Por Maximiliano Montenegro Según el
Banco Mundial, el gobierno de Fernando de la Rúa debería aumentar el Presupuesto en
educación entre 1700 y 3400 millones de pesos, para asegurar un financiamiento
suficiente para la próxima etapa de desarrollo educativo y colocar a la Argentina
en un nivel de gasto más cercano al de los países de la OCDE (naciones más
industrializadas), sus principales competidores económicos. Más aún, reconoce que
la escasez de recursos ha hecho imposible cumplir con las expectativas salariales de
los docentes. Así lo dice un documento del organismo que le fue presentado días
atrás al ministro de Educación, Juan Llach. El informe afirma, además, que se
necesita priorizar el gasto en favor del secundario, donde la Argentina se encuentra
muy atrasada a nivel internacional. Hasta aquí, un compromiso que De la Rúa firmaría
sin oposición dentro de la Alianza. Sin embargo, también plantea medidas de alto voltaje
político: propone restringir el acceso y arancelar las universidades públicas; y sugiere
fuertes ajustes en la nómina de personal no docente.
Juan Llach analiza en estos días un documento del Banco Mundial titulado Desafíos
para la nueva etapa de la reforma educativa en Argentina. La transformación
educativa (realizada durante el gobierno de Menem) ha generado ansiedades y oposición,
como sucede en cualquier proceso de reforma que introduzca cambios radicales,
empieza diciendo el Banco, sin mencionar a la Carpa Docente. Teniendo en cuenta que
la reforma está aún en proceso, algunos tienden a ver el vaso medio vacío, lo que puede
fomentar polémica, agrega. El informe fue entregado al Gobierno para dejar sentada
la política del organismo en la negociación que encarará próximamente con el equipo de
Llach. Obviamente, la posición de fuerza del banco parte de los créditos que podría
llegar a destrabar para llevar adelante lo que en Washington denominan reformas
pendientes.El estudio presenta el siguiente diagnóstico sobre la educación en la
Argentina: u El país está próximo a la cobertura total en educación primaria. Pero
aumentar la tasa de retención en (la escuela) secundaria sigue siendo uno de los
grandes desafíos de la Argentina con relación a la competitividad y la cohesión social
del país. Así, la tasa de graduación de la secundaria en la Argentina es del 52
por ciento, comparada con una tasa promedio del 80 por ciento en los países más
desarrollados que integran la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico). u De otro modo: de 100 estudiantes que ingresan en primaria, 84 terminan el
ciclo, 76 ingresan al secundario y sólo 40 concluyen con el último año de esta etapa,
produciéndose la mayor parte de las deserciones en los dos primeros años del ciclo.
Luego, sólo 7 se gradúan en la Universidad.u El nivel de calificación requerido
por el mercado está aumentando, y completar la educación secundaria es un requisito
mínimo de entrada en el mercado de trabajo, asegura el documento. Y ejemplifica:
El 73 por ciento de los desempleados de entre 18 y 24 años no ha completado la
secundaria. u Existen grandes desigualdades en la participación en el sistema
educativo. El 37 por ciento de los adolescentes (14 a 18 años) pertenecientes a familias
del quinto más pobre de la población están afuera del sistema escolar, mientras que
sólo el 8 por ciento de los jóvenes de clase media alta y alta está en esta
situación.u La rendición de cuentas, la evaluación y la gestión en el sector
educativo sigue siendo burocrática y centralizada, lo que limita los incentivos para el
cambio a nivel de escuela, se asegura. Y, con un lenguaje propio del management
moderno, se explica: Los directores de escuela y los profesores no son
responsabilizados por los resultados. u También se destaca que el Presupuesto
educativo y la tasa de repitencia varían notoriamente entre provincias. Además, se dice
que hayun exceso de personal administrativo en la mayoría de las provincias
(ver aparte). La propuesta del banco es profundizar y acelerar el proceso de
reformas iniciados durante la administración menemista. En este sentido, propone lo
siguiente:u Priorizar el gasto en favor del nivel secundario y fomentar la
recuperación de costos a nivel superior. u Mejorar la gestión escolar;
diversificar los proveedores de formación; aplicar estándares basados en el desempeño
de la escuela y en el éxito de los graduados en el mercado laboral y vincular la escuela
con el mundo empresarial.u Para financiar la próxima etapa del desarrollo
educativo, dice que habría que incrementar el gasto educativo en términos del PBI
entre 0,5 y 0,9 por ciento, lo que representa entre 1700 y 3400 millones de pesos.u Estos
fondos deberían adicionarse a las ganancias de eficiencia, provenientes de
una reforma administrativa para reducir costes fijos, en obvia alusión al
exceso de personal no docente; y la reducción del ausentismo docente, lo que
plantea una conflictiva renegociación del Estatuto vigente con el gremio.u Por último,
sostiene que debería establecerse un sistema de evaluación al final de la
secundaria que regule el acceso a la educación superior. Y propone el pago de
aranceles en las universidades, complementado con un sistema de becas para quienes carecen
de medios económicos.
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