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Por Mariana Carbajal  Un cabo de
la Policía Bonaerense, acusado de someter a torturas y apremios ilegales a seis jóvenes
en la Comisaría 1ª de San Martín, fue apresado en Villa Ballester, después de
permanecer prófugo más de cuatro meses. Sobre el suboficial pesaba una orden de captura
dictada a mediados de agosto por el juez de Garantías de San Martín, Juan Carlos
Sorondo. En la causa continúa prófugo un oficial principal de la misma seccional. A los
dos uniformados se les imputa haber aplicado el tormento conocido como submarino seco y
varias golpizas a detenidos. Las denuncias se conocieron en los días en que el entonces
candidato Carlos Ruckauf reclamaba vía libre para la "mano dura"."Voy a pedir que a cada uno se los condene a 25 años, porque la tortura es el más repugnante de los delitos", adelantó a Página/12 Daniel Stragá, abogado de cuatro de los denunciantes y miembro de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi). El cabo Juan Botrón, de 31 años, fue apresado el viernes. Efectivos de la Bonaerense lo ubicaron en una casa de Villa Ballester. Tras ser indagado por el fiscal de San Martín, Marcelo Sendot, Botrón quedó detenido en una comisaría de Villa Ballester. En su declaración, negó los cargos en su contra. Según pudo saber este diario, Sendot pedirá en las próximas semanas --tiene un plazo legal para hacerlo de 30 días-- que se le imponga prisión preventiva. El otro uniformado acusado permanece prófugo desde el 17 de agosto. Los policías están involucrados en dos causas iniciadas por dos grupos de jóvenes detenidos entre el 24 y el 26 de julio en la Comisaría 1ª de San Martín, con diferencia de 48 horas. El primer expediente se abrió con la denuncia de cuatro amigos, Sergio Cabrera (26), Andrés Castro (21), Mario Sieben (24) y Guido A. (21). Según declararon ante el fiscal el 24 de julio por la tarde, en la madrugada de ese día fueron detenidos a golpes y disparos por personal policial en una zona de boliches de la ciudad de San Martín. De acuerdo con su versión, minutos antes habían presenciado una pelea en una hamburguesería, en la que habría participado un oficial de la Policía Federal. Al parecer, el agente perdió su arma reglamentaria en la trifulca y acusó a los cuatro amigos de robársela. Minutos después, los jóvenes fueron apresados por efectivos de la seccional 1ª, donde les iniciaron una causa por "robo calificado, doblemente agravado, en poblado y en banda", en la que fueron posteriormente sobreseídos. En su denuncia, Castro y Cabrera contaron que en las primeras horas de su detención fueron sometidos a la tortura conocida como submarino seco, que consiste en poner una bolsa de plástico en la cabeza de la víctima, impidiéndole respirar; Sieben y Guido A. señalaron que recibieron golpizas. El 26 de julio, es decir, dos días después de iniciar la investigación por apremios ilegales y tortura contra el personal de la Comisaría 1ª, el fiscal Sendot recibió otra denuncia casi idéntica de otros dos jóvenes, Juan Ramón González (21) y Víctor Encina (19). González y Encina fueron detenidos por averiguación de antecedentes y declararon que en la comisaría les aplicaron golpes y el submarino seco. Tanto el cabo Botrón como el oficial prófugo fueron identificados en rueda de reconocimiento: uno fue señalado por cinco de los denunciantes y el otro por los seis. En uno de los expedientes están incorporadas varias bolsas de nylon secuestradas en la comisaría el 26 de julio, que --se sospecha-- podrían haber sido utilizadas para torturar a los jóvenes. La seccional tiene antecedentes de otras denuncias por tormentos. Dos agentes de la misma comisaría, Adrián Cremona y Marcelo Gamboa, serán juzgados en los próximos meses por el Tribunal Oral Nº 1 de San Martín, por apremios ilegales, en una causa iniciada por otros tres jóvenes detenidos a la salida de la bailanta Bus, de esa localidad.
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