Aunque ayer
continuó la seguidilla de apagones en el área metropolitana, el Ente Nacional Regulador
de Electricidad (ENRE) salió a minimizar los cortes de luz. El vicepresidente del
organismo, Alberto Devoto, consideró que la ola de quejas por las reiteradas
interrupciones en la provisión de energía responde a una especie de "psicosis"
de la gente, que es "electrodependiente" y que "se descarga" de todos
sus problemas "en el tema de la electricidad". "Estos cortes tendrían otra
magnitud si no estuviera internalizado en la población el síndrome del apagón de
febrero de Edesur", estimó Devoto ante Página/12. El funcionario aseguró que las
interrupciones "están dentro del promedio" y reveló que de acuerdo con el
contrato de concesión, por semestre las empresas pueden llegar a cortarle la luz a cada
usuario hasta 6 veces con una duración máxima de 10 horas por vez, es decir, un total de
60 horas, sin percibir ninguna sanción. A su vez, el jefe de Gobierno porteño, Enrique
Olivera, volvió a manifestar su preocupación por los cortes y opinó que "el
diseño técnico de esta privatización no es el apropiado para lo que son las condiciones
de calidad que la gente está reclamando".Ayer por la mañana,
Edenor dejó sin luz entre quince minutos y media hora a 350 mil usuarios de las
localidades bonaerenses de Isidro Casanova, Tapiales, Ciudadela, Muñiz, Migueletes, Ramos
Mejía y Matheu, según informó un comunicado de la compañía. El corte de Edesur, en
tanto, alcanzó a 280 mil clientes de Quilmes, Florencio Varela, Rafael Calzada, Don
Bosco, Esteban Echeverría, Cañuelas y Monte Chingolo. Edesur señaló que la falta de
energía no superó los quince minutos y se extendió entre las 10.50 y las 11.05. Las dos
distribuidoras deslindaron su responsabilidad en los apagones y señalaron como causa del
problema una pérdida de generación de las centrales eléctricas de la zona de Comahue,
provincia de Neuquén.
Los cortes no se limitaron al conurbano. La ciudad bonaerense de
Dolores quedó casi en su totalidad sin suministro eléctrico, situación que obligó a la
Cámara de Apelaciones de esa ciudad a interrumpir por media hora el juicio oral por el
asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas. Rosario también fue afectada por la
falta de energía, aunque el apagón, que ayer alcanzó a mil viviendas, fue de menor
magnitud que el día anterior, cuando quedaron sin luz 150 mil clientes.
La seguidilla de cortes que viene sufriendo el área metropolitana
(más de 80 en los últimos 50 días) se convirtió ayer en el eje de discusión de la
reunión convocada semanalmente por Defensa Civil para analizar los posibles efectos del
llamado efecto informático 2000, Y2K. Del encuentro participaron el jefe de Gobierno,
Enrique Olivera; el secretario de Obras Públicas, Abel Fatala; representantes de Edesur y
Edenor, y el vicepresidente del ENRE, Alberto Devoto, entre otros funcionarios.
Devoto minimizó el problema de los sucesivos apagones. "Da la
sensación que hay una psicosis porque no hay una tasa de falla que supere los
promedios", argumentó el directivo del organismo regulador. Y consideró que
"estos cortes que se producen últimamente tendrían otra magnitud si la gente no
tuviera internalizado el síndrome del apagón de febrero de Edesur. Ahora, cuando se
corta la luz, se piensa inmediatamente en Edesur y la gente imagina que va a estar sin
electricidad durante diez días. Estamos en un estado permanente de psicosis",
concluyó en diálogo con Página/12. Devoto interpretó que los lamentos de los
usuarios se deben a que la gente es "electrodependiente" y que "se
descarga" de todos sus problemas "en el tema de la electricidad".
La directora del ENRE, Esther Fandiño, descartó de plano que se esté
ante un "colapso eléctrico". "El colapso eléctrico viene como en el '88 o
el '89, por falta de energía. En este momento, tenemos un 43 por ciento más de potencia
que la que podemos requerir en el pico de la demanda (que es) en el mes de
diciembre", aclaró. Fandiño adjudicó la preocupación generalizada por las fallas
energéticas a "una necesidad mediática de instalar el tema del corte".
Fatala dio otro punto de vista. "Hay una situación contractual
que está haciendo colapso", cuestionó en declaraciones a este diario. El secretario
de Obras Públicas expresó que el Gobierno porteño está menos preocupado por el posible
efecto Y2K en el sistema eléctrico que en los continuos apagones que --estimó-- podrían
repetirse durante el verano. "Nos preocupa la precariedad del sistema con el que se
está operando la red. Se llegó a esto porque las inversiones no fueron direccionadas.
Las empresas invirtieron los montos exigidos por contrato, pero donde ellas querían y no
donde hubiese sido más adecuado para evitar estos apagones", indicó Fatala.
El funcionario porteño objetó el tiempo de corte de luz previsto en el contrato de
concesión por semestre. Según reveló Devoto, del ENRE, Edesur y Edenor pueden dejar sin
luz durante 60 horas cada seis meses a los usuarios, a razón de 6 cortes de una
extensión máxima de 10 horas, sin ser sancionadas. "Es una barbaridad. La ciudad de
Buenos Aires no puede tener ese estándar de calidad. A la falta de inversiones se suma
una mala calidad en el contrato", cuestionó Fatala. Devoto coincidió en que 60
horas de corte es un parámetro "muy alto", pero aclaró que modificarlo no
está dentro de las atribuciones del ENRE. "Sólo el Poder Ejecutivo puede hacerlo
antes del 2002, cuando está previsto revisar las tarifas y las exigencias a las
empresas", señaló. La ley de Energía establece que las revisiones deben hacerse
cada 5 años, pero ese plazo se extendió a 10 años, para la primera vez que se revean,
por un decreto del ex presidente Carlos Menem.
Al menos bajó el calor
Como si se tratara de una respuesta a miles de ceremonias contra el
sofocón porteño del fin de semana, ayer la temperatura bajó más de siete grados en
menos de cuatro horas. Los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional indican que
la buenaventura para los calurosos durará hasta por lo menos el jueves próximo. Mientras
tanto se sucederán las lluvias aisladas y un leve descenso de la temperatura con aumento
de la inestabilidad. Bucólico fin de año antes de las explosiones del 31.
El súbito diluviar de ayer tiene sus
explicaciones para el pronosticador de turno, Ricardo Hoevel. "En estos momentos
está pasando sobre Buenos Aires, y en una zona del centro del país que abarca el norte
de la provincia de Entre Ríos y el centro norte de Córdoba, un frente frío
débil", explica. Es ese frente el que provocó ayer un descenso de los 30 grados de
máxima registrados pasadas las diez de la mañana a los 23 de las dos de la tarde.
En cuanto al día de hoy, el SMN informó que "las
condiciones del tiempo no van a cambiar". Se espera un día de nubosidad variable,
temperaturas altas y mejoramientos temporarios". El frente frío salvador no sólo
trajo el descenso de la temperatura sino que al chocar con la masa de aire cálido y
húmedo, que había traído calores de hasta los insoportables 38 grados, generó las
lluvias con la baja en los termómetros y vientos cambiando hacia el sur: esa brisa que
ayer hasta obligó a una sábana sobre el cuerpo a la hora de la siesta. |
Los porteños por las dudas compran velas |
Takeo
Komiyama (30), cocinero de sushi: "Lo más probable es que haya cortes de luz por
eso compré pilas, agua y enlatados. Porque te quedaste sin luz y no podés hacer nada. Si
hasta ayer hubo 20 cortes, si se vuelve a cortar a Edenor le llevará un par de días
arreglarlo. Tampoco hay que exagerar porque la red informática que tenemos no es tan
vasta: a lo sumo no te bañarás unos días, aunque voy a juntar 200 litros de agua en la
bañera".
Jorge Reyna (37), empleado
informático: "Me preocupa mucho el tema de la luz. Es una vergüenza, las empresas
tienen unas brutas máquinas con unos chips diminutos y no actualizaron los equipos. No me
preparé pero, ¿qué puede pasar? Esperaré que mis peces no se me mueran. Y ahora por
ahí, ahora de paso, compro un farolito".
Walter Arborelo
(39), administrativo: "Pensamos en prepararnos, como máximo para dos días sin luz.
En casa somos dos y ya compramos dos docenas de agua mineral. Compré velas y pilas para
la linterna además de alistar un velador a pilas. En la puerta de los bancos, vi combis
con una especie de grupos electrógenos; de hecho en estos días voy a trasferir mi cuenta
a plazo fijo. Al menos de treinta días".
Virginia Impa (50), ama de casa:
"Estos días empecé a organizarme un poco: voy a juntar agua, tengo muchos
recipientes y la bañera que sirva para higienizarse. En casa somos tres, gastamos tres
litros por día, así que haré un promedio para tener agua mineral para diez días.
También con esto de los cortes pensé comprar cuatro, cinco, diez paquetes de velas: más
vale que me sobre".
Ana María Sgriñieri (55), secretaria
de aseguradora: "Mi hermana médica tiene parientes en Boston y por
e-mail nos avisaron que Argentina está en zona roja. A partir de ahí cargué un tubo de
emergencia, pilas para la radio y dos linternas. Tengo doce litros de agua mineral. Fui
comprando entre el jueves y viernes pasado. Por miedo a que se corte el gas compré dos
garrafas para una cocinita muy chiquita de camping".
Alicia Pérez (43), administrativa:
"Empecé a comprar velas, más ahora después de los cortes. Fui el jueves al
supermercado y me di cuenta de que éramos varios. Ya nos habíamos olvidado de cómo era.
Parecía la época de la hiperinflación. Es algo que no tenías pensado que volviese a
pasar".
Leandro Galicia
(24), estudiante: "Trabajo en una empresa informática y sé que las empresas de luz
dieron un 10 por ciento de riesgo, para abrir el paraguas. Aunque en casa no se puso en
marcha ningún plan familiar de contingencia, estimo que habrá cortes de energía y yo,
por supuesto me abstendré de hacer depósitos bancarios o usar la Banelco".
Diego Migliaro (26), licenciado en
administración: "No creo que el corte sea para tanto. No le doy importancia al tema.
Lo máximo que me preocupé en hacer, hace seis o siete meses, fue bajar un programa de
Internet para chequear mi computadora".
Emilio Jorge Pelora (54), empresario:
"Pienso que no va a pasar nada, aunque esos días pienso no usar las tarjetas de
crédito. El motivo: lo pidieron y siguen haciéndolo en Estados Unidos. Dicen que no se
usen".
Clorinda Tozzi (62), ama de casa:
"Mi marido me dice que soy una exagerada pero yo de todos modos
me compré unos ocho paquetes de velas y botellas de agua, aunque le dije a él que llene
la bañadera. No sé si será exagerado, ¡pero como hay tantos cortes! Yo no sé, pero
entre los vecinos hay tanta indiferencia sobre el tema". |
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