OPINION
Reto al destino
Por Eduardo Aliverti |
Reto al destinoEn algunos
escritorios del poder circula, hace ya tiempo y cubierto por la ignorancia periodística,
un paper del Banco Mundial que alude a las UGI: es la sigla en español de
Unidades Geoeconómicas Inviables y refiere a territorios de países subdesarrollados o en
vías de desarrollo que a juicio de la entidad, lisa y llanamente, no tienen más destino
que la extinción. Los gurúes del BM toman cuatro variables básicas, y de su
entrecruzamiento surge el certificado mortuorio: inexistencia de clase empresaria;
corrupción político-institucional; economía asentada en características de monocultivo
sin desarrollo sustentable y ausencia de inversión sanitario-educativa. Todo con
carácter de absoluto, junto al agregado de parámetros demográficos, culturales,
migratorios, etc. De más está decir que el rango de inviabilidad lo dan las
probabilidades que el BM otorga a los sitios en cuestión para subirse al carro de la
concentración globalizada, que desde hace rato se resume en el eufemismo
globalización del mismo modo en que flexibilidad laboral
reemplaza a precarización. En lenguaje de calle, hablamos de lugares que no
existen o que dejarán de hacerlo. En el diccionario bancomundialista, UGI. Paraguay es
una de esas geografías, inviables según el Banco. Y en la Argentina figuran Salta,
Jujuy, Tucumán, Chaco y Formosa. Mas un segundo lote en stand by hasta tanto se aprecien
las posibilidades de desarrollo de las macroestructuras regionales que pudieran
contenerlos: el Mercosur respecto de Corrientes, por ejemplo, o la explotación minera y
la salida al Pacífico en el caso de provincias del NOA como La Rioja y Catamarca. Y será
bueno tener en cuenta que es desde esta intelligentzia de los centros de poder
internacional que se originan, hace rato, ciertas ideas del establishment local. Entre
ellas, la parlamentarización regional del país incluyendo la desaparición en esos
bloques geográficos, permitiendo reducción y reorientación de gastos. Esto que hoy
puede tener olor a ciencia ficción no es otra cosa que una de las proyecciones de largo
plazo del poder en serio. Es la relación inversamente proporcional entre quienes piensan
de manera estratégica cómo quedarse con los pedazos convenientes de lo que alguna vez se
pretendió una Nación, y quienes por vía de la sucesión de ajustes presupuestarios no
pueden más que pensar en cómo apagan incendios que reaparecen al poco tiempo. El puente
correntino es testigo, como antes y mañana los piqueteros, empleados públicos, maestros
y excluidos varios del país. ¿Quién piensa en ellos más allá de ajustes e
intervenciones? |
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