Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


LIPORACI NO INTERROGO AL BANQUERO DEL
PODER FUGADO DURANTE SEIS MESES
El juez tuvo sólo 15 minutos al ex prófugo Moneta

Lo peor que le espera a Moneta es la obligación de presentarse una vez por mes en el juzgado tras haber estado medio año con paradero secreto, aquí o en el exterior. El juez mendocino insistió en su rechazo a la eximición de prisión.


Raúl Juan Pedro Moneta. Nadie lo encontró.
Ni fuerza de seguridad, ni servicios de inteligencia.

na09fo01.jpg (9071 bytes)

Por Susana Viau
y Adriana Meyer


t.gif (862 bytes) A media mañana, con sigilo, sin que nadie advirtiera su arribo, el banquero Raúl Juan Pedro Moneta dio fin a seis meses de rebeldía y se presentó ante el juez federal subrogante Carlos Liporaci. El prófugo más importante del país estuvo apenas 15 minutos en sede judicial. Los suficientes para notificarse de la buena nueva y de la obligación de concurrir al juzgado una vez por mes. El magistrado tuvo una gentileza para con el imputado y su colega ausente, Gustavo Literas, quien regresa el lunes a su puesto: no lo interrogó. Moneta la devolvió agradeciendo la rapidez con que había resuelto su solicitud de eximición de prisión (ver aparte).
Desde Mendoza, la voz del juez Luis Leiva, apartado de la causa por decisión de la Corte Suprema, sonaba socarrona y distendida: “No comparto la decisión, como no la comparte la Cámara de la provincia, pero hay que acatar”.
Ayer, la fisonomía de Moneta parecía no haber cambiado tras los seis meses de clandestinidad. Cuando apareció acompañado por sus abogados Alejandro Mitchell y Alfredo Iribarren llevaba anteojos de sol, traje oscuro y la misma barba candado con que creyeron identificarlo, en julio, los pasajeros del vuelo Miami-México de American Airlines. Esa vez el banquero o su doble (que hablaba un porteño indiscutible) se documentó con un pasaporte brasilero. En verdad, tampoco le hubiera hecho falta un cambio de fisonomía: pese a las declaraciones de colaboración con la Justicia hechas desde el Ministerio del Interior, ninguna fuerza de seguridad, ningún servicio de inteligencia, habían tomado demasiado en serio la orden de búsqueda y captura impartida por el juez Leiva. De todos modos, Liporaci prefirió curarse en salud y evitarle a Moneta un innecesario mal momento: entre martes y miércoles envió oficios a todos los puestos fronterizos informando a los gendarmes que el banquero ya no era un prófugo de la justicia. La noticia recorrió desde Fray Bentos a Puente del Inca y de La Quiaca al control migratorio de Punta Arenas. Fueron 1098 notificaciones libradas por el juzgado con la velada indicación de no detenerlo. La cifra da la medida de la importancia del asunto: fueron algo menos de 800 las que se libraron tras el atentado a la AMIA y 600 se considera ya un número desusado.
Todo lo ocurrido en Buenos Aires alrededor de la causa tuvo un sesgo de excepcionalidad. Los abogados de Moneta se informaron casi instantáneamente de la decisión de la Corte Suprema resolviendo en favor del juzgado 10 de la Capital el conflicto de competencias que mantenía con el de Leiva. La Corte selló de inmediato la notificación y con ella en su poder Mitchell e Iribarren tomaron un avión rumbo a Mendoza. Por una casualidad , entre el pasaje se encontraba el Procurador General Nicolás Becerra. Al descender, los abogados de Moneta buscaron un escribano, se dirigieron a los tribunales federales y ante notario le hicieron saber a Leiva que la suerte de Moneta ya no se encontraba bajo su jurisdicción.
La resolución de la Corte se había apoyado en el dictamen elaborado para la Procuración por Luis González Warcalde. En las 19 líneas finales de las siete carillas y con las firmas de Julio Nazareno, Eduardo Moliné O’Connor, Guillermo López, Adolfo Vázquez, Augusto Belluscio y Carlos Fayt (Enrique Petracchi se excusó por la relación familiar que lo une con Alberto Petracchi, mano derecha de Moneta), el tribunal fue al punto: otorgó la competencia a Gustavo Literas por “la circunstancia de que las sedes de las entidades involucradas se ubiquen en esta ciudad, lugar en el que también se adoptaron las resoluciones del Banco Central cuestionadas en autos”. La Corte no sólo hizo caso omiso del hecho de que la sede del Banco Mendoza nunca salió de los límites de la provincia, donde estaban, asimismo, sus sucursales y residía la mayor parte de sus accionistas y directores. También contrarió el principio de territorialidad (los delitos se juzgan en el lugar donde se produjeron) que, sin ir más lejos,había consagrado la jurisdicción de la justicia mendocina en el complejo caso del Banco de Los Andes.
La intervención de la Corte abrió la puerta a la decisión de Liporaci, quien se justificó aduciendo que al serle adjudicada la competencia a Literas no le quedaba otra opción que volver a otorgarle a Moneta el beneficio que aquel le había concedido en su momento. Los fiscales Paulo Starc y Guillermo Montenegro prefirieron postergar al menos hasta febrero la indagatoria del imputado para darse así el tiempo de estudiar el expediente instruido por Leiva. La medida de Liporaci produjo sorpresas y levantó suspicacias. Funcionarios de Comodoro Py recordaron el artículo 319 del Código Procesal Penal, que establece que “podrá denegarse la exención de prisión cuando la objetiva y provisional valoración de las características del hecho (...) hicieren presumir que el imputado intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer las investigaciones”. Y, en este caso, quien reclamaba el beneficio hacía seis meses que “eludía la acción de la justicia”.
Aun cuando no hubiera estado convencido de la aplicación de ese artículo, Liporaci tenía argumentos suficientes para postergar la decisión, sobre todo la necesidad de examinar con detenimiento la investigación de Leiva –que al decir de las fuentes se encuentra más avanzada– y luego resolver. “Es lo que hubiera hecho cualquiera de los jueces de este edificio”, comentó el secretario de uno de ellos, al tiempo que señaló que “la preocupación del juez por el resguardo de la libertad de los imputados parece ser selectiva”. Aludía a que el día anterior la Cámara había liberado a un joven de 18 años que estuvo encarcelado dos meses porque la policía le encontró cien gramos de marihuana. Liporaci había calificado el hecho como “comercio y transporte de estupefacientes”, en lugar de “tenencia y consumo”.
En el foro mendocino se percibía el mismo malestar. Sin embargo, también coincidían en que Leiva, al fin de cuentas, se ha sacado un enorme peso de encima. Apuntan, además, que la historia de saneamiento, privatización y caída de los bancos de Moneta le costó a la provincia casi 1500 millones de dólares , pero aún no está cerrada: “Tarde o temprano todos los nudos llegan al peine”, graficaron.

 

Todo pasó en mi ausencia

ron2.gif (93 bytes) 25 de mayo: Raúl Moneta es designado al frente del AMI (Argentine Media Investment), el holding controlante del CEI en el cual participa el Grupo República, propiedad del banquero. El otro socio era el fondo de inversión estadounidense Hicks, Muse, Tate & Furst (HTM&F).
ron2.gif (93 bytes) 15 de julio: Ricardo Handley, ex titular del CEI, rechaza reemplazar a Moneta en el CEI. Hacía un mes y medio que el ex dueño del Banco Mendoza estaba prófugo de la Justicia.
ron2.gif (93 bytes) 24 de julio: el fondo HTM&F, encabezado por el banquero Tom Hicks, se queda con el control accionario del AMI (y, por lo tanto, del CEI).
ron2.gif (93 bytes) A partir de esta movida, Moneta queda desplazado del cargo máximo. El ex dueño del Banco Mendoza vendió una parte de su participación en 125 millones de dólares. Aún le queda el 27% del CEI.
ron2.gif (93 bytes) En ese momento, el CEI era dueño de la mitad del paquete de Telefónica y de Miniphone. Además retenía el 35,9% de CableVisión, 26,8% de Atco (Editorial Atlántida, Telefé, Radio Continental), 20% de Torneos y Competencias y la mitad de Azul Televisión) y canales del interior.
ron2.gif (93 bytes) 27 de setiembre: El CEI vende Aceros Zapla a la constructora IATE en 7 millones de dólares.
ron2.gif (93 bytes) 30 de noviembre: El CEI le vende a Telefónica las participaciones en Telefé, Radio Continental, Azul TV y en siete canales del interior. La operación se cierra en 240 millones de dólares. EL CEI sigue reteniendo sus participaciones en las revistas de la Editorial Atlántida (Gente, El Gráfico y Billiken, entre otras). También rechazó ofertas para vender CableVisión. En estos momentos, el CEI negocia su salida de Telefónica.

Habla el magistrado que lo eximió
“Lo vi tranquilo y preocupado”

Por A.M.

t.gif (862 bytes) ”Yo no tomé ninguna decisión de fondo”, se atajó una vez más el juez federal Carlos Liporaci, responsable del regreso a la legalidad del ex banquero prófugo. Ayer, después de haberlo recibido en su despacho, siguió tratando de explicar por qué lo hizo.
–¿Usted analizó la causa de Mendoza antes de resolver dejar sin efecto la orden de captura que había dictado el juez federal de esa provincia?

–No era necesario porque la Corte Suprema estableció que se trata de una causa única y que debe entender el juez Literas. Ese juez, al evaluar la responsabilidad de Moneta, había decidido concederle la eximición de prisión. Entonces, yo lo único que hice fue cumplir con lo que había determinado la Corte.
–Teniendo en cuenta que Literas regresará a Buenos Aires el lunes y que se trata de una causa muy compleja, ¿no hubiera sido preferible que la decisión la tomara el juez del caso?
–Es un tema relacionado con la libertad de la persona, y además de Moneta hay otros imputados que tienen arresto domiciliario. Si yo hubiera esperado una semana, usted me hubiera dicho que el doctor Liporaci cometió privación de la libertad. ¿Me comprende? No sobreseí la causa, ni dije si Moneta es buena o mala persona. Evalué la situación de si puede gozar o no de libertad mientras la Corte decide el recurso extraordinario de la Corte referido, precisamente, al tema de la eximición de prisión. Y mientras se tramita la causa.
–Pero podría haber aplicado el artículo 319 del Código Procesal que lo autorizaba a denegar el pedido de eximición de prisión, presumiendo que el imputado puede evadir la acción de la Justicia, tal como había hecho la Cámara Federal, dado que Moneta justamente estaba prófugo.
–En Capital nunca estuvo prófugo y eso hay que aclararlo. Es difícil de entender. Una misma causa tramitó en Capital y en Mendoza. Y la Corte dice claramente que es un mismo hecho. Con todo respeto, el juez de Mendoza dijo que acá no puede haber libertad y por eso ordenó la detención. Pero el juez de Capital dijo no, en relación con los hechos se le puede conceder la eximición de prisión y se le concedió bajo una caución. El hombre cumplió con la caución, el fiscal apeló, la Cámara les dio la razón y revocó la eximición de Literas. Moneta interpuso el recurso extraordinario ante la Corte Suprema porque consideró arbitraria la aplicación del artículo 319. La Cámara se los concedió y ahora está tramitando el recurso ante la Corte.
–¿Le concedió la libertad por eso?
–Sí, yo cumplo con eso. Ellos me piden: “Levante la orden de captura porque ahora la causa está acá y yo estoy eximido, mientras la Corte decide”. Es decir que aún no está firme la resolución de la Cámara que denegaba la eximición de prisión. Pero bueno, si empezamos a hacer futurología, si la Corte dice que lo resuelto por la Cámara es correcto, se dictará el pedido de captura y el señor Moneta deberá presentarse para ser detenido. Mientras tanto, como se trata de una cuestión de libertad, es válido lo dispuesto por el juez de Primera Instancia.
–¿Cómo estaba Moneta?
–Tranquilo, aunque preocupado, como lo estaría una persona en su situación. Entendió enseguida cuál era su posición.
–¿Recibió alguna explicación sobre su estadía como prófugo?
–No, y tampoco corresponde porque no estaba rebelde para esta causa.
–Su encuentro con el banquero parece haber sido muy formal. ¿Le hizo algún comentario?
–Bueno, se mostró como una persona educada y correcta. Y agradeció que hubiera actuado con la rapidez del caso que merecía su situación.

 

PRINCIPAL