Por Alejandra Dandan
–Yo
¡me quedé afuera! ......... Dice Dora Cibils. Acaba de saberlo: ya no parirá el 31. Con
decidida dosis de pragmatismo, su obstetra barrió en segundos la psicosis por la carrera
del bebé 2000. “Me quedé afuera –vuelve a decir–, cuando me lo dijo me
desilusioné”. La mujer da vueltas por la maternidad Sardá
donde la sobredosis de parto fin de siglo se intentará controlar con un tímido refuerzo
médico. La psicosis por el primer bebé del milenio se mide con cautela en el resto de la
urbe. Aunque advierten que la carrera por parir sobre el filón del siglo es puro
predicamento mediático, obstetras y ginecólogos dijeron a Página/12 que
este diciembre hubo un aumento de entre un 20 y 30 por ciento de parturientas. Sobre esa
convulsionada agenda ahora operan clínicas y hospitales que alistan tropas para enfrentar
una emergencia perinatal. En medio, las nuevemesinas columpiándose entre difíciles
búsquedas en la web para dar con sponsors millonarios, alientos de hinchadas futboleras
y/o pánicos espantosos porque ¿a ver si al bebé se le ocurre nacer justo cuando el
médico está de brindis? Dora espera arrancar un turno de laboratorio. Del otro lado de
una ventanilla, atiende la dueña de turnos y estadísticas de pasillo. “Acá -dice
desde el laboratorio– hay, por lo menos, el doble de embarazadas que otros
años”. Más compuesta, insiste con cifras aún taquilleras: “Si no es el doble,
al menos 40 por ciento más. Seguro”. El optimismo se vuelve escéptico en la planta
alta. Allí, el director de la maternidad, Juan Domingo Argento, baja la apuesta:
“Para esa noche tenemos previsto un refuerzo médico: en lugar de tres médicos
habrá cuatro”. Y punto. Aunque para Argento la psicosis es puro espamento, en la
planta baja una nuevemesina lo retruca. “Viste que en la tele habían dicho que
tenían que tener relaciones el 10 de abril –dice Miriam–. Ese día con mi
marido jodíamos y dijimos: hoy es el día. Y quedé”.Las estadísticas aún no
están cerradas. De todos modos, Mario Sebastiani, integrante de la Asociación Argentina
de Perinatología, asegura que las consultas nuevas aumentaron entre un 20 y 30 por
ciento, tomando como parámetro años anteriores. “Aunque no podría adjudicárselo a
una carrera por la noche del 2000 –explica–, hay una cierta impresión de que
algo pasa el milenio próximo”. De ahí el motivo de los embarazos. La estampida no
está recortada sobre partos próximos al fin de año, sino sobre mujeres que se han
embarazado para tener un hijo del 2000. “Sea en marzo, mayo o junio –dice
Sebastiani y filosofa–: No hay ninguna perspectiva objetiva distinta para el próximo
año. Sin embargo, aparece algún reverdecer de algo: así como algunos les da por los
negocios a otros, parece, que por los hijos”. Miriam, en tanto, sigue en la sala de
espera.–El otro día nos asustamos –dice–. Parece que quiere venir antes.
Ojalá que venga para el 31, porque necesitamos tantas cosas.Un hada padrino millonario se
empeña por robustecer el imaginario parturiento. Aunque desconfían del marketing del
padrinazgo, muchas mujeres han hecho intentos por conocer la cara del hada. Graciela
cedió un día ante la insistencia de su marido. Clavó la silla frente a Internet y
navegó buscando al dueño de las campañas de premios para los tres primeros chicos 2000.
“Nadie sabe bien de qué se trata eso del premio –dice–. En su momento algo
miramos en Internet. Encontramos una página, pero con cosas de afuera. Pero nada de acá
del nene del 2000. Nada de nada”. El juego se inició a los cinco meses y allí
terminó. La búsqueda fue reemplazada por seductoras páginas “más del embarazo en
sí. Nos detuvimos más en eso porque no encontramos nada nada”. Andrea es colega de
estado y de obstetra: “Todo el mundo me habló de los premios, pero en este país
-contemporiza– con tantos partos a la misma hora, entre los médicos arreglarán la
planilla”. En cambio, Carolina Dobds pensó que los premiosse daban sólo en Estados
Unidos, pero aunque sus alumnas le advirtieron que averiguara dónde inscribirse prefirió
eludir la prueba. –El mayor temor –dice– es que esté todo el mundo muy
enloquecido. Esa sombra de prevención se respira también entre los obstetras. Mientras
los hospitales y clínicas prohibieron operaciones programadas entre el 26 y el 3 de
enero, se preparan contra el mítico “efecto 2000” y la estampida de
parturientas. El obstetra Enrique Rauch cuenta que entre sus pacientes ha habido muchas
preocupadas consultas “sobre la disponibilidad de camas para esa fecha”. En el
Sanatorio de la Trinidad, la opción fue descartar todo plan B para operar como en
catástrofe. “Por algún tipo de contingencia se han previsto cadenas de personas con
celulares y obligación de concurrir”, explica Néstor Vain, jefe de Neonatología.
Aunque admite un incremento de embarazos en este diciembre de entre un 20 y 30 por ciento,
está tranquilo: “Habrá más camas porque no habrá cirugías programadas, si en vez
de 60 partos semanales tengo 75, la verdad, no me preocupa”.La invasión de bebés
puso en marcha el plan B en la clínica San José: camas liberadas. “Tememos que haya
excedente de nacimientos en otros lugares y sin habitaciones suficientes que hagan derivar
los partos aquí”, se encarga de explicar el jefe de Servicio Juan Caminiti.Por todo
Mariana Avelín se inscribe entre el género alternativo: “agretas”.–A mí
me resulta espeluznante –dice–. Temo complicaciones a nivel transporte; todo el
mundo va estar descerebrado festejando, el tema de la prensa y lo freak del 2000. Por eso
soy agreta, quiero que nazca antes. Vive en Martínez, sin auto y con reserva pedida en la
Capital. En rápidas cuentas regresivas, se acuerda de Semana Santa. “Eso que dicen
de no comer carne, debería ser por partida doble”, juega. Otra obstetra, Alicia
Rolandi, da marco teórico al juego: “En general la mayor frecuencia de partos se da
en los meses de setiembre, octubre porque es en vacaciones que tienen relaciones más
frecuentes y se pierde el control del método”. La mujer con pacientes del conurbano
le quita al 2000 la furia populista. “Acá las mujeres tienen más los pies en la
tierra”.Contra todo, por los números el hada millonaria parece seductora. O la
batahola del 2000 engendrada hace un año, demasiado aterradora: “Las camas de
partos, estadísticamente se llenaron siempre después de grandes crisis sociales
–sigue Rolandi–: la matanza de Ezeiza, cuando subió Menem la primera vez,
después de Malvinas”. Inmediatamente la médica aclara: “Son momentos de
angustia y el acto sexual recupera como ser humano, la pareja trata de acoplarse como
capacidad de supervivencia”.Angustia o no, el bebé del 2000 tiene reglas. “No
vale tener por cesárea”, le dijo el obstetra Enrique Giorgio a una paciente. La
propuesta entonces fue comenzar el trabajo de parto 23.45 del 31: “Vamos a hacerla
que nazca a las doce”, bromeó en vano con una paciente que al final fue trampeada:
su hijo quiso nacerle antes.Todavía en el Sardá hay gente en espera. Una médica grita
“Codina” y antes de entrar la chica se acuerda de la barra del barrio que le
grita que aguante. Y de su cuñado:–Se va a tirar encima mío el 31 a la noche para
que salga. |