el vicedecano Carlos Degrossi (que encabezó el bloque opuesto a Chervatín); el titular del centro estudiantil, Emiliano Yacobitti (Franja Morada); y Roy Cortina, secretario de Extensión y referente de la gestión de Chervatín y de la agrupación Manuel Belgrano (MNR-Frepaso). El principio de acuerdo incluyó sendos compromisos para solucionar cualquier conflicto por la vía del consenso. Uno de los primeros asuntos espinosos que deberán enfrentar será la elección estudiantil, que este año fue suspendida por los hechos de violencia protagonizados por sectores aliancistas que se disputaban las candidaturas. Los comicios se harían en marzo o abril próximos. También se acordó investigar las irregularidades que existirían en Económicas, tal como había reconocido Chervatín. Pacificada la facultad, el jueves se realizará una sesión extraordinaria del consejo para elegir al nuevo decano, quien deberá completar el mandato iniciado en 1997 por Rodolfo Pérez y continuado por Chervatín desde septiembre del '98. Pese a la oposición inicial del centro estudiantil (comandado por una Alianza entre el sector nosiglista de Franja y la Belgrano), el candidato más firme es el radical Degrossi, quien ya tendría los votos necesarios.
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