El 2 de abril de 1997, la Ctera instaló la Carpa Blanca frente al Congreso. Sólo falta que el Senado apruebe 660 millones de pesos para que la protesta gremial que jaqueó al menemismo pase a la historia. |
Por Nora Veiras 1400 ayunantes pasaron por la Carpa Blanca en los 991 días que lleva el el reclamo de financiamiento para la educación pública. "Marta: ¿y si armamos una carpa frente al Congreso?", le dijo Hugo Yasky a Marta Maffei durante el incipiente verano del '97. El entonces secretario de Seguridad de Carlos Menem, el brigadier general retirado Andrés Antonietti, se desentendió del tema y sugirió a los gremialistas que le pidieran autorización al Gobierno porteño de Fernando de la Rúa. El trámite fue sencillo y los maestros confirmaron el alquiler de una carpa. A los cuatro meses decidieron comprarla por 12 mil pesos. Alfredo Alcón fue el encargado de inaugurar la dirección de la Carpa: Entre Ríos 50. Poco a poco aparecieron las líneas de teléfono. Raúl Portal donó dos equipos de aire acondicionado y un piano. Casi mil días después, los dirigentes piensan a dónde trasladar la carpa si, finalmente, la levantan antes de fin de año. 12 paros nacionales acompañaron la protesta que empezó el 2 de abril de 1997 frente al Congreso de la Nación. El gobierno se desconcertó. La entonces ministra de Educación, Susana Decibe, temía la muerte de un maestro por inanición. Carlos Menem se exaltó y los acusó de "subversivos". Los ayunantes recibieron entonces una de las primeras visitas. El escritor Ernesto Sabato llegó y dijo: "Vengo a solidarizarme con los subversivos que defienden la escuela pública". Recién despuntaba el fenómeno en que se transformaría la inesperada toldería de guardapolvos blancos. 6 marchas multitudinarias a Plaza de Mayo convocó la Ctera para insistir en el reclamo de un fondo de financiamiento educativo. El 19 de mayo de 1997, los hombres ayunantes cumplieron el sueño del pibe. Claudio "El Turco" García, Roberto "El Tito" Pompei, Juan Pablo Sorín y Juan "El Lagarto" Fleita se enfrentaron a los maestros en un picadito en plena calle. El inmutable Javier Castrilli arbitró el encuentro y Alejandro Fantino lo relató. Fue el primer éxito futbolero de la Carpa. Se les ocurrió que los miles de televidentes eran una platea a seducir. Dos fanáticos de River, a la sazón diputados nacionales, Alfredo Bravo y Juan Pablo Cafiero, cargaron en el auto a cuatro maestros de Boca con la inmensa bandera de "Solidaridad con el ayuno docente". Llegaron al Monumental y la desplegaron ante la ovación de todos. Fue tal la movida que la AFA ordenó evitar los carteles en apoyo a reclamos sociales. Ya era tarde: a pesar del gobierno, el consenso social empezaba a crecer en torno a la protesta. 2.800.000 personas visitaron la Carpa para solidarizarse con los maestros. La Carpa se había transformado en una especie de brain storm. La atracción de los medios era un ingrediente esencial para el éxito de la protesta. Se enteraron de la visita del emperador de Japón y partieron a buscar un japonés que les escribiera un cartel. "Maestros argentinos en huelga de hambre", leyó el nipón en sus propios ideogramas cuando se cruzó con la inesperada protesta, mientras él le rendía homenaje al Monumento a San Martín. En esos primeros meses todo parecía irreal. Me acuerdo cuando "vino una pareja de jubilados y preguntó dónde podían dejar donaciones. Sin decir nada depositaron un sobre en la urna con 5 mil pesos". 200 mil docentes ayunaron en todas las escuelas del país entre el 10 y el 11 de septiembre de 1997. En el Día del Maestro, cuando faltaban poco menos de dos meses para las elecciones legislativas, el presidente Carlos Menem firmó una solicitada prometiendo el aumento salarial. Treinta y seis horas antes de los comicios, Decibe anunció la presentación del primer proyecto con ese fin. El respaldo social había obligado al cambio de estrategia. Fernando de la Rúa y Carlos "Chacho" Alvarez habían estado izando la bandera el 9 de Julio. Hasta el metalúrgico Lorenzo Miguel se había acercado a la Carpa ante la incomodidad de los maestros. La gente seguía visitando esa especie de santuario popular. Eduardo Maccaluse recuerda a "una señora que vino con un paquete y nos dijo: 'Ustedes luchan por la educación pública, mi hijo --que está desaparecido-- era médico y luchaba por la salud pública, por eso vengo para donarles su ambo a ustedes'". 475 eventos culturales se organizan en la Carpa. Además, se transmitieron 46 programas de radio en vivo y 29 de cable y televisión abierta. Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos fueron algunos de los españoles famosos que deleitaron a los ayunantes. "Para los que nos criaron con la poesía de Machado, con las ansias de libertad, ustedes son un símbolo, no sólo por cantar sino por decirle algo al pueblo. Nosotros, a nuestra manera, decimos peleando por las libertades que nos faltan, peleamos porque la educación pública distribuya conocimiento, para que no seamos un pueblo sometido", les agradeció la secretaria general de Ctera, Marta Maffei. Las maestras se habían dejado llevar por el cholulismo y le llenaron los bolsillos del saco a Serrat con cartitas. Otro español, Imanol Arias, provocó una pasión semejante entre las jóvenes maestras. 40 mil jóvenes participan del Maestrock '97, donde --por segunda vez-- Luis Alberto "El Flaco" Spinetta se sube al escenario en solidaridad con los maestros. La necesidad aguzó el ingenio de los maestros. Montaron una carpita al lado de la grande y empezaron a entrar bolsas de cemento. --¿Qué están haciendo? --inquirió un uniformado. --Nada... Es de "Sorpresa y 1/2" --improvisó Gustavo, uno de los encargados de la organización y el agente se alejó tranquilo. A los pocos días se desmontó la carpita y apareció el monolito en homenaje al fotógrafo asesinado José Luis Cabezas. 256 mil dólares aproximadamente insumió el mantenimiento de la Carpa Blanca, a un promedio de 8 mil pesos mensuales. El cálculo no incluye el financiamiento extra de actos y recitales. Para mantenerse en pie, los ayunantes llevan consumidos 73.500 litros de líquido
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