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HABLA MARTIN ALMADA, EL DESCUBRIDOR DE LOS ARCHIVOS DEL TERROR DE LA REPRESION EN PARAGUAY
“Con el oviedismo, el Cóndor sigue actuando”

El Cóndor fue el plan, impulsado por Pinochet, con el que las dictaduras del Cono Sur coordinaron la represión en la década del 70. Según afirmó Martín Almada a Página/12, el Cóndor II siguió actuando en los 90. Y contó con el pleno apoyo del oviedismo.

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Un informe militar paraguayo enviado a Ecuador. El tema: “subversivos”.

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Lino Oviedo, cuando todavía era un general exitoso.
Desde la clandestinidad procura afianzar un apoyo popular.

Página/12
en Paraguay

Por Darío Pignotti
Desde Asunción

t.gif (862 bytes)  En 1992, Martín Almada descubrió los Archivos del Terror: cinco toneladas de documentos probatorios de la coordinación represiva en el Cono Sur durante los años 70, que estudió el juez español Baltasar Garzón y que son una pieza clave del juicio de Madrid contra Augusto Pinochet. Hoy denuncia, “el Cóndor sigue actuando y en los últimos años contó con la complicidad del oviedismo”. Almada, presidente del Tribunal Etico contra la Impunidad, estuvo preso por el stronissmo entre 1974 y 1977. “Estamos frente al Cóndor II. El primero voló durante el terrorismo de Estado, como una criatura concebida por Pinochet. El actual comenzó a funcionar después de la instalación de los gobiernos democráticos en América latina y tuvo varios continuadores, entre ellos Lino Oviedo”. Así se deja resumir la tesis de Almada. –¿Qué documentos lo respaldan?–El miércoles, al cumplirse los 7 años del descubrimiento de los Archivos del Terror, hemos presentado al presidente paraguayo González Macchi una denuncia del proyecto de integración de un servicio de inteligencia de las FF.AA. y policía paraguaya. Para ello contrataron a dos ex elementos de la DINA, la policía política chilena. –¿Quiénes son?–Son por lo menos 2 hombres que vienen trabajando desde 1994. Uno es Ramón Vallejos, quien fue hombre del área de política de la CNI chilena (la sucesora de la DINA) y desde 1994 ha sido asesor de inteligencia del ex vicepresidente oviedista Angel Seifart, de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y últimamente estuvo vinculado a los generales Goselle y Gaona. El otro es Rodrigo Court Lovos, ex capitán del ejército chileno y ex miembro de la CNI, quien ha pasado por la Senad, la policía y el proyecto de Organización de Inteligencia Conjunta. –¿Cómo se articula el cuadro paraguayo con una coordinación regional?Le aporto otra evidencia, como la carta del Coronel Francisco Ramón Ledesma, del ejército paraguayo, que remitió una lista de “subversivos” a la conferencia de ejércitos americanos de Ecuador en 1997, la última a la que asistió Pinochet (ver facsímil). Y esos “desocupados” chilenos habrían sido los que asesoraron al ejército paraguayo en la elaboración de ese listado. –¿Y la complicidad Cóndor II-Oviedo?–El hecho es que Lino Oviedo fue el hombre excluyente del ejército por muchos años, luego de desplazar a Stroessner y de haber sido el factótum de la caída de la dictadura. Ninguna decisión estratégica se adoptaba en el ejército paraguayo contra su voluntad o sus negocios. Y no se olvide que él jamás cortó las muy buenas relaciones del ejército stronissta con el pinochetismo, o el ejército chileno que es decir lo mismo. Hay muchas huellas de continuidad entre los Cóndores I y II. –¿Por ejemplo?–Luego de haber hallado los Archivos del Terror en Paraguay puede reconstruirse que en esos años del Cóndor I nuestro país fue un depositario o banco de datos de todo el operativo, es decir que teníamos un lugar en la división del trabajo pensada por Pinochet. Ahora se estaría planteando otra división del trabajo y otra coordinación cuyas formas no conocemos totalmente. Pero yo me empiezo vislumbrar que los militares chilenos, Vallejos y Court Lobos vienen a reorganizar la asociación criminal en democracia. –¿Hay lugar para neodictaduras? –En Paraguay son posibles. Cuando Oviedo era el hombre fuerte del ejército él manifestó más de una vez que instauraría la dictadura de ser necesario. Recuerdo que por entonces yo era presidente de la asociación americana de juristas y en ese carácter le respondió que sólo un militar trasnochado podía tener esa aspiración. Porque para nosotros la democracia es irreversible. Pero para ellos no. A Oviedo le gustaba esa frase de Stroessner que decía a los amigos todo, a los enemigos palos y balas y a los indiferentes la ley. –¿Oviedo pretendía algún liderazgo entre los militares de la región?–Tengo un recorte de prensa de un encuentro militar en Montevideo que resalta cómo Oviedo presumía de una actitud antiimperialista, ése es un gesto que habla del liderazgo que él imagina entre sus pares. En aquella reunión él nos sorprendió por su posición antiyanqui, tipo lo que hace Chávez hoy. –¿Cómo juegan las Conferencias de Ejércitos?–Creo que son un elemento clave de todo el reordenamiento. Tengo una visión propia del tema: los ejércitos del mundo están en plena crisis, los militares europeos ya encontraron trabajo con las misiones de paz, no son más desocupados. Pero en América latina no se resolvió el problema de la desocupación militar, y siguen con la mentalidad de la Guerra Fría y se reúnen periódicamente para justificarse a sí mismos inventando nuevos subversivos que son los sin techo, los sin tierra, los periodistas, los defensores de derechos humanos. Fue por eso que nosotros, el Tribunal Etico argentino y paraguayo, pedimos la presencia de observadores en la última CEA en La Paz. –No creo que hayan tenido suerte.–No la tuvimos. Hugo Banzer, anfitrión como presidente, no nos dio ni la hora. –Esta noche Oviedo sería entrevistado por Mariano Grondona. Supe esta mañana a través de Nelson Castro algo sobre ese reportaje. Yo le diría a Oviedo que no gaste más llamadas satelitales, son muy caras. Está muy claro que él quiere impactar en el millón de paraguayos que viven en su país (Argentina) y crear más inestabilidad en el Paraguay. Oviedo es un irresponsable con estos golpes psicológicos. Mejor sería que Oviedo se presentara ante la Justicia, igual que lo debiera hacer Stroessner. Paraguay está sumido en una pobreza explosiva y Oviedo es un irresponsable que con estos golpes psicológicos puede estar encendiendo la mecha. Yo le diría que, si seguimos así, Paraguay termina siendo Chiapas. –¿Ejércitos antiimperialistas en los 90?–En el último tiempo se ve cómo los ejércitos empiezan a revelarse, relativamente, frente al alineamiento con el Pentágono de los 70, cuando no había lugar para posiciones diferentes. Y Lino Oviedo pretendió canalizar ese estado de ánimo, pero sin el liderazgo que sí tenía Pinochet en las últimas cumbres de ejércitos del ‘93, ‘95 y ‘97.

 

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Un prototipo de la represión

Por D. P.

“El juez Garzón, en abril de este año, me pidió un caso típico del Cóndor entre Paraguay y Argentina y entonces yo le entregué la historia de Marta Landi, detenida en Asunción el 29 de marzo de 1977 y embarcada en una nave militar argentina el 16 de mayo de ese año, fecha de su desaparición.“A mi vuelta de Madrid me intrigó más la historia de Marta y volví a los archivos, siempre estoy volviendo”, dice Martín Almada.
–¿Y qué halló?
–Encontré que ella y José Logoluso, su compañero también desaparecido, habrían tenido una criatura de 2 años y medio, y encontré una nota de la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Paraguay, Carmen de Lara Castro, diciéndole al jefe de policía que no era justo que esta criatura siguiera en una celda, y pidiéndola en guarda.
–¿A quién fue entregado el niño?
–No tengo seguridad, pero finalmente encontré un documento policial (ver facsímil), en mayo de ese año, que dice que se habría hecho entrega del niño el 15 de octubre de 1979 a Clara Dilia Aguirre de Pizarro, con domicilio en Mendoza Sur 605, provincia de San Juan. El documento está firmado por Marisa Estela Pizarro. Este papel nos abre un nuevo y serio interrogante. Y por este medio pido a los organismos de derechos humanos de la Argentina la colaboración que puedan facilitarnos para esclarecer este hecho.


CUANDO PINOCHET Y OVIEDO ESTABAN SANOS E IMPUNES
Crónica de una visita a la cárcel

Por D. P.

t.gif (862 bytes) Oviedo y Pinochet vivían días de gloria e impunidad. Era mayo de 1998: el paraguayo había consagrado a un subalterno (Raúl Cubas, piloto de rallies) como presidente de la república. El chileno se paseaba por las Conferencias de Ejércitos Americanos (Brasil ‘93, Argentina ‘95, Ecuador ‘97) de América del Sur propalando y aun rehaciendo la trama del Cóndor, pero ahora legalmente. El dictador setentista no imaginaba lo de Londres. Oviedo, un fascista pop de los 90, tampoco esperaba la pueblada que iba a echarlo del Paraguay tras el asesinato de Argaña. Aunque todavía purgaba una pena de 10 años de prisión en la I División de Infantería por sedición en 1996 contra el ex presidente y contratista aventajado Juan Carlos Wasmosy, el encierro de Oviedo parecía casi protocolar. Ya había ordenado al presidente electo Cubas que lo liberara, algo que el piloto-presidente cumplió con celeridad 3 días después de asumir. ¿Qué más podían pedir? ¿Por qué ocultarían Pinochet y Oviedo una sana simpatía? De hecho, no lo hicieron. El 17 de mayo de 1998 centenares de personas, muchas llegadas a Asunción de departamentos lejanos como Itapuá o Paraná, hacían fila frente al cuartel para felicitar a Oviedo por la victoria del domingo anterior. Los simpatizantes “colorados” pugnaban por obtener unos minutos en la agenda del líder preso. Aquel domingo había unos 300 inscriptos pero nadie pudo ingresar. ¿Por que se suspenden las visitas?, preguntó este cronista mientras hacía cola. “Están viniendo de Chile con saludos para el general Oviedo”, explicó una activista UNACE, Unión Nacional de Colorados Eticos. A las 11 de la mañana, la delegación posó ante los reporteros. Confirmó que venían desde Santiago con calurosos saludos del general Pinochet.

 

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