Por Susana Viau
y Adriana Meyer
A media mañana, con
sigilo, sin que nadie advirtiera su arribo, el banquero Raúl Juan Pedro Moneta dio fin a
seis meses de rebeldía y se presentó ante el juez federal subrogante Carlos Liporaci. El
prófugo más importante del país estuvo apenas 15 minutos en sede judicial. Los
suficientes para notificarse de la buena nueva y de la obligación de concurrir al juzgado
una vez por mes. El magistrado tuvo una gentileza para con el imputado y su colega
ausente, Gustavo Literas, quien regresa el lunes a su puesto: no lo interrogó. Moneta la
devolvió agradeciendo la rapidez con que había resuelto su solicitud de eximición de
prisión (ver aparte).
Desde Mendoza, la voz del juez Luis Leiva, apartado de la causa por decisión de la Corte
Suprema, sonaba socarrona y distendida: No comparto la decisión, como no la
comparte la Cámara de la provincia, pero hay que acatar.
Ayer, la fisonomía de Moneta parecía no haber cambiado tras los seis meses de
clandestinidad. Cuando apareció acompañado por sus abogados Alejandro Mitchell y Alfredo
Iribarren llevaba anteojos de sol, traje oscuro y la misma barba candado con que creyeron
identificarlo, en julio, los pasajeros del vuelo Miami-México de American Airlines. Esa
vez el banquero o su doble (que hablaba un porteño indiscutible) se documentó con un
pasaporte brasilero. En verdad, tampoco le hubiera hecho falta un cambio de fisonomía:
pese a las declaraciones de colaboración con la Justicia hechas desde el Ministerio del
Interior, ninguna fuerza de seguridad, ningún servicio de inteligencia, habían tomado
demasiado en serio la orden de búsqueda y captura impartida por el juez Leiva. De todos
modos, Liporaci prefirió curarse en salud y evitarle a Moneta un innecesario mal momento:
entre martes y miércoles envió oficios a todos los puestos fronterizos informando a los
gendarmes que el banquero ya no era un prófugo de la justicia. La noticia recorrió desde
Fray Bentos a Puente del Inca y de La Quiaca al control migratorio de Punta Arenas. Fueron
1098 notificaciones libradas por el juzgado con la velada indicación de no detenerlo. La
cifra da la medida de la importancia del asunto: fueron algo menos de 800 las que se
libraron tras el atentado a la AMIA y 600 se considera ya un número desusado.
Todo lo ocurrido en Buenos Aires alrededor de la causa tuvo un sesgo de excepcionalidad.
Los abogados de Moneta se informaron casi instantáneamente de la decisión de la Corte
Suprema resolviendo en favor del juzgado 10 de la Capital el conflicto de competencias que
mantenía con el de Leiva. La Corte selló de inmediato la notificación y con ella en su
poder Mitchell e Iribarren tomaron un avión rumbo a Mendoza. Por una casualidad , entre
el pasaje se encontraba el Procurador General Nicolás Becerra. Al descender, los abogados
de Moneta buscaron un escribano, se dirigieron a los tribunales federales y ante notario
le hicieron saber a Leiva que la suerte de Moneta ya no se encontraba bajo su
jurisdicción.
La resolución de la Corte se había apoyado en el dictamen elaborado para la Procuración
por Luis González Warcalde. En las 19 líneas finales de las siete carillas y con las
firmas de Julio Nazareno, Eduardo Moliné OConnor, Guillermo López, Adolfo
Vázquez, Augusto Belluscio y Carlos Fayt (Enrique Petracchi se excusó por la relación
familiar que lo une con Alberto Petracchi, mano derecha de Moneta), el tribunal fue al
punto: otorgó la competencia a Gustavo Literas por la circunstancia de que las
sedes de las entidades involucradas se ubiquen en esta ciudad, lugar en el que también se
adoptaron las resoluciones del Banco Central cuestionadas en autos. La Corte no
sólo hizo caso omiso del hecho de que la sede del Banco Mendoza nunca salió de los
límites de la provincia, donde estaban, asimismo, sus sucursales y residía la mayor
parte de sus accionistas y directores. También contrarió el principio de territorialidad
(los delitos se juzgan en el lugar donde se produjeron) que, sin ir más lejos,había
consagrado la jurisdicción de la justicia mendocina en el complejo caso del Banco de Los
Andes.
La intervención de la Corte abrió la puerta a la decisión de Liporaci, quien se
justificó aduciendo que al serle adjudicada la competencia a Literas no le quedaba otra
opción que volver a otorgarle a Moneta el beneficio que aquel le había concedido en su
momento. Los fiscales Paulo Starc y Guillermo Montenegro prefirieron postergar al menos
hasta febrero la indagatoria del imputado para darse así el tiempo de estudiar el
expediente instruido por Leiva. La medida de Liporaci produjo sorpresas y levantó
suspicacias. Funcionarios de Comodoro Py recordaron el artículo 319 del Código Procesal
Penal, que establece que podrá denegarse la exención de prisión cuando la
objetiva y provisional valoración de las características del hecho (...) hicieren
presumir que el imputado intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer las
investigaciones. Y, en este caso, quien reclamaba el beneficio hacía seis meses que
eludía la acción de la justicia.
Aun cuando no hubiera estado convencido de la aplicación de ese artículo, Liporaci
tenía argumentos suficientes para postergar la decisión, sobre todo la necesidad de
examinar con detenimiento la investigación de Leiva que al decir de las fuentes se
encuentra más avanzada y luego resolver. Es lo que hubiera hecho cualquiera
de los jueces de este edificio, comentó el secretario de uno de ellos, al tiempo
que señaló que la preocupación del juez por el resguardo de la libertad de los
imputados parece ser selectiva. Aludía a que el día anterior la Cámara había
liberado a un joven de 18 años que estuvo encarcelado dos meses porque la policía le
encontró cien gramos de marihuana. Liporaci había calificado el hecho como
comercio y transporte de estupefacientes, en lugar de tenencia y
consumo.
En el foro mendocino se percibía el mismo malestar. Sin embargo, también coincidían en
que Leiva, al fin de cuentas, se ha sacado un enorme peso de encima. Apuntan, además, que
la historia de saneamiento, privatización y caída de los bancos de Moneta le costó a la
provincia casi 1500 millones de dólares , pero aún no está cerrada: Tarde o
temprano todos los nudos llegan al peine, graficaron.
Todo pasó en mi
ausencia
25 de
mayo: Raúl Moneta es designado al frente del AMI (Argentine Media Investment), el holding
controlante del CEI en el cual participa el Grupo República, propiedad del banquero. El
otro socio era el fondo de inversión estadounidense Hicks, Muse, Tate & Furst
(HTM&F).
15 de julio: Ricardo
Handley, ex titular del CEI, rechaza reemplazar a Moneta en el CEI. Hacía un mes y medio
que el ex dueño del Banco Mendoza estaba prófugo de la Justicia.
24 de julio: el fondo
HTM&F, encabezado por el banquero Tom Hicks, se queda con el control accionario del
AMI (y, por lo tanto, del CEI).
A partir de esta
movida, Moneta queda desplazado del cargo máximo. El ex dueño del Banco Mendoza vendió
una parte de su participación en 125 millones de dólares. Aún le queda el 27% del CEI.
En ese momento, el
CEI era dueño de la mitad del paquete de Telefónica y de Miniphone. Además retenía el
35,9% de CableVisión, 26,8% de Atco (Editorial Atlántida, Telefé, Radio Continental),
20% de Torneos y Competencias y la mitad de Azul Televisión) y canales del interior.
27 de setiembre: El
CEI vende Aceros Zapla a la constructora IATE en 7 millones de dólares.
30 de noviembre: El
CEI le vende a Telefónica las participaciones en Telefé, Radio Continental, Azul TV y en
siete canales del interior. La operación se cierra en 240 millones de dólares. EL CEI
sigue reteniendo sus participaciones en las revistas de la Editorial Atlántida (Gente, El
Gráfico y Billiken, entre otras). También rechazó ofertas para vender CableVisión. En
estos momentos, el CEI negocia su salida de Telefónica.
|
Habla el magistrado que lo eximió
Lo vi tranquilo y preocupado
Por A.M.
Yo no tomé
ninguna decisión de fondo, se atajó una vez más el juez federal Carlos Liporaci,
responsable del regreso a la legalidad del ex banquero prófugo. Ayer, después de haberlo
recibido en su despacho, siguió tratando de explicar por qué lo hizo.
¿Usted analizó la causa de Mendoza antes de resolver dejar sin efecto la orden de
captura que había dictado el juez federal de esa provincia?
No era necesario porque la Corte Suprema estableció que se trata de una causa
única y que debe entender el juez Literas. Ese juez, al evaluar la responsabilidad de
Moneta, había decidido concederle la eximición de prisión. Entonces, yo lo único que
hice fue cumplir con lo que había determinado la Corte.
Teniendo en cuenta que Literas regresará a Buenos Aires el lunes y que se
trata de una causa muy compleja, ¿no hubiera sido preferible que la decisión la tomara
el juez del caso?
Es un tema relacionado con la libertad de la persona, y además de Moneta hay otros
imputados que tienen arresto domiciliario. Si yo hubiera esperado una semana, usted me
hubiera dicho que el doctor Liporaci cometió privación de la libertad. ¿Me comprende?
No sobreseí la causa, ni dije si Moneta es buena o mala persona. Evalué la situación de
si puede gozar o no de libertad mientras la Corte decide el recurso extraordinario de la
Corte referido, precisamente, al tema de la eximición de prisión. Y mientras se tramita
la causa.
Pero podría haber aplicado el artículo 319 del Código Procesal que lo
autorizaba a denegar el pedido de eximición de prisión, presumiendo que el imputado
puede evadir la acción de la Justicia, tal como había hecho la Cámara Federal, dado que
Moneta justamente estaba prófugo.
En Capital nunca estuvo prófugo y eso hay que aclararlo. Es difícil de entender.
Una misma causa tramitó en Capital y en Mendoza. Y la Corte dice claramente que es un
mismo hecho. Con todo respeto, el juez de Mendoza dijo que acá no puede haber libertad y
por eso ordenó la detención. Pero el juez de Capital dijo no, en relación con los
hechos se le puede conceder la eximición de prisión y se le concedió bajo una caución.
El hombre cumplió con la caución, el fiscal apeló, la Cámara les dio la razón y
revocó la eximición de Literas. Moneta interpuso el recurso extraordinario ante la Corte
Suprema porque consideró arbitraria la aplicación del artículo 319. La Cámara se los
concedió y ahora está tramitando el recurso ante la Corte.
¿Le concedió la libertad por eso?
Sí, yo cumplo con eso. Ellos me piden: Levante la orden de captura porque
ahora la causa está acá y yo estoy eximido, mientras la Corte decide. Es decir que
aún no está firme la resolución de la Cámara que denegaba la eximición de prisión.
Pero bueno, si empezamos a hacer futurología, si la Corte dice que lo resuelto por la
Cámara es correcto, se dictará el pedido de captura y el señor Moneta deberá
presentarse para ser detenido. Mientras tanto, como se trata de una cuestión de libertad,
es válido lo dispuesto por el juez de Primera Instancia.
¿Cómo estaba Moneta?
Tranquilo, aunque preocupado, como lo estaría una persona en su situación.
Entendió enseguida cuál era su posición.
¿Recibió alguna explicación sobre su estadía como prófugo?
No, y tampoco corresponde porque no estaba rebelde para esta causa.
Su encuentro con el banquero parece haber sido muy formal. ¿Le hizo algún
comentario?
Bueno, se mostró como una persona educada y correcta. Y agradeció que hubiera
actuado con la rapidez del caso que merecía su situación.
|