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Por Claudio Zlotnik "El Banco Nación no será privatizado. Será la herramienta fundamental para el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas", aseguró ayer Fernando de la Rúa durante el acto de asunción del nuevo presidente de la entidad, Chrystian Colombo. Decidido a mostrar cambios en el manejo del mayor banco del país desde el inicio de la gestión, la Alianza nombró a dos dirigentes del sector productivo como directores en el Nación. Los elegidos fueron el industrial José Ignacio De Mendiguren y el ruralista René Bonetto. En una entrevista exclusiva con Página/12, el flamante titular del Nación ratificó que la entidad seguirá en manos del Estado. Y adelantó que se avanzará rápidamente en el proyecto de convertirlo en una sociedad anónima. "Quiero una ley para evitar los favores políticos en el Nación", enfatizó Colombo a este diario. --¿Por qué quiere convertir al Nación en una sociedad anónima? --Para mí, la conversión de la entidad en una SA implicaría dos cosas: hacer más transparente el accionar del banco y ponernos en igualdad competitiva con la banca privada. Esto no implica que se vaya a vender. La privatización del Banco Nación está descartada, no figura en la agenda del Gobierno. En cambio, lo que sí vamos a impulsar es la conversión en sociedad anónima de la entidad. --Justamente, los trabajadores del banco sostienen que el Nación SA no sería otra cosa que el primer paso hacia la privatización. --Estuve reunido con los integrantes de la comisión gremial y les he dicho que, antes de tomar una decisión, impulsaremos un debate sobre este tema. Por otra parte, tampoco descarto una emisión de acciones preferidas --que no sean representativas del capital del banco-- y ponerlas en oferta pública en la Bolsa. Esta posibilidad le daría más transparencia a nuestra gestión. --¿Evalúan la alternativa de permitir el ingreso de un socio minoritario? --De ninguna manera. Pensamos en una sociedad anónima del Estado al ciento por ciento. Haremos una propuesta que implique superar la creencia de que, porque se transforma en SA una entidad autárquica del Estado, se pretenda privatizarla en algún momento. Yo quiero debatir el futuro del banco, empezando por los empleados. La idea es hacer un Banco Nación mejor, sin encerrarse en ningún dogma. No culpo a los trabajadores por su oposición; es cierto que en su momento hubo un proyecto muy malo del anterior equipo económico, en el cual se trataba de desvincular al Estado del banco. --¿Cómo va a hacer para impedir que gran parte de los créditos del Nación se destinen a grandes grupos o se vinculen a favores políticos? --Es necesario una reforma de la Carta Orgánica de la entidad. Es cierto que, en los últimos años, la política crediticia ha llevado al banco a una concentración de préstamos muy grandes. Y, justamente, uno de los principales cambios que queremos hacer va en este sentido. En principio, cambiaremos una norma interna con el objetivo de limitar la capacidad del Directorio para otorgar préstamos. Históricamente, los bancos oficiales recibieron presiones políticas para favorecer a algún grupo o a alguna empresa grande. Yo quiero evitar esta práctica por ley, de manera tal que si una empresa grande pide financiamiento deberá someterse a la calificación de dos agencias de riesgo que garanticen el repago del préstamo. O bien que se haga a través de un decreto del Poder Ejecutivo, al que luego deberá analizar el Directorio. El mensaje que hemos recibido de parte de Fernando de la Rúa es que este banco deberá convertirse en la entidad de las pequeñas y medianas empresas. Y va a ser así. En ese sentido, enviaré un proyecto de ley para cambiar radicalmente el actual sesgo del Nación, por el cual una porción muy importante de su cartera está concentrada en préstamos de dudosa cobrabilidad. Incluso, algunos créditos que se dieron en los últimos años fueron injustificados. Fueron otorgados bajo presión política. --A propósito, ¿qué actitud va a tomar con los principales acreedores del banco: el grupo Yoma, Gatic e Inducuer? --Vamos a tratar de actuar sin prejuicios, a tratar de defender de la mejor manera posible el patrimonio del banco. Con estos temas, no conviene ser petardista. A partir de su pregunta, yo podría elaborar un discurso incendiario que no beneficiaría en nada al banco ni acercaría una solución. La empresa del grupo Yoma, en particular, está en concurso de acreedores y pidieron una espera. Creo que en este caso, la banca oficial en su conjunto tendrá que encarar el problema. --¿Cuál sería el tope a los créditos para asegurarse que no serán destinados a los grandes grupos? --Será de un millón de dólares por empresa para quienes no tengan deudas contraídas, y de cinco millones si ese monto no supera la mitad del pasivo de la compañía. Con esto, se busca abarcar al 90 por ciento de la clientela del banco. --¿En qué herramientas está pensando para apoyar a las pymes? --Ya está definida la creación de dos fondos: uno de garantías y otro para el desarrollo. De alguna manera, esto va a requerir un cambio en la manera en que en la actualidad el banco evalúa los pedidos de créditos. En vez de analizarse las garantías, vamos a pasar a examinar los proyectos. Claro que éste no es un tema para resolver en 60 días. Sería un farsante si dijera que los cambios van a ser rápidos. --¿Se va a tomar una medida especial con los morosos? --Vamos a reanalizar sus situaciones, pero no habrá una refinanciación generalizada. --¿Y en cuanto a la política de tasas de interés? En los actuales niveles, es muy difícil que alguien pueda pensar en inversiones. --Desde el '95, el Nación viene liderando el proceso de baja de tasas. Pero creo que eso no alcanza. Hacer descender las tasas de interés en la Argentina se ha convertido en un problema de Estado, que supera el ámbito del banco. Por un lado, la tasa tiene un componente de riesgo país y en ese problema ya está actuando el ministro de Economía. Pero, por el otro, también es verdad que el costo de los préstamos tiene un componente que viene dado por las regulaciones del Banco Central. En ese sentido, en los últimos años, el BC priorizó la solvencia del sistema y no la liberación de fondos para financiar al sector productivo. Creo que este sesgo va a tener que ir cambiando. --¿El nuevo directorio va a hacerse eco de los reclamos del campo? --Como medida transitoria, ya hemos suspendido los remates por 90 días. Revisaremos las carteras con detalle, y recién dentro de tres meses determinaremos una solución definitiva. --Dos meses atrás, Roque Maccarone, su antecesor, alertó sobre el problema que enfrenta el banco ante el modelo bancario diseñado por Pedro Pou. ¿Usted también cree que el Central debe flexibilizar su política? --Esa es una decisión del directorio del Central. Pero será necesario discutir con el BC si amerita que haya una política especial para el Nación. Porque la realidad es que se nos pide una dualidad de objetivos: por un lado, que ayudemos en las emergencias y, por el otro, que cumplamos con las normas (de requisitos mínimos de liquidez) que debe cumplir el resto del sistema financiero. Pero cuando hay una inundación, el que presta plata es el Nación, y no los demás. En emergencias, tenemos destinado 700 millones de dólares. Y es por eso que queremos ser tratados en función de las obligaciones que este banco tiene. Las demás entidades financieras quedan al margen de estas exigencias, y es por ello que algunas políticas financieras se contradicen con nuestros objetivos.
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