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PRESION EMPRESARIA SOBRE EL SENADO CONTRA EL IMPUESTAZO
El PJ aprieta, el lobby le da calor

La Cámara alta fue ayer escenario de un desfile de representantes empresarios que se oponen a una mayor presión impositiva. El bloque justicialista está dividido entre moderados y halcones.

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Por Cledis Candelaresi
t.gif (862 bytes)  La resistencia de los senadores justicialistas a aprobar la reforma tributaria --especialmente el capítulo referido a Impuestos Internos-- y la cadena de lobbistas empresarios que ayer visitaron su bancada mantuvieron la incógnita sobre el destino que tendrá el proyecto impositivo en el Senado. El petrolero Oscar Vicente, los productores tabacaleros de la correntina Goya donde Massalin Particulares tiene una planta y la Copal son algunos de los que llegaron hasta el Senado a presionar en contra del paquete de José Luis Machinea. Hasta las 22 de ayer, sus anfitriones aún no habían cerrado su discusión interna acerca de cuánto, cómo y hasta dónde oponerse en la sesión que podría tener lugar hoy. Por el contrario, el proyecto de Presupuesto tuvo dictamen favorable y podría ser aprobado.

"Nosotros no tenemos problemas en pagar el costo político de un impuestazo. Sólo queremos que la reforma tributaria se apruebe", reclamó al mediodía de ayer el radical José Genoud al titular de la bancada justicialista, Augusto Alasino. Pero pasaron varias horas y agitadas reuniones más sin que la oposición justicialista se diluyera ni que la Alianza mostrara voluntad de negociar alguno de los puntos controvertidos.

Los febriles encuentros comenzaron por la mañana, cuando Fernando de la Rúa, Rodolfo Terragno y José Luis Machinea se reunieron con los senadores de su bancada para analizar cómo enfrentarían la resistencia del PJ al paquete tributario. La primera evaluación aliancista derrochaba optimismo. "El justicialismo quiere sacar algún rédito político oponiéndose a un paquete que ve impopular. Pero no se negarán a dar los dos tercios necesarios para tratar sobre tablas la reforma fiscal, primero, y el Presupuesto, después", comentó un operador aliancista.

Sin embargo, las discusiones en el PJ por momentos inclinaron la balanza hacia las posiciones más duras, de aquellos senadores que propusieron no ir a la sesión si no conseguían un acuerdo con la Alianza para retocar, básicamente, el capítulo de Impuestos Internos.

La Cámara alta es caja de resonancia de los intereses provinciales, afectados por ese gravamen: la suba del 4 al 8 a las cervezas o al 20 de los aperitivos, o el incremento del impuesto sobre los cigarrillos (entre otros ejemplos) afectan la producción de jugos de fruta y tabacaleras en el interior. Amén de que las empresas interesadas no escatimaron presión sobre la bancada oficialista, que ayer matizó su discusión interna con una secuencia de visitas de cámaras patronales.

Hacia el fin de la jornada, el PJ sostenía, de máxima, que había que rebanar varias subas de Internos o directamente el capítulo. Las críticas alcanzaban al IVA y aspectos de Ganancias.

Como alternativa a esa eventual baja de ingresos, el bloque justicialista bosquejó una propuesta sobre la base de extender el IVA a medios y medicina prepaga con una alícuota del 21 por ciento, y gravar con el 0,5 por ciento los plazos fijos. Machinea, quien por la tarde fue hasta el Congreso para tratar de destrabar la sesión de hoy, dijo "no" cuantas veces pudo, y en público amenazó con que cualquier retoque al paquete fiscal significaría que las provincias "recibirían menos plata".

En todo momento, el Gobierno se jugó a aprovechar las diferencias internas del PJ, fragmentado entre los opositores más duros al paquete y los más componedores. Jorge Yoma y Alasino estaban entre los primeros. El titular de bancada pertenece a Entre Ríos, gobernada por un radical y con una presencia importante de la industria de jugos. El mendocino Eduardo Bauzá se ubicó entre los más moderados, mientras que el sanjuanino José Luis Gioja pugnó todo el día por moderar la suba de Internos, pero sólo sobre aquellos productos que impactan sobre la economía de su provincia. Aun si el PJ propusiera cambios aceptables, se demoraría su aprobación. Y para el Gobierno el tiempo es oro.

 

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