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![]() ![]() Políticamente, no parece haber ninguna fuerza en Rusia dispuesta a detener la ofensiva. El Partido Comunista (PC), el único opositor con poder parlamentario para incomodar al Kremlin, ya declaró el sábado que no presentaría una moción de censura contra el gobierno mientras dure el "operativo antiterrorista". En lo que podría ser una recompensa, el presidente Boris Yelstin aprobó ayer por decreto un aguinaldo para los jubilados, principal base política del PC. Con su retaguardia segura, el premier ruso Vladimir Putin aseguró ayer que la ofensiva estaba procediendo "acorde al plan". Por su parte, el canciller Igor Ivanov advirtió a Occidente que "no hable el lenguaje de las sanciones económicas". En el frente militar, el Kremlin intentaba ayer minimizar la escala de su asalto a Grozny. Según fuentes oficiales, los avances son realizados por pequeños grupos de 50 hombres. Estos realizarían sondeos para fijar las posiciones de los guerrilleros, que son luego sometidos a bombardeos aéreos y de artillería. Más allá de la veracidad de esas versiones, el analista militar ruso Pavel Felgenhauer notó que "una vez que los rusos entren al centro de la ciudad, ya no podrán utilizar el bombardeo y los chechenos comenzarán a atacarlos". De todos modos, actualmente las bajas rusas son una incógnita. Moscú presentó ayer la inverosímil cifra de 10 muertos desde el sábado, pero los guerrilleros hablan de centenares.
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