Los captores islámicos del avión indio iban a matar a sus rehenes. Pero levantaron el ultimátum con la llegada de negociadores. |
The Guardian Por Suzanne Goldenberg El comienzo de las negociaciones podría disminuir la tensión en Kandahar, que empeoró considerablemente luego de que los secuestradores, miembros de la organización islámica Harkat-ul-Mojahedin, lanzaran dos ultimátum para lograr la liberación de Azhar, preso en la ciudad india de Jammu. "Esperamos que emerja un escenario positivo", declaró Erik de Mul, el funcionario de la ONU que transmitió las amenazas de cinco secuestradores en la tarde de ayer. Los captores, que el sábado pasado degollaron a un pasajero, insisten en que asesinarán a los pasajeros, que incluyen a una docena de europeos y dos norteamericanos, si no hay novedad respecto de la situación de Azhar. Pero el canciller indio, Jaswant Singh, dijo que creía que los secuestradores iban a dar la chance de negociar. Aunque sea la llegada de los negociadores podría agregar algunas horas de esperanza a los perturbados familiares de quienes el viernes tomaron el avión desde la capital de Nepal, Katmandú, hasta la ciudad india de Lucknow. Ayer, en Nueva Delhi, los familiares de la tripulación y de los pasajeros, furiosos por lo que consideran el desinterés del gobierno indio por el destino de quienes están a bordo, saltaron las barricadas de seguridad y los vallados policiales para atacar la residencia del primer ministro y otros edificios gubernamentales. Los talibanes, cuyo régimen no es reconocido por India, están desesperados por sacarse de encima una crisis que parece consolidar su reputación de lugar de asilo de terroristas. El régimen talibán en Afganistán ya se ha convertido en un paria internacional por proteger al principal enemigo de Washington, Osama bin Laden. Ahora, los talibanes están presionando a los secuestradores para que abandonen el territorio afgano, y expresaron abiertamente su frustración por la demora india para embarcarse en las negociaciones. Ayer a la mañana, el encargado de Asuntos Exteriores talibán, Abdul Wakil Muttawakil, explicó a los periodistas en Kandahar que "si tenemos conocimiento de que los captores están cometiendo actos inhumanos, como matar personas, entonces vamos a asaltar el avión para salvar la mayor cantidad de vidas". Pero la misión de Nueva Delhi es prácticamente imposible. A pesar del reclamo de los familiares de los rehenes, el gobierno indio no tiene ningún interés en liberar a Azhar, cuya captura en 1994 fue vista como un golpe de las fuerzas de seguridad indias al movimiento guerrillero islámico propaquistaní.
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