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Por Javier Lorca "Yo no creo en esas cosas, pero...", sonríe el nuevo decano de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Elegido el jueves pasado para suceder al decano renunciante, Juan Carlos Chervatín, una de las primeras medidas de la flamante gestión de Carlos Degrossi fue deportar el tradicional sillón del decanato y, en su lugar, instalar el que hasta la semana pasada ocupaba él mismo en el vicedecanato. Es que el viejo asiento eyectó a sus dos antecesores a sólo un año de ser elegidos por el consejo directivo. A los 54 años, Degrossi, un contador radical que condujo la Dirección de Rentas porteña hasta fines de los 80, se apronta a comandar la facultad más poblada de América latina (60 mil estudiantes) y la que más recursos administra (casi 40 millones al año) con una premisa: "El secreto para conducir organizaciones tan complejas es el diálogo", dijo, en una entrevista con Página/12. También advirtió sobre los riesgos que implica la cantidad de alumnos que estudian en Económicas. --¿Cómo llegó la facultad a sufrir una crisis tan intensa que ya se cobró dos decanos? --La crisis empezó con (el ex decano Rodolfo) Pérez. Nació con la relación que se estableció entonces entre el decano y el consejo directivo. Una situación que no se pudo superar. Con Chervatín el problema estuvo dado por su falta de diálogo con el consejo. De alguna manera, él volcó su relación hacia un sector de la ecuación política, hacia el centro de estudiantes. Creo que no fue su intención, pero los hechos lo llevaron a modificar ese equilibrio, que es imprescindible. Y yo, realmente, tengo mucho miedo de no poder mantenerlo, porque es muy difícil de lograr. --¿Cómo va a hacer para pacificar la facultad? --Soy dialoguista por naturaleza y espero que sirva. Pero vamos a necesitar muy buena voluntad de las partes. Quiero comprometerlos a todos, incluida la oposición, en la conducción. Es un desafío muy fuerte porque la facultad está en una crisis bastante profunda. La crisis política desvió nuestra atención de los temas principales y exacerbó otros conflictos. --¿Cuáles? --Primero, un gran problema académico, por la falta de recursos para designar docentes. Hay muchos trabajando ad honorem. Y el resto cobra una cifra vergonzosa. Como docente, yo cobro 120 pesos. La universidad argentina es un milagro posible gracias al sacrificio, fundamentalmente, de los docentes. Y, segundo, tenemos una gran complejidad administrativa. Además de su rol académico, la facultad presta servicios a más de 700 empresas, con 3500 personas de la casa trabajando como pasantes o consultores. --¿La reciente crisis política tiene alguna relación con que Económicas sea la facultad más grande y que más recursos maneja en la UBA y el país? --Probablemente, el afán de manejar algo que es importante tenga mayor atractivo. Si fuera una facultad chiquitita y con menor generación de recursos, seguramente generaría menos ambiciones. --El rector Oscar Shuberoff intentó sostener a Chervatín en el decanato. ¿Se siente respaldado por él? --Era absolutamente lógico que apoyara al decano electo, como también apoyó en su momento a Pérez. Es lógico que pretenda la continuidad de un proceso institucional. Lo que nos pasó a nosotros no es normal: no es normal el desplazamiento de dos decanos en tan corto lapso. Ahora estoy convencido de que vamos a tener el apoyo del rector para la gestión. --En una sesión del consejo directivo, el ex decano dijo que se iban a acabar los ñoquis. ¿Existen los ñoquis en Económicas? --Bueno, él dijo ese día algo así como que el bloque estaba absolutamente de acuerdo con que no existieran ñoquis en la facultad. --Dijo: "Si en algo está de acuerdo el bloque, es en que se van a acabar los ñoquis en la facultad". --Fue una sesión muy ruidosa, poco académica. Me quedaron dudas respecto de lo que él dijo, a punto tal que en nombre del bloque pedí la versión taquigráfica (de la sesión), que todavía no la tengo, para aclarar esa situación. Entiendo que en la facultad no hay ni hubo ñoquis. Pero a los efectos de que eso quede absolutamente claro, ya hice un memorándum a todos las áreas de la facultad requiriéndoles que me informen de cada una de las personas que trabajan, cuál es su actividad, su remuneración, y si es personal de planta o contratado. Con esa información voy a iniciar una acción sumaria. --En aquella misma sesión, se aprobó un proyecto suyo para ajustar gastos. --Hay que encarar un proceso de racionalización. Una facultad que enseña contabilidad y administración debe ser ejemplo. Y eso se consigue si administramos eficiente y eficazmente. En los últimos años desviamos una excesiva cantidad de fondos en la administración de la casa, que se los hemos restado a las rentas docentes. Vamos a resolver inmediatamente la situación de los que dieron clases y no cobraron, porque es una injusticia. Y nos vamos a dedicar lo más que podamos a la investigación, que fue muy dejada de lado. La facultad tiene que aportarle a la sociedad muchas ideas sobre, por ejemplo, el desempleo, una más justa distribución del ingreso, un sistema tributario más equitativo. --¿El ajuste interno es una forma de evitarle el trabajo sucio al Gobierno? --Como férreo defensor de la educación pública, creo que tenemos que seguir reclamando un presupuesto mejor para la universidad argentina. Lo que no quiere decir que no tengamos que hacer un esfuerzo para mejorar la asignación de los recursos. Debemos exigir incrementos y demostrar que los vamos a administrar bien.
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