Los restos
de la alguna vez dorada Venezuela saudita, que llenó las arcas del Estado con
petrodólares que la clase política se encargó de limpiar enseguida, amanecieron ayer en
medio de un fuego cruzado. Fue el día después de El Muchachito,
el apodo cariñoso con que el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, se refiere a la
flamante Constitución. En el referéndum del miércoles la constitución de 1961,
La Moribunda sobre la que Chávez juró en febrero de este año, fue
abrumadoramente derogada con el 71 por ciento de los votos. Después de 12 días de
tormenta, viento y lluvias torrenciales, conocidas como palo de agua en la
jerga caribeña, el gobierno de Chávez anunció la puesta en marcha de un plan de
emergencia por 34 millones de dólares para asistir a más de 150.000 víctimas de las
inundaciones. La responsable del desastre: la corriente de La Niña.Una
agudísima crisis económica. Casi un 80 por ciento de la población bajo la línea de la
pobreza. El índice de desempleo rozando los 20 puntos. El sistema político bipartidista
destruido. Una Carta Magna recién plebiscitada que promete terminar de freír las
cabezas de las cúpulas podridas en los próximos tres meses. Y una
crisis meteorológica que ya dejó 100 muertos y más de 100 desaparecidos. Ese es el
panorama de la nueva República Bolivariana de Venezuela, nacida y bautizada el mismo día
de anteayer. Esto es desastroso, la mayoría de las casas destruidas, personas
tapiadas, carros, postes, maderas, troncos, todo debajo del agua. Están los bomberos
sacando a la gente. No se sabe cuántas personas murieron, cientos de personas, un barrio
completo que se llevó las aguas, fue el relato vertiginoso del jefe de la Policía
de Caracas, Luis Alfonso Martínez. Esta es una situación de extrema gravedad.
Tenemos grandes problemas, completó el director de Defensa Civil, Angel Rangel.
Ocho estados del país ya fueron declarados en emergencia por la Asamblea Nacional
Constituyente. Pero ayer el epicentro del caos fue la capital venezolana, que amaneció
colapsada: las avenidas principales convertidas en ríos caudalosos, los dos
aeropuertos locales bloqueados, el servicio de subte clausurado, las clases suspendidas,
el Banco Central y la Bolsa de Caracas fuera de operaciones. Recomendamos que las
personas que viven cerca de quebradas o que ya hayan sufrido derrumbes desalojen
inmediatamente sus casas, pidió el ministro de Defensa, Raúl Salazar, al poner en
emergencia a todos los hospitales del país. Simultáneamente, el presidente Chávez
intentaba sin éxito por segunda vez sobrevolar en helicóptero la zona del desastre en el
estado de Vargas, 20 km al norte de Caracas. El parto lamentablemente ha sido con
dolor. Designios de Dios, quizás. Llovió como nunca, cayó mucha agua y esto ha golpeado
especialmente a los sectores más desfavorecidos de 40 años de un régimen que hoy
termina, lamentó. Y enseguida arremetió a favor de la criatura recién nacida.
Los cinco poderes no existen en ninguna parte del mundo, avanzamos en un modelo
económico mixto con integración de Estado, mercado y sociedad, elogió. Por lo
pronto, los 11 millones de venezolanos habilitados para votar deberán seguir haciendo
ejercicio de su derecho y deber: en marzo elegirán a nuevos gobernadores y alcaldes, a
los diputados de la Asamblea Nacional que reemplazará al Congreso y al Senado y, como si
fuera poco, al presidente. Quizá algún candidato se emociona. A estas alturas
quizás Acción Democrática y Copei estén ilusionados. Yo me postularé a las
elecciones, por supuesto, anunció Chávez ya horas antes de que fuera aprobada la
Constitución que le da la posibilidad de ser electo por seis años y reelecto por otros
seis. Esto sin sumar el año que cumplirá en el poder en febrero, y al que considera un
año de transición por haber transcurrido bajo el marco de La
Moribunda. Ayer, Chávez hizo el balance del día de estreno de El
Muchachito: Quiso Dios que una tragedia enlutara a la nación venezolana
precisamente en el día de su renacimiento. Qué cosas, qué signos de estos
tiempos.
|