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COMPUTADORAS QUE FALTAN, PAPELES PERDIDOS,
REGISTROS BORRADOS
El fantasma de una obra social

La intervención al PAMI se encontró con una sede semivacía, donde desaparecieron documentos y se borraron discos rígidos.
Para la viceministra Felgueras, la obra social es “un desquicio”.

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Los interventores llegaron al PAMI cinco horas antes de lo anunciado.
No hubo manifestaciones hostiles y Felgueras recibió a jubilados.

Por Laura Vales

t.gif (862 bytes) Sin un papel ni una carpeta. Con computadoras de menos y los discos rígidos de las que quedaron borrados. Así encontraron las nuevas autoridades del PAMI los dos pisos donde Víctor Alderete tomó las decisiones centrales de su gestión: absolutamente vaciados. Ayer el Gobierno intervino la obra social de los jubilados –la que maneja el tercer presupuesto del país y carga con el estigma de haber funcionado como botín de guerra del partido en el poder– con dos promesas centrales: avanzar contra la corrupción y restablecer las prestaciones cortadas. “El PAMI está desquiciado”, sintetizó Cecilia Felgueras en su primer conferencia de prensa como flamante interventora.
El equipo multipartidario que quedó al frente del Instituto está integrado por Felgueras, el médico sanitarista del Frepaso Angel Tognetto y el economista del PJ Horacio Rodríguez Larreta. Y su asunción fue mucho más complicada que lo que se admite oficialmente. Ante la abierta oposición a ser intervenidos de los directores que acompañaron toda la gestión de Alderete, sólo un acuerdo con la CGT evitó que las nuevas autoridades fueran recibidas con una manifestación de protesta (ver aparte). Aún así no se descartó ninguna precaución: la intervención entró al PAMI cinco horas antes de lo previsto. La noche anterior, en una reunión con Fernando de la Rúa, se había tomado la decisión de anticipar su llegada para evitar cualquier tipo de conflicto.
Los tres interventores junto a 41 técnicos y 25 integrantes de la Sindicatura General de la Nación entraron al edificio de Perú y Diagonal Sur a las nueve y media de la mañana. Dos horas más tarde, en una conferencia de prensa en la que también estuvieron el ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra y el de Salud Héctor Lombardo se anunciaron las medidas centrales a tomar:
u Se investigará el monto real del déficit del PAMI –estimado en 1.800 millones– y su origen para distinguir las deudas legítimas de las ilegítimas.
u Se revisarán los contratos vigentes y se definirá una nuevo sistema contractual a aplicar desde el primero de enero.
u Habrá un sistema de control que pasará por la Sindicatura General, la Auditoría General de la Nación y la oficina anticorrupción.
u Hoy se mantendrán conversaciones con todos los ministros de Salud y Acción Social del país para que no se interrumpan las prestaciones. Y en dos semanas se intervendrán las 76 delegaciones del PAMI en el interior.
u Dentro de 15 días se dará a conocer un primer informe sobre la situación de la obra social y es probable que para entonces se eleven a la Justicia las primeras denuncias.
Una de las principales preocupaciones es la decisión que tome la Corte Suprema sobre la virtual privatización de los servicios de salud del PAMI. Como se recordará, Alderete impulsó una licitación para que tres gerenciadoras se hagan cargo de administrar la mayor parte de las prestaciones de la obra social. La Justicia frenó la puesta en marcha del sistema, y el caso espera ahora una definición en la Corte, que si avalara el sistema montado por Alderete, puede condicionar toda la política de salud de la actual gestión. La idea de la Alianza es eliminar progresivamente a las gerenciadoras, que en algunos casos se quedan con el 15 por ciento de los presupuestos sólo por intermediar entre el PAMI y los sanatorios y clínicas.
Uno de los técnicos recién desembarcados en la obra social explicó el panorama encontrado en la primera jornada: “el primer objetivo es hacernos una idea de cuál es la situación y por eso buscamos a los gerentes, pero la mayor parte de ellos ni siquiera apareció. En general ni siquiera hay informes de cada área, aunque los subgerentes nos aseguraron que los elevaron hace varias semanas. Hay muchas computadoras convertidas encarcasas, sin un sólo programa y pisos que parecen recién amueblados porque no dejaron un sólo documento”.
De todas maneras se comenzaron a analizar algunos contratos y sobre todo a recibir llamados de prestadores que están en conflicto por falta de pago. “A los bioquímicos, por ejemplo, les deben tres meses de pago, a pesar de que el PAMI entregó el dinero que les corresponde a la gerenciadora que los subcontrató, y algo parecido pasa con los radiólogos, que aseguran que fueron obligados a rescindir sus convenios directos para pasar a depender de intermediarias. La impresión es que esta es una situación generalizada y que hay muchas servicios que se cortaron no porque falte dinero sino porque los fondos fueron retenidos”.

 

FELGUERAS HABLO CON DAER Y CALMO A LA CGT
La llamada que paró la crisis

Por Diego Schurman

Ya estaban preparados los micros y los manifestantes. Pero una comunicación de último momento entre Rodolfo Daer y Cecilia Felgueras descomprimió la tensión y la CGT dio marcha atrás con su anunciada resistencia a la intervención del PAMI, que incluía un recibimiento de la viciministra de Desarrollo Social a huevazo limpio. “La CGT tenía la fantasía de que iba a quedar afuera de la intervención, pero yo siempre dije que iba a tener participación”, señaló Felgueras a Página/12.
El diálogo con Daer se produjo bien entrada la noche del martes, poco antes de que Felgueras ultimara los detalles de la intervención en Casa de Gobierno, junto al presidente Fernando de la Rúa, el secretario General de la Presidencia, Jorge de la Rúa y el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique.
La viceministra le informó al titular de la CGT que debía acercar dos nombres para completar la grilla de 9 subinterventores. Y ayer bien temprano le hizo llegar una solicitud formal, a través de un escrito, que lleva su firma y la de los otros dos interventores, el justicialista Horacio Rodríguez Larreta y el frepasista Angel Tognetto.
El ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, no fue ajeno a las conversaciones. Y le hizo acercar a Daer una copia del reglamento que acompaña la intervención, donde se garantiza la participación del sindicalismo en el máximo nivel de decisiones.
Los gestos calmaron a los sindicalistas, que habían tendido redes con las organizaciones de jubilados para que el recibimiento de Felgueras fuera indecoroso. La que no quedó completamente tranquila fue la propia viceministra. Y en el filo de la medianoche del martes, a pesar del diálogo con Daer, avisó a los 40 integrantes de la intervención que estén alertas ante una posibilidad de un adelantamiento del horario para la toma del mando en el PAMI, algo que finalmente ocurrió.
“Teníamos información de que se iban a movilizar como mil jubilados para eso de las dos de la tarde, el horario original de la intervención. Y nadie nos dio garantías de que se iba a frenar la protesta”, reconoció Felgueras a este diario. Los propios miembros del directorio que acompañó a Víctor Alderete habían amenazado con no abandonar sus puestos. Por eso después de firmar el decreto de la intervención, a las 8.25 de ayer, De la Rúa ordenó no perder tiempo y, sin más, la viceministra efectivizó la intervención.
La queja de la CGT, que fue subiendo de tono con el correr de los días, no fue sólo por su temor a quedar fuera de la conducción del PAMI. También hubo pronunciamientos airados por el nombramiento del economista Rodríguez Larreta. Los dirigentes sindicales preferían un representante propio en ese lugar en vez de un técnico.
En las próximas horas, Daer le acercará a Felgueras los nombres de los dos delegados que ocuparán las subsecretarías en representación de la CGT. Se descarta que serán candidatos que respondan a Luis Barrionuevo, quien tiene fuertes intereses e influencias en la obra social de los jubilados. Incluso, se podría apelar a la continuidad de Domingo Petrecca y Reynaldo Hermoso, que hasta ayer conformaban el directorio y que cumplían, al pie de la letra, las órdenes del sindicalista que alguna vez se autocalificó como “recontraalcahuete” de Carlos Menem.

 

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