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Por Inés Tenewicki "No somos lindos, ni rubios, ni flacos, ni modernos. No somos ídolos de nadie. No trabajamos con recursos visuales potentes. Sin embargo, al fin de cada espectáculo, los chicos nos besan, nos tocan, nos piden autógrafos, se nos tiran encima." Edith Raspo de Vanasco se asombra de este efecto, y arriesga una hipótesis: esa demostración de cariño se debe seguramente a la profunda comunicación que, gracias a la música, se establece con el público. Beba Raspo (tal su nombre más conocido) es la directora de Sonsonando, un grupo de música para chicos que se presentará con su recital Gira que gira este verano --los días 9, 10 y 11 de enero-- en el 39º Festival de Espectáculos para Niños de Necochea. Sonsonando ya va por el quinto trabajo discográfico y viene funcionando desde 1983, cuando sus integrantes, todos docentes del Collegium Musicum, se unieron para "ofrecer a los chicos un repertorio de canciones con buena instrumentación, que tuviera una elaboración más importante que las actividades normales que teníamos en las clases", recuerda Raspo. Después de la experiencia en el Collegium decidieron continuar como grupo para llegar a los chicos y sus familias a través de canciones tradicionales, y también con temas compuestos por ellos y por otros autores argentinos como Esther Schneider, Silvia Malbrán, María Inés Ferrero o María Teresa Corral. Las cuatro estaciones, El paseo en...cantado y Juegos y sonsonancias fueron los tres primeros casetes, mientras que en CD se editaron Canciones y sonsonancias y Gira que gira. Cada trabajo es, además, el título de un espectáculo que el grupo llevó a escuelas, teatros, museos y parques de distintas zonas del país. "La idea de los conciertos es que los chicos y los adultos actúen como oyentes y también participando, cantando, jugando y moviéndose", explica la directora. El juego tiene un lugar muy especial en los recitales, ya que --agrega Raspo-- "forma parte de la propuesta del espectáculo porque, al igual que la música, funciona como una forma increíble de comunicación con los chicos". Y aclara que no se trata de un juego didáctico sino artístico. "Nuestra intención está muy lejos de enseñar. Queremos comunicarnos." Sonsonando es uno de los integrantes del Momusi (Movimiento de Música Infantil), una agrupación de varios conjuntos musicales que aspira a tener mejor difusión y circulación trabajando en equipo. Un circuito alternativo de músicos, autores, intérpretes y docentes dedicados a la creación y difusión de la música para niños, que inició sus actividades en 1997. Este movimiento, coordinado por María Teresa Corral y Daniel Viola, está integrado además por los grupos Caracachumba, Los Musiqueros y 5 Encantando, distintos conjuntos de buen nivel musical que, sin embargo, se encuentran excluidos del mercado masivo de la música para chicos. "La idea de nuclearnos tiene que ver con ofrecer propuestas alternativas a las comerciales, para que el niño y la familia tengan variedad de opciones musicales a la hora de elegir", dice Raspo, y agrega que "si a los chicos no se les da opción, eligen lo que les resulta de más fácil acceso, que es la música difundida en televisión. No se los deja elegir". Integrado por Delia Capurro, María Cristina Castro, Kanky Kozameh, Jorge Lützow-Holm, Edith Raspo, Claudio Tabbush y Ariel Zimbaldo, este grupo tiene especialistas en canto, guitarra, percusión, teclados y aerófonos. Y también usa instrumentos informales, como bidones, caños o infladores de bicicletas. Transita todos los géneros y los ritmos, en una propuesta que intenta que lo armónico, lo melódico y lo rítmico se conjuguen de una forma equilibrada. Para Sonsonando, el concierto y el disco son dos invitaciones que se complementan. Durante el espectáculo la idea es que se comparta "una experiencia rica para los chicos y sus papás", y el disco, cuando llegan a sus casas, "traslada la emoción que transmite el canto, pero no para copiar sino para recrear". A diferencia de las fórmulas musicales que se escuchan en televisión, a Edith Raspo no le interesa proponer un cancionero que al cantarlo se repita tal cual sino que se deguste y se transforme según cada persona. "Abrir un abanico de posibilidades sin caer en estereotipos, sugerir juegos que ayuden a imaginar, crear y expresar son las consignas que orientan nuestra producción artística", asegura la directora de Sonsonando. Algunos de estos juegos son con la voz, con percusión o con diferentes sonidos. Raspo ejemplifica: "Le pedimos al público que haga sonidos gordos o sonidos raros, que cante una parte de una canción, o que se mueva imitando un árbol derecho o un árbol torcido". Antes de elegir cada tema, el grupo lo prueba con chicos, y también entre ellos. Revisan el impacto que una canción produce en un grupo de niños y si la repercusión es interesante incorporan ese tema en su repertorio. "Prácticamente el repertorio está elegido por los chicos, pero primero nos tiene que gustar a nosotros", dice Beba. A todo el grupo le sorprende que sus canciones, probadas con diferentes grupos de niños de todo el país, pertenecientes a distintas realidades socioeconómicas, obtengan reacciones similares en todos: conexión, respuesta inmediata, afecto. Sobre todo que "no tenemos ninguna escenografía, ningún objeto visual, nada más que muchos instrumentos y muchos sonidos. A los chicos, creemos, les llama la atención la producción sonora. Todos los pibes reaccionan positivamente a esto". Los discos de Sonsonando, aunque muchas veces se dan por agotados, se pueden conseguir en Zivals, La Batuta, Tower Records y en algunos locales de Musimundo.
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