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Por Adrián H. Mouján ![]() Al finalizar el acto de jura, el ex ministro de Interior tomó nota de que habitará en un ámbito donde están representados muchos caciques del peronismo y redefinió su frase: Voy a trabajar para que el justicialismo vuelva a conducir los destinos políticos del país. Por la tarde, el salón Eva Perón se fue llenando de peronistas y de familiares, ya que allí estaban Juanita, la esposa del ahora senador, y sus hijos Hernán, Andrés y Maximiliano, además de los suegros de Corach. Junto a ellos, estuvieron Hugo Franco, Miguel Angel Toma, Jorge Castells, Inés Pérez Suárez, Javier Mouriño, Kelly Olmos y Liliana Gurdulich de Correa. Todos mezclados con los parientes del fueguino peronista Gerardo Palacios, que sucedió a Manfredotti; del santafesino Arturo Di Pietro, que ocupó la banca que dejó Carlos Reutemann, y del radical pampeano, Néstor Rosta, quien heredó el escaño que era de Antonio Berhongaray. Mientras el timbre sonaba, el titular de la Cámara de Diputados, Rafael Pascual, el presidente provisional del Senado, José Genoud, y el propio Alvarez se acercaron a charlar con Corach. En un aparte, el ex ministro agradeció a Chacho que fuera él quien le tomara juramento y que no lo sometiera al mismo desaire que sufrió el martes Rodolfo Barra. Luego de los saludos empezó la sesión y mientras Corach se irritaba porque debía esperar, adentro, Chacho demostró la poca tolerancia que tiene hacia los trámites burocráticos y las continuas interrupciones. Además, en su primera sesión, algunos peronistas le hicieron pagar derecho de piso. En más de una oportunidad, el radical Raúl Galván y Eduardo Menem le dieron una mano para que la sesión no se trabara, pero siempre después de hacerle pasar algún calor. Aunque Chacho parece hacer encontrado un punto de apoyo en el secretario parlamentario, Mario Pentaquarto, que lo ayuda a no perderse en la solemnidad de la Cámara, como definió un frepasista. Pero Chacho recuperó el humor y se permitió dos bromas: nombrar a Manfredotti lentamente por su nombre, Carlos, lo que provocó el grito de Corach, Corach, que entonaron las barras, y después llamó Vladimir en lugar de Vladimiro al ex ministro. Finalmente, y bajo un griterío que aturdía, Corach juró, saludó a sus compañeros de bancada y a los radicales.
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