Por Felipe Yapur
Brindemos
porque en el 2001 Eduardo Duhalde sea el senador nacional de la provincia de Buenos Aires,
pero también porque se convierta en el presidente del Partido Justicialista, dijo
Vicente Bienvenido Joga, y los ochenta dirigentes peronistas que participaron del agasajo
íntimo al ex gobernador bonaerense en el Club de Pato de Avellaneda levantaron sus copas
y brindaron. Poco después, Ramón Ortega, apoyando la propuesta, se autodenominó un
soldado de Duhalde. A su turno, el ex gobernador intentó sin éxito bajarle
el perfil a los anuncios. Nadie le creyó.
Quiero dejar en claro algo dijo Duhalde a los comensales: no estoy
peleando ninguna candidatura. Creo que desde el congreso del partido se puede trabajar
porque allí están representadas las provincias y la fuerza del PJ está en manos de los
gobernadores y en el Parlamento nacional, el aplauso fue generalizado y, a pesar del
bonaerense, se escucharon vivas a Duhalde senador y hasta un aislado
Duhalde presidente.No fue una fiesta sorpresa, pero sí bastante reservada.
José Pampuro, actual diputado nacional y ex titular de la Casa de la Provincia
bonaerense, fue uno de los hombres encargados de realizar personalmente las invitaciones y
de advertir que participaba el círculo íntimo del ex candidato presidencial. No hubo
fotógrafos ni curiosos, tampoco ruckaufistas como el diputado Osvaldo Mércuri, cada vez
más cerca del actual mandatario provincial. Obviamente, tampoco participaron menemistas y
menos los integrantes de la troupe del cordobés y ex jefe de campaña, Julio César
Chiche Aráoz. Nadie se acordó de invitarlos, decían los
comensales, mientras lanzaban indisimulables carcajadas.La mesa principal estuvo ocupada
por Duhalde, su esposa Hilda Chiche González, el presidente del bloque de
diputados, Humberto Roggero; el histórico intendente de Lanús, Manuel Quindimil; y la
diputada Mabel Müller. El clima del encuentro, según varios de los presentes, fue
distendido, sin la presión de una elección y menos de un magro resultado. En las otras
mesas se repartieron, entre otros, los diputados Eduardo Camaño, Jorge Remes Lenicov,
Graciela Giannettasio, José María Díaz Bancalari y Telmo Pérez. También estuvieron
Rodolfo Gil, Luis Verdi, Carlos Ben, Hugo Toledo, Alberto Iribarne, Alberto Fernández,
Jorge Telerman, Hugo Curto y Norberto Nicotra; los senadores Jorge Villaverde, Ricardo
Branda y Julio San Millán, y los orteguistas Pablo Fontdevila, Diego Santilli, Horacio
Rodríguez Larreta y Mario Das Neves.Los mozos repartieron a discreción asado de carne de
vaca y cerdo, ensaladas varias y vino de diversas bodegas obviamente, no estaba
incluida la que posee la familia Menem, y como un toque de distinción, la comida
fue acompañada con la participación de un cuarteto vocal integrado por tres tenores y
una soprano, que interpretaron arias conocidas de diversas óperas. Fue lindo y
hasta diferente. Aunque yo no entiendo un pito de música clásica, se sinceró uno
de los comensales.Tres fueron los oradores que precedieron a Duhalde. El primero de ellos
fue Alberto Iribarne, quien evaluó a grandes rasgos la campaña electoral y de manera muy
diplomática dijo que lo mejor del año concluyó con el primer tren de la esperanza. Esto
último fue una velada crítica a lo que muchos de los presentes consideraron la
desastrosa campaña de Chiche Aráoz, que se inició poco después de esa
experiencia. Duhalde escuchó con atención, pero no tanto como la que le prestó al asado
que le servían. Luego llegó el turno de Joga. El ex gobernador de Formosa tuvo a su
cargo el discurso más político. Anunció la pelea por una banca en el Senado para
Duhalde y desenmascaró la intención de pelear la presidencia del PJ a su archienemigo
Carlos Menem. Entonces tomó la posta Palito, quien se autodenominó un soldado de
Duhalde y, sin nombrarlo, criticó a Menem: Yo me subí al tren equivocado y
me di cuenta de que iba cada vez más rápido a la re-reelección. Cuando me tiré de él,
me recibió Duhalde, dijo ganándose el aplauso. Luego realizó un show donde le
dedicó unacanción a mi amigo Duhalde. Concluyó con el tema Yo tengo
fe, y sirvió para que la ex fórmula presidencial del PJ se estrechara en un
abrazo.
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