Por Carlos Polimeni
Mario
Pergolini prometió varias veces durante los primeros años de la década que un día se
retiraría de la televisión. La televisión amagó con no dejarle esa chance: Gerardo
Sofovich y Alejandro Romay lo echaron, ambos de malas maneras, de ATC y de Canal 9, que
alguna vez fueron importantes. Sin embargo, como podía refugiarse en su programa de
radio, Pergolini terminó dando siempre la impresión de que era suyo el último portazo.
El conductor no era, ni aún en la derrota, uno más en la fauna del medio.
Inevitablemente daba la impresión de que estaba para más, de que sus programas eran
borradores de programas mejores, que un día haría. Hace cinco años, cuando su
productora estaba en bancarrota, se le cruzó una idea, que el tiempo se encargaría de
calificar como brillante: concretar un noticiero corrosivo, que actuase como una
defensoría televisiva de pobres y ausentes. Una especie de "La Noticia Rebelde"
de los 90, pero más FM que AM. La idea inicial fue puliéndose con el
tiempo, y mutando, pero el carácter crítico, y a veces contestario, del
programa lo convirtió en una rara avis dentro de la televisión argentina. "Caiga
Quien Caiga" fue como Pergolini: creció en público, con lo bueno y lo malo que eso
tenga. El último programa en vivo, que será transmitido esta noche desde un escenario
habitual de recitales, intentará transformar una despedida en una buena noticia: en el
2000 todos los integrantes del staff de "CQC", menos Pergolini, seguirán
trabajando en programas con el sello de su productora, Cuatro Cabezas. Quizás Pergolini
ya nunca se deje el pelo largo, como tantos otros de su generación, pero seguramente
tampoco le dará vergüenza ajena, como le ocurría con otros programas televisivos suyos,
al ver un tape, una vez que el tiempo haya pasado.
"CQC" nació en la era del menemismo consolidado, con la
reelección de Carlos Menem, y da los hurras cuando ya gobierna la Alianza. No es un tema
menor el del cambio de gobierno: "CQC" sintonizaba claramente con un ánimo
opositor a un gobierno como el de Menem, muchas de cuyas figuras, mayores y menores,
fueron abonadas a sus cámaras y noteros. "Caiga Quien Caiga" se burló de la
política como a veces la política se burla de la gente. A menudo con una complicidad,
por momentos con visos suicidas, de los funcionarios. Una era de pizza con champagne y de
viva la pepa en el ejercicio del poder, casi como que reclamaba cámaras. Las de
"CQC" no fueron las únicas, pero estuvieron a la vanguardia conceptual durante
larga parte del lustro que termina. La experiencia "CQC" demostró a los dueños
de los canales y a sus programadores que a veces es buen negocio apostar a la disidencia
ideológica. Está claro que a la televisión le interesa todo lo que se demuestre como
buen negocio.
"CQC" se las arregló para parecer independiente y
antiestablishment mientras sus pautas de avisos se engrosaban con piezas destinadas al
público ABC1 y sus propietarios se convertían en hombres de negocios. Pese a que
funcionó siempre en una especie de tandem visual con el programa que le
sigue en el aire de América, y que lo sobrevive, "El Rayo", "CQC"
consiguió una especie de gran victoria comunicacional: tener prestigio iconoclasta
mientras, en realidad, era el ariete de una productora ávida de espacios. De hecho, está
claro que se va del aire cuando su formato ha sido vendido por Cuatro Cabezas a la
televisión estadounidense, como antes lo compraron en España. Eso significa que
"CQC" seguirá siendo negocio sin necesidad de estar en el aire en la Argentina
y que, en un país en el que el pasado siempre vuelve, también será negocio posible si
alguna vez anuncia su regreso. Cuatro Cabezas, en tanto, tiene montada una productora de
cine y publicidad, editará un diario virtual y está en condiciones de negociar programas
con todos los canales de aire. De hecho, este año produjo, importando la idea de Italia,
el irregular "Trip", que salió al aire por Telefé, y el programa de
investigación ".doc", que se ve por Azul
Entre otras cosas, "CQC" impuso la moda de los noteros
estrellas, la dictadura de los editores, y las competencia interna de equipos que operaban
como células, dispuestas a todo con tal de plasmar una buena idea en una buena nota. Fue
la dinámica del trabajo, y no una decisión pensada largamente tras los
escritorios, lo que condujo al programa hacia ese punto sin retorno de la obligación de
la brillantez permanente. Al principio, Pergolini --aunque sólo una vez- y Juan Di Natale
fueron noteros, mientras Eduardo de la Puente conseguía que su timidez lo atase al lugar
de co-conductor. Andy Kusnetzoff, que antes era productor, fue, sin dudas, una estrella de
luz propia dentro del equipo, especie de Max Headrom todo terreno, capaz de entrevistar
con inspiración e ingenio en dos o tres idiomas, jugando siempre de local. A Daniel
Tognetti, Nacho Goano y Daniel Malnatti no les quedó más remedio que mandarse por ese
camino. Tognetti logró los mejores resultados, y también los peores, como se sabe.
Todos, sin embargo, eso es televisión, egresan famosos de un programa al que llegaron con
la cola entre las piernas.
La imagen de guerrilla bien trajeada, ese cruce de mundos, que "CQC" se lleva
consigo con su despedida en vivo (el martes que viene habrá en su horario un especial con
parte de sus mejores notas) parece graficar en buena medida el espacio en el que se
movió, tras crearlo. El trabajo que concretó la empresa para el rodaje de los avisos de
la campaña presidencial de Fernando de la Rúa la puso en un intríngulis conceptual
difícil de resolver, para un programa con sus coordenadas. Barajar y dar de nuevo les
permite a Pergolini y su socio Daniel Guebel descansar de la presión de este programa y
manejar, desde atrás, lo que se viene. En ese futuro, Kuznetzoff hará un programa de
entrevistas semanales, Di Natale una especie de otro "Trip", en compañía de
Carolina Pelleriti, Tognetti se sumará a ".doc", Goano seguirá con sus
informes para "El Rayo" y De La Puente editará el diario virtual. Es que Cuatro
Cabezas es, a su modo, una Familia. Sólo que en lugar de tener como capos a tipos salidos
de una película de Cóppola o Scorsese, tiene al frente a tipos como salidos de una
película de Tarantino.
Los detalles de la despedida
El programa de esta noche de "CQC"
será emitido en vivo desde el Teatro Gran Rex, que estará repleto de fans. El jueves, en
un hora se vendieron las 3500 localidades puestas a disposición del público ávido de
participar de la despedida. Los 35 mil pesos de la recaudación obtenida serán donados a
la familia de un joven que debe operarse por una complicación que sucedió a una
operación de médula. Lo que el programa ofrecerá al público presente y televidente
será parte de una selección de las notas que hicieron su historia, a la que agregará
compilados de imágenes, en formato de clip. Para compensar al público presente en la
sala, en los cortes de la emisión, se pasarán notas que, por diversos problemas, o
excesos, no fueron televisadas. Los noteros del ciclo participarán de este programa --en
la historia no aparecieron jamás en vivo, salvo Nacho Goano-- interactuando con el
público. Entre las notas más recordadas de la historia del ciclo están dos con Fidel
Castro --una de asalto, en Bariloche, otra larga en Brasil-- y una con Bill Clinton, a
quien se le entregó un ejemplar del Kamasutra, luego de su affaire con Mónica Lewinsky.
La tocada de culo a Norberto La Porta (ver foto) durante una bicicleteada y la despedida
con mariachis y chicas al ahora ex ministro Carlos Corach que también integran la
galería de momentos bizarros del programa. Los editores de Cuatro Cabezas, verdaderas
estrellas ocultas del programa, estuvieron trabajando arduamente durante la última semana
para completar el material de este programa y el que lo sucederá. "CQC" ganó
el Martín Fierro al mejor programa periodístico en 1996, para enojo de Mariano Grondona,
y Andy Kuznetzoff lo consiguió este año como mejor conductor periodístico, pese a que
no es ésa su tarea. |
|