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Por Adriana Meyer y Claudio Zlotnik El ex titular del Banco Mayo, Rubén Beraja, fue procesado por el delito de defraudación a la administración pública en la causa en la que se investiga la caída de esa entidad financiera. No obstante, el juez Gabriel Cavallo concluyó en que no había motivos suficientes para dictar la prisión preventiva del ex banquero, al tiempo que ratificó el embargo por 50 millones de pesos que le había impuesto a fines de octubre. Junto a Beraja fueron procesados otros 16 directivos del ex Banco Mayo. En esta misma causa, el juez Cavallo ya había procesado al presidente del Banco Central, Pedro Pou. La abogada de Beraja, Martha Nercellas, anticipó que apelará el procesamiento dictado por Cavallo. En la resolución a la que tuvo acceso Página/12, el juez señaló que Beraja y otros directivos del Mayo aprovecharon las dificultades en la entidad como pantalla o abrigo para el desarrollo de sus actividades ilícitas y dispusieron de los préstamos otorgados por el Central en provecho propio, antes de que les fuera imposible seguir haciéndolo en el futuro, como un último intento por llevarse todo lo posible. En su fallo, el juez Cavallo detalla en esencia cuatro maniobras delictivas que fueron realizadas por Beraja y los ex directivos de la entidad financiera: el funcionamiento de dos mesas de dinero; el manejo irregular de la asistencia financiera otorgada por el Central poco tiempo antes de la quiebra del Mayo; préstamos irregulares a empresas o personas vinculadas directamente con el banco, y operaciones comerciales indebidas a través de una compañía de Tiempo Compartido. El magistrado le había tomado declaración indagatoria a Beraja durante dos días, un mes atrás. Los siguientes son los cuatro capítulos en los que el juez dividió la investigación: u Mesas de dinero: eran dos, Mayflower y Trust Inversions. Según las denuncias en poder del magistrado, a través de ellas se tomaron unos 200 millones de dólares de unos 3000 ahorristas, quienes percibían una tasa de interés en torno del 13 por ciento anual, el doble de la tasa de mercado. Estas operaciones off shore no estaban integradas a los balances del Mayo, y hasta ahora los inversores no pudieron recuperar su dinero. El juez continúa investigando si los fondos recibidos fueron invertidos por los ex directivos de la entidad financiera en diversos proyectos inmobiliarios. Resulta evidente que los directivos no dudaron en echar mano, abusiva y desaprensivamente, de los fondos que los inversores les habían confiado, para financiarse ellos mismos, señaló Cavallo. Las mesas de dinero funcionaban en el segundo piso de la casa matriz del Mayo, en la calle Paso 640. Varios empleados del banco dijeron ante Cavallo que algunos clientes no recibían certificados por sus depósitos mientras que otros sí, pero sin firma. Y que volcaban las operaciones a planillas, que luego eran destruidas. Es evidente que la gente depositaba sus ahorros en el Banco Mayo y no en otro lado, como pretenden hacer ver algunos imputados a través de sus descargos, apuntó el magistrado. u Asistencia del Banco Central: según el juez, el Central asistió al Mayo con 298,6 millones de pesos entre el 3 de setiembre y el 8 de octubre del 98, un día antes de su cierre. Para Cavallo hay una evidente contradicción: mientras el Central afirma que los redescuentos dados a Beraja quedaron sin saldar, el ex banquero alega que, a cambio de la ayuda financiera, le cedió a Pedro Pou una cartera de préstamos. Efectivamente, el BC no pudo hasta el presente hacerse de esos fondos. El Central sufrió y aún sufre un perjuicio por esta operatoria. Y para otorgar tales redescuentos habría sido (inducido a) engaño que indujo a error al ente de control, laudó el juez en su resolución. u Autopréstamos: el magistrado estableció que los hubo por casi 60 millones de pesos. Pero sospecha que podrían alcanzar a 333,6 millones. Las empresas vinculadas al Mayo y que, en principio, se beneficiaron son:Molinia SA, Viviendas Mayo, Mequeve SA, Manfisa SA e Icatur. Un ejemplo: a febrero del 98, Viviendas Mayo tenía una deuda de 502.000 pesos. Un semestre más tarde, días antes de la caída del banco, su pasivo trepaba a los 27,2 millones. u Tiempo Compartido: El Banco Mayo no tenía por qué inmiscuirse en la realización de un negocio de esta naturaleza, sentencia la resolución. A través de Icatur SA, las autoridades del Mayo pretendieron cubrir las insuficiencias de liquidez. Cavallo rechazó de plano la explicación de Beraja, quien argumentó que Icatur fue creada para cumplir con las exigencias del Central. Beraja temió ir preso y estuvo cerca. Su responsabilidad como jefe de una asociación ilícita aún no pudo ser probada en el expediente. Corre el riesgo de que una compleja pericia establezca el vínculo entre veinte empresas y los directivos del Mayo, tal como explicó uno de los investigadores del caso.
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