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Tibio optimismo para una economía vestida de rojo

Aunque eligió para la jura de su cargo un traje blanco, es otro el color del cristal con que la consultora de Débora Giorgi, nueva secretaria de Industria y Comercio, evalúa la situación.


La industria de alto valor agregado seguirá ausente.
En el módico repunte inversor sobresaldrán los insumos.

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Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) Esta vez la consultora Alpha programó su tradicional seminario del segundo semestre en una fecha inusualmente tardía: el 16 de diciembre. La intención era esperar que asumiera el nuevo gobierno y su equipo económico, para recién entonces trazar el diagnóstico macro y micro, y proyectar el futuro. Pero lo que este estudio, alguna vez asociado a los nombres de Javier González Fraga y Pedro Lacoste, no pudo prever fue que uno de sus dos socios vestiría, para la fecha elegida, la casaca oficial. Débora Giorgi, convertida en secretaria de Industria, Comercio y Minería, debió faltar a la cita. También José Luis Machinea, Miguel Bein o Mario Vicens, entre otros, son consultores metamorfoseados en funcionarios. Es como si a un crítico musical lo invitaran a subir al palco o bajar al foso para empuñar un instrumento. Se diría que para ellos llegó la hora de la verdad.
Cuando aún no se habían transformado en actores del drama, todos emitían sus juicios sobre el presente y el futuro. En el caso de Giorgi, asociada con Hernán del Villar, ex director del BCRA, las transparencias que de no mediar su nombramiento hubiese señalado con su puntero láser revelan cómo ve la situación económica argentina la sucesora de Alieto Guadagni. Esta visión puede sintetizarse en los siguientes puntos:
ron2.gif (93 bytes) Los problemas de competitividad seguirán por ahora impidiéndole a la Argentina crecer a tasas atractivas. Después de caer un 3,4 por ciento en 1999, el Producto Bruto crecería 3,3% en el 2000. La población verá algo aliviada su penuria, consumiendo 3,1% más, en buena parte porque tomará más préstamos. En los primeros once meses del año actual, el crédito al sector privado declinó 1,5%.
ron2.gif (93 bytes) Las exportaciones volverán a incrementarse (el pronóstico es 7% para el 2000, hasta superar los 25.750 millones de dólares, aun así menos que lo exportado en 1997), pero el aumento de la actividad económica interna profundizará el déficit de la cuenta corriente del balance de pagos. El rojo pisará casi los 15 mil millones. Las dos terceras partes serán responsabilidad de los intereses de la deuda y de la remesa de utilidades.
Habrá además un déficit comercial de 3260 millones, un tercio superior al de 1999.
ron2.gif (93 bytes) Los sectores que más invertirán serán los de commodities (materias primas e insumos) industriales, petróleo, minería y las empresas privatizadas. Esto no presenta novedad respecto de lo ocurrido en los últimos años. En conjunto, la inversión aumentaría 6,5 por ciento el año próximo, tras descender 9,5% en el ‘99.
ron2.gif (93 bytes) Según Alpha, la Argentina no está disfrutando del mayor apetito de los inversores globalizados hacia los países emergentes, por lo que pierde posiciones relativas. Los capitales evitan el país porque ven el deterioro de sus indicadores y los fuertes vencimientos de deuda que deberá afrontar durante varios años, debiendo apelar constantemente al crédito externo.

 

Para que explote falta

“Indicadores macroeconómicos deteriorados pero no explosivos.” Esta frase condensa la evaluación de Alpha, cuyos economistas piensan que, si bien predomina un escenario internacional y del mundo emergente en leve recuperación, éste no operará como una locomotora para la Argentina. En la misma transparencia, después de congratularse de la ordenada transición política, estos consultores indican que el ajuste fiscal es la receta correcta para enfrentar la situación.
En sintonía con el pensamiento dominante en el entorno de Machinea, Alpha aclara que el ajuste fiscal no es bueno en sí mismo, sino por su efecto dinamizador sobre el crédito, la producción y la confianza. Para apoyar esta teoría elaboraron un gráfico en el que se ve que cuando el riesgo país cae, la producción industrial sube, y viceversa. Y ofrecieron dos datos. Uno, que el déficit fiscal equivale este año a 3,3 por ciento del PBI y es la décima parte del gasto público consolidado, que trepa a casi 97 mil millones.

 

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