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Un ex policía montó una fábrica de
armas en el fondo de su casa

Un espectacular arsenal apareció en el allanamiento de la casade un ex sargento de la Federal. Tenía desde pistolas hastalanzamisiles para vender entre bandas del Gran Buenos Aires.

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Se secuestraron una pistola tipo antitanque, 9 caños de FAL y 50 proyectiles antiaéreos, entre otros.
Como fachada, el ex sargento Pistoia y su hijo anunciaban la venta de armas de colección.

Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes)  Una fábrica clandestina de armas y una lista de pertrechos suficientes como para asaltar una caravana de blindados fueron descubiertos ayer en un allanamiento realizado por la Policía Bonaerense en los fondos de la casa de un ex sargento de la Policía Federal, en Tres de Febrero. Con un mercado extendido entre bandas pesadas del Gran Buenos Aires y un amplísimo stock que iba desde pistolas y ametralladoras hasta un lanzamisiles, hacía por lo menos dos años que el policía retirado y experto armero civil Oscar Pistoia, producía lo que él aseguraba eran “armas de colección”, delicadezas bélicas de esas que se venden para ser vistas y no para ser descerrajadas. Al menos, ese es el cuento que no sólo se tragaron durante tanto tiempo sus vecinos, sino también la policía de la zona, “confundida” por la cándida imagen que ofrecía la fachada de su hogar. El mercado de armas ilegales argentino es tan vasto como el delito mismo. Los últimos datos oficiales del Renar indican que junto a las 1.800.000 armas registradas en el país existen 1.000.000 en negro. El crecimiento de esa cifra en los últimos años está ligado, según los especialistas, al contrabando proveniente de Paraguay y Brasil, aunque los líderes absolutos del ingreso de armamento trucho son los militares guaraníes, especialistas en el tráfico de pistolas y ametralladoras que viajan desde Ciudad del Este, tal como informó Página/12 en una investigación publicada en abril. Esa abundancia ha derivado en un abaratamiento generalizado de los precios para los delincuentes que hoy consiguen fácilmente con qué disparar. A ello se suma la circulación cada vez más profusa de armas oficiales, la clásica 9 mm, que o son robadas por los ladrones a los policías cuando ganan en un enfrentamiento, o directamente los uniformados las denuncian como perdidas para venderlas en el mercado ilegal, tal como denunciaron este año camaristas bonaerenses. Es por eso que este caso, el descubrimiento en la calle David Magdalena al 3136 de la localidad de Caseros, en Tres de Febrero, resulta para todos sorprendente. Los hombres de la Bonaerense que llevaron adelante la investigación sostienen que hasta el momento no se había detectado una sola fábrica de armas en sus territorios. En este caso las investigaciones comenzaron hace seis meses a cargo del comisario Alberto Manrique, quien en junio trabajaba en Inteligencia de la Bonaerense, pero ayer hizo el procedimiento como uno de los jefes de la División Delitos Rurales, donde revista actualmente. “Descubrimos que esta gente detrás de un chapa de fabricación de armas de colección, fusiles antiguos, pistolones, tenían una fábrica de granadas y hasta lanzaexplosivos. Hicimos escuchas, seguimientos y vimos que no sólo distribuían a bandas de la zona sino que ya tenían una veta para mandar a Paraguay”, le dijo Manrique a Página/12.En el allanamiento ordenado por el juez federal de San Martín Hugo Gurruchaga y en el que intervino además de Delitos Rurales, el grupo especial Halcón, se secuestró una ametralladora micro-UZI, un fusil FAL, una pistola tipo antitanque calibre 40 milímetros, una ametralladora Intertec con cargador tipo banana con silenciador y un proyectil tipo misil chico, una pistola Astra 100, 9 caños de FAL, un tubo trombón para lanzar granadas, 50 proyectiles antiaéreos, un revólver Magnum 44, cuatro cartuchos antitanques, una granada de fabricación española. El ex sargento Pistoia, detenido junto a su hijo Rubén, de 35 años y también armero civil, había pensado en la seguridad de su guarida: la policía encontró un circuito cerrado de televisión y un sofisticado equipo de comunicación de handy y VHF. Por si el conocimiento propio no alcanzaba había suficientes planos a escala de armas de guerra con instrucciones para su armado y un libro instructivo del Ejército.Ayer, mientras los vecinos aseguraban que los Pistoia eran “gente buenísima”, la policía usaba una grúa pluma para terminar de desmontar el “tallercito” del fondo. Sacaron así “una estriadora para los caños de las armas, una fresadora, tres tornos industriales, una agujereadora deprecisión, matrices de ametralladora Intertec y un tubo de acero que hacía las veces de polígono de tiro, cosa de no entregar la mercadería fallada.

 

En una casa discreta

El millón de armas truchas que circula en la perenne zona gris de delincuentes y policías argentinos tiene varios centros de distribución. En el caso de la fábrica argentina descubierta ayer por los investigadores abastecía a bandas de La Matanza, José C. Paz, San Martín y Tres de Febrero. Este diario publicó una investigación en la que varios comisarios y ex comisarios describían el mercado negro. Una de esas fuentes describía en abril: “Se imagina que (los depósitos de armas) no tienen vidriera ni cartel luminoso. Están en una casa discreta que los policías y los delincuentes conocen. Por lo general, son propiedad de un ex policía, un ex militar o incluso gente en actividad. Están por todo el Gran Buenos Aires. Por supuesto tienen la protección de la brigada de la zona, sobre todo porque le deben favores”.

 

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