Después de la aparición de un sosía, Lino Oviedo parece estar en todas partes en base a testimonios que magnifican el temor que inspira la figura del caudillo militar populista. Y Paraguay sigue inestable. |
Está en la localidad paraguaya de San Pedro con "sus campesinos". Logró atravesar las fronteras vigiladas de Bolivia. Se prepara para aterrizar en Brasil y acompañar en el asilo a su supuesto "cómplice" Raúl Cubas. Pasó el fin de semana pescando en una zona de difícil acceso cerca de un balneario uruguayo. El hombre que está en todas partes al mismo tiempo es el ex general colorado Lino Oviedo. O tal vez no. Quizá tiene decenas de "dobles" circulando por los países del Mercosur y prendiendo el alerta del inestable gobierno paraguayo colorado de Luis González Macchi y de sus socios comerciales. Por las dudas, el Parlamento de Uruguay ya citó a los ministros de Relaciones Exteriores, Didier Opertti, y del Interior, Guillermo Stirling, para "escuchar explicaciones". El viernes pasado un comerciante de Montevideo aseguró que había visto a Oviedo. El diputado frenteamplista José Mujica tomó la posta y le advirtió a Stirling que el ex general podía estar en alguna parte del territorio oriental. El ministro puso en marcha entonces un operativo policial para detectar la ubicación de una persona con los rasgos físicos de Oviedo. Y lo encontraron. El hombre era casi igual: bajito y moreno. Estuvo en una tienda montevideana, donde todos los vecinos habían alertado sobre la "presencia negra" del ex golpista paraguayo. Y viajaba en un auto también negro con patente argentina: otra prueba que reforzaba la "pista uruguaya". Sólo que no se trataba del ex militar paraguayo. Se llamaba Washington Gómez y estaba cansado de que cada lugar al que iba lo miraran con insistencia. Entonces se presentó ante las autoridades uruguayas y el paradero del Oviedo original volvió a ser un misterio. Pero un semanario local de la costa este uruguaya publicó esta semana que el hombre más buscado de Paraguay estuvo la semana pasada en un complejo hotelero de la costa, donde varias personas lo habrían visto haciendo gala de su temperamento aguerrido: estaba pescando en una zona de muy difícil acceso. "Oviedo está por acá o estuvo en La Coronilla", un balneario ubicado a 320 kilómetros de Montevideo, muy cerca de la frontera y, según los lugareños, un destino muy frecuente para los paraguayos fuera de la temporada de verano. La publicación agrega que "Oviedo estuvo acompañado por unas 10 personas" que serían sus guardaespaldas, y que el personal del hotel tuvo prohibido entrar a la suite donde se habría alojado el ex militar prófugo. "Si Oviedo fuese localizado en Uruguay, inmediatamente sería detenido por violar las leyes de migración, porque su entrada sólo se podía haber producido clandestinamente", advirtió ayer el ministro Stirling en una reacción inmediata a su citación parlamentaria, y "hasta la coronilla" de escuchar hablar del "Perón guaraní". Mientras tanto, Paraguay sigue sumergido en las intrigas faccionales del gobierno. El Gobierno de Unidad Nacional --formado en marzo después del asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, la renuncia y asilo brasileño del entonces presidente Raúl Cubas y la huida de Oviedo, todos colorados-- sigue muy lejos de hacerle honor a su nombre. Después del amenazante ultimátum lanzado al Partido Colorado, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) dio marcha atrás y decidió abrir una mesa de diálogo para negociar su continuidad en el gobierno. El PLRA reclamó el 29 de noviembre la vicepresidencia todavía vacante y el 40 por ciento de los cargos gubernamentales. Pero los colorados ni se inmutaron. En cambio se mostraron muy dispuestos a elegir al vice entre sus filas. Ahora podrían llegar a algún arreglo antes de febrero del año que viene. El presidente del PLRA, el senador Julio César "Yoyito" Franco, confirmó que se reunió ayer con el presidente Luis González Macchi, que recién dentro de las próximas semanas haría algún tipo de contraoferta al reclamo de los liberales. Es que el gobierno de González Macchi está más preocupado por otra de las interminables y siempre mafiosas disputas internas coloradas. ¿Dónde está el ex general? es la pregunta del millón. En la flamante página de Internet que lleva su nombre "oviedolinocesar.com" no aparece más que una acusación de que el motivo que empujó a Oviedo a asilarse en la Argentina fue una farsa: el vicepresidente Argaña ya estaba muerto antes de que lo asesinaran en marzo, y los responsables serían quienes ahora acompañan al presidente. El juicio por el magnicidio es "netamente político", atacó ayer el mayor del Ejército paraguayo Reinaldo Servín, acusado de haber actuado como representante de Oviedo y Cubas ante los asesinos materiales. Servín se negó a declarar ante el juez del caso, Jorge Bogarín, porque "no confío en la justicia paraguaya". Y repitió que la Justicia "inventó un testigo falso hasta que se demostró que era un mentiroso. El juez de la causa no practicó ninguna diligencia para hacerlo detener por falso testimonio. Es todo muy confuso". Tan confuso como que Oviedo está en todas partes pero nadie lo encuentra.
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