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“Se van a investigar todos los
ilícitos, actuales o pasados”

El juez José Mazzoni será el jefe de la Oficina Anticorrupción, que tendrá
facultades complementarias de las de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas.
Quién es. Cómo lo ven sus pares. Qué
va a hacer.

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Por Irina Hauser

t.gif (862 bytes) “Es un demócrata, un juez republicano.” La descripción fue hecha por Jorge Torlasco, quien hace dos semanas parecía estar a punto de convertirse en jefe de la Oficina Anticorrupción. Se refería a José Mazzoni, el hombre que finalmente estará a cargo de esa novedosa repartición que pondrá en marcha el nuevo gobierno. Mazzoni, de 58 años, está convencido de que los actos de corrupción se pueden prevenir y combatir. Pero no piensa abandonar las costumbres moderadas y garantistas que sus amigos dicen que adquirió en las tres décadas que lleva en el Poder Judicial: “Hay una gran expectativa de resultados rápidos alrededor de esta oficina. Pero eso va a ser materialmente imposible porque vamos a actuar siempre con la ley en la mano”, le dijo a Página/12.
Cuando el Ministerio de Justicia oficializó que el encargado de la cruzada contra la corrupción sería Mazzoni, se multiplicaron las caras de asombro en la propia Alianza. Algunos no sabían quién era, y menos imaginaban que todavía es juez del Tribunal Oral Nº 2 de Capital Federal. “Fue una sugerencia dictada por mi mente y mi corazón”, manifestó a este diario el ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra. “Buscaba una persona impecable y ligada al ámbito penal”, añadió. Cuatro viejos conocidos de Pepe Mazzoni lo retrataron así: “hombre de criterios muy amplios”, “excelente persona”, “un auténtico juez de carrera”.
Pelirrojón y de tez clara, Mazzoni está casado con una pianista de música de cámara y tiene dos hijas. Su recorrido en la Justicia empezó como auxiliar de un juzgado en 1971. En sus tiempos de fiscal le tocó, casualmente, trabajar con Torlasco, que era juez. También fue juez de sentencia, camarista del crimen y después pasó a los tribunales orales. En realidad, antes de arribar a este puerto estuvo al borde de cubrir uno de los cargos en la Cámara de Casación Penal, propuesto por el entonces ministro de Justicia, León Arslanian. El gobierno de Carlos Menem rechazó su nombre. El año pasado el vicepresidente de la Legislatura, Aníbal Ibarra (que fue secretario de Mazzoni en el juzgado de sentencia), impulsó su integración al Superior Tribunal de la Ciudad. Pero eso no se concretó.
La agrupación “Encuentro de Jueces”, conocida como el sector más progresista de la Asociación de Magistrados, fue creada en su propio despacho en 1994. Se trata, en palabras de Mazzoni, de un “grupo de magistrados preocupados por el profundo descrédito de la Justicia ante la sociedad, que quisimos aunar esfuerzos”. Una de las primeras producciones del grupo fue un anteproyecto de ley del Consejo de la Magistratura.
En diálogo con Página/12, Mazzoni esbozó qué hará cuando deje los tribunales y Fernando de la Rúa firme el decreto que regulará su área.
–¿Qué lo llevó a aceptar el cargo, ya rechazado por Torlasco?
–La lucha contra la corrupción es un reclamo de toda la sociedad, de la que soy partícipe. No podría permitirme decir que no. Claro que me resulta una conmoción personal muy profunda con los años que llevo en la Justicia.
–¿Cómo funcionará, cuál será el rol de la Oficina Anticorrupción?
–Será una Secretaría de Estado. Tendrá un área de prevención y otra de investigación. Una apuntará a generar conductas éticas y prevenir las corruptas y la otra investigará, a partir de denuncias, actos que violen las normas penales o administrativas que resulten significativos. O sea, habrá una selección según criterios del Ejecutivo. También será receptora de declaraciones patrimoniales de los funcionarios, que tendrán que renovarlas anualmente. También se pedirá la de los funcionarios salientes.
–¿Cómo se concretarán la prevención y la investigación?
–Está todo por estructurarse. Uno de los objetivos es implementar programas preventivos en el ámbito educativo. Pero se buscará llegar a todos los niveles. Otra idea básica en que nos apoyaremos es en la colaboración de los medios, que son intermediarios entre la comunidad y la Justicia. Y daremos facilidades para que la gente denuncie.
–¿Van a investigar en forma retroactiva?
–Se van a investigar todos los hechos que aparezcan como ilícitos, actuales o pasados. Lo que no habrá es una caza de brujas.
–¿Cuáles cree que serán los desafíos mayores?
–Hay una gran expectativa de resultados rápidos alrededor de esta oficina. Pero eso va a ser materialmente imposible porque vamos a actuar siempre con la ley en la mano. Aquí reside un gran desafío. Son distintos los tiempos de las investigaciones y de las emociones sociales.
–¿Quiénes conformarán su equipo?
–No sé. Lo que habrá es una planta importante de gente que investigue.
–¿Tendrán las mismas facultades que cualquier fiscal?
–En cierto modo sí, porque yo las tendré. Mis facultades serán complementarias de las de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas.

 

 

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