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ENTREVISTA A ANGELA MEZA, HIJA DE UNA VICTIMA DEL PLAN CONDOR
"Quiero llegar hasta el final"

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Angela Meza es el primer caso conocido de un bebé secuestrado y privado de su identidad en el marco de la Operación Cóndor. Ahora está investigando el destino de sus verdaderos padres. Página/12 la entrevistó en exclusiva.

Página/12
en Paraguay

Por Darío Pignotti
Desde Asunción

t.gif (862 bytes)  "Vos no sos la hija del comisario." Angela Rosa Meza tenía 5 años cuando, entre juegos, alguien despertó sus sospechas. Nunca lo olvidó. Angela Rosa Meza sería, en realidad, Angela Rosa Aguirre, otra víctima del Plan Cóndor que en la década de 1970 coordinara la represión entre las dictaduras del Cono Sur. Su madre habría sido secuestrada en Montevideo y entregada a la dictadura del Paraguay, donde falleció el 31 de diciembre de 1974, en el Policlínico Policial de Asunción, luego de dar a luz a Angela Rosa. "Las primeras dudas que tuve se debieron a los rasgos físicos de mis padres adoptivos. Algo me pareció raro. Además, ellos ya eran de una edad avanzada cuando me tuvieron, o me habrían tenido", se corrige Angela, entrevistada por Página/12 en exclusiva. Este sería el primer caso descubierto de un bebé secuestrado y privado de su identidad en el corredor represivo Montevideo-Asunción.

Angela es empleada pública en el bucólico Lambaré, donde todavía rige la siesta de dos a cuatrona21fo02.jpg (9188 bytes) y en las esquinas se oferta chipá y jugo de naranja a 2000 guaraníes (0,60 de peso, delicioso). La muchacha no tiene prisa, responde de a poco desnudando una convicción firme: "Al principio tuve miedo pero ahora quiero llegar hasta el final. Quiero saber mi identidad verdadera". El comisario Meza ya era un policía retirado en 1974, cuando de las monjas de la Casa Cuna le comunicaron que un bebé había sido abandonado en su puerta. En el mismo policlínico policial donde murió la madre de Angela, el matrimonio Meza-Ovando fraguó un parto adulterando la identidad del bebé. Según relata Angela Rosa, fue su padre adoptivo quien la anotició de su verdadera historia.

--Eso fue hace 6 años.

--A partir de que mi papá me hizo saber la verdad, comencé a leer en algunos periódicos todas las declaraciones del señor Martín Almada y lo que él descubrió en los Archivos del Terror. Después pasaron algunos años, me hicieron apoyo psicológico, no quise apresurarme. Al final me animé, hablé con el señor Almada y comencé a meterme más. Empezamos a hacer contactos y a investigar.

--¿Llegaste a la certeza de que tu madre fue una víctima del Cóndor?

--Todavía no en un ciento por ciento, pero eso es lo que yo quiero comprobar ahora, yendo a los lugares a los que debo ir. Por ejemplo, antes de fin de año quiero ir al pueblo de mi madre en Yuti. Sabemos que ella fue de la Federación de Estudiantes Secundarios de Asunción, primero, y que después se fue al Uruguay, donde conoció a mi padre. Sobre el origen de mi padre siguen investigando, y no sé mucho, dicen que fue un dirigente sindical.

--¿Cómo nació la sospecha de tu padre adoptivo?

--Por comentarios de camaradas, al principio, antes de ver los archivos.

--¿Cuál fue la reacción de tu madre adoptiva?

--Ella falleció en mayo de este año. Cuando lo supo sintió mucha tristeza, mucho miedo de perderme cuando me veía investigar. Tenía celos, pero jamás puso un impedimento para que me enterara de la verdad.

--¿Como enfrentás la muerte de tu madre, 25 años después?

--Cuando me enteré de la historia de mi madre me vino una gran impotencia, quise saber qué paso y lo supe, y cuando lo supe me dio mucha alegría. Me pareció una persona muy fuerte, muy especial por haber vivido todo lo que vivió y haber creído y luchado por sus ideales.

--¿Que información tenés del Operativo Cóndor?

--No estoy muy enterada de eso.

--Aunque Stroessner esté en Brasil, imaginemos que tuvieras cinco minutos con él.

--Cinco minutos... No sé. No sé qué le diría, porque si tuviera toda la eternidad tampoco me alcanzaría. Siento dolor por toda esa gente que sufrió. Fue inhumano haber hecho todo eso, en vez de haber usado el poder para ayudar a la gente. Ojalá algún día pague por todo lo que hizo.

--¿Supiste que otro comisario, el argentino Samuel Miara, secuestró dos mellizos con los que vivió en Paraguay?

--Sí, algo escuché. Es una historia que me contaron.

--Tu padre adoptivo también es comisario.

--El fue comisario hasta 1970. Pero al contrario del comisario argentino, mi papá me impulsó para que investigara y me ayudó para que me contactara con el señor Almada. En ningún momento me puso impedimento.

--¿Por qué dejó la policía en 1970?

--El decía que estaba enfermo. Pero según me enteré por otro lado, uno de los padres confesores de mi papá le comentó lo que estaba sucediendo en los tiempos de Stroessner y le dijo que se saliera de la policía, que renunciara si no quería meterse en casos extremos.

--¿Qué pasos judiciales darán?

--Todavía no estamos accionando de ninguna manera oficial. Estamos esperando un poco, creo que se deben hacer análisis médicos.

--¿Pensaste en revisar tu decisión?

--No. Tal vez se me vea algo tensa, pero quiero llegar hasta el final, hasta saber los orígenes de mis padres.

--Eso te llevaría al Uruguay.

--Probablemente.

--¿Tomaste contacto con las Abuelas de Plaza de Mayo o con HIJOS?

--No he podido todavía. Conozco a las Abuelas pero no conozco a HIJOS. Me encantaría tomar contacto con ellos.

--¿Oíste hablar de la desaparición en Uruguay del nieto o nieta de Juan Gelman?

--No he escuchado nada, pero por supuesto que me encantaría que el presidente (Julio María) Sanguinetti o las autoridades uruguayas colaboren con mi investigación. No descarto la posibilidad de presentarme ante las autoridades uruguayas. Ojalá pueda hacerlo en el corto plazo.

 

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