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Tres testimonios sugieren que hubo "zona liberada"

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Un ex custodio de Duhalde, un vecino de Pinamar y un policía coincidieron al señalar la parálisis de la Bonaerense durante la noche del asesinato de José Luis Cabezas.


Desde Dolores
t.gif (862 bytes)  La Policía Bonaerense no está sentada en el banquillo pero su responsabilidad ronda las mentes de todos los que pueblan la sala de audiencias de la Cámara de Dolores. Ayer, en el sexto día de audiencias, cuatro testigos revelaron que la actuación de la policía en los momentos previos y posteriores al crimen de José Luis Cabezas fue --como mínimo-- sospechosa. Tres declaraciones realizadas en medio de la vorágine de testigos, careos y preguntas mostraron una ineludible coincidencia: la noche del crimen había en Pinamar una "zona liberada" que fue imprescindible para el secuestro y asesinato de José Luis Cabezas.

Néstor Muñiz, ex custodio de Eduardo Duhalde, declaró que la noche del 25 de enero de 1997 escuchó por radio que el móvil 073 de la policía recibía un mensaje desde la comisaría de Pinamar para que se acercara a la casa de Oscar Andreani, porque había movimientos extraños en los alrededores. Desde la patrulla contestaron que "no se puede acudir porque está en una consigna fija", relató Muñiz. El auto se encontraba a sólo 100 metros de la casa del empresario --en la residencia veraniega del ex gobernador bonaerense--, pero no se movió. Otro testigo, el comerciante Rubén Paso, informó al Tribunal que en la madrugada del día del crimen llamó a la comisaría y pidió que enviaran un patrullero a su casa porque habían ruidos molestos. Enseguida arribaron a la vivienda de Paso dos coches de policía. ¿Por qué no acudieron a lo de Andreani? La duda quedó flotando entre los abogados. Ese mismo día el policía Rubén Gajate debía

cumplir sus funciones en la comisaría de Pinamar. Pero le dieron franco y --como declaró ayer-- eso le sorprendió y le pareció sospechoso.

El perito forense del Servicio Especial de Investigaciones Técnicas (SEIT), el médico forense Darío Amado, reveló que personal de Inteligencia de la policía presenció la primera autopsia del cadáver de José Luis Cabezas. "Un oficial de Inteligencia de apellido Spinelli estaba en la morgue pero no figuró en el acta porque apareció a mediados de la autopsia y se fue antes de que terminara", reconoció Amado. El perito explicó que "fue la primera vez" y que "jamás un oficial de inteligencia presencia autopsias".

La sexta jornada del juicio oral comprometió a Aníbal Luna, Sergio Camaratta y Gustavo Prellezo. Tres testigos de la policía, el subcomisario Hugo Matzkin y los oficiales Cristian Pastore y Julián Coronel, complicaron la situación de Sergio Camaratta y de los cuatro miembros de la banda de Los Hornos. Cristian Pastore y Julián Coronel relataron al Tribunal que Sergio Camaratta les pidió a los dos jóvenes oficiales que fueran a unos departamentos de Valeria del Mar para avisarles a cuatro personas que "Prellezo los espera en Mar de Ajó". En la sala de audiencias, reconocieron a Horacio Braga como el "muchacho que apenas se podía mantener en pie" que los recibió con desconfianza en el departamento alquilado de Valeria del Mar y al que le transmitieron el mensaje de Camaratta. El subcomisario Matzkin, que estuvo bajo el mando de Víctor Fogelman en la investigación del crimen, corroboró las palabras de Pastore y Coronel.

El policía Aníbal Luna fue reconocido el lunes por el testigo Ariel Silva, sereno de un comercio cercano a la casa de la calle Rivadavia donde Cabezas vivió en enero de 1997. Silva confirmó ante la Cámara que, en los días previos al crimen, Luna había pasado por las inmediaciones de la casa de Cabezas para avisar a los vecinos que no se alarmaran si observaban movimientos extraños porque se estaba por realizar un "operativo antidroga". El mismo día, en una maratónica audiencia por la que desfilaron veintitrés testigos, la madre de Silva, Griselda Skerlj, aseguró que el 22 de enero de 1997 --tres días antes del secuestro y crimen de Cabezas-- vio a Gustavo Prellezo en un Peugeot 405 bordó frente a la casa del reportero gráfico. El maratón de declaraciones continuará hoy a partir de las 9.30. La Cámara sigue confiando en poder terminar con los testimonios y dictar sentencia antes de que se cumplan tres años de cometido el crimen.

 

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