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La reforma impositiva retrocede un casillero

Con cambios introducidos por el PJ, el Senado devolvió la reformatributaria a Diputados, que hoy volverá a tratarlo. Proponen gravar los plazos fijos y desgravar el transporte, bebidas y cigarrillos.

La bancada justicialista hizo sentir su superioridad numérica.La Alianza eludió una negociación y prefirió medir fuerzas.

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Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes)  Aprovechando su superioridad numérica en la Cámara, y contra la voluntad de la Alianza, los senadores justicialistas impusieron ayer cambios al proyecto de ley de reforma tributaria que sancionó Diputados. Los retoques son un “mix” de medidas de tinte progresista y favores a los lobbies empresarios que desfilaron por el Parlamento en los últimos días. Pero esta versión remozada puede tener corta vida. Hoy, los aliancistas utilizarían su preeminencia en Diputados para insistir con la versión original de la propuesta fiscal, a la que, sin distinción de signo político, todos los legisladores le reconocen el status de “impuestazo”. “¿Cómo nos va a gustar gravar al pueblo? A ninguno de nosotros nos gusta esta reforma impositiva. Pero no tuvimos otra salida. Es producto de un estado de necesidad”, confesó en pleno recinto el senador radical Alberto Baglietti. Hasta entonces, ya se habían escuchado varias críticas de la oposición a la decisión aliancista de subir impuestos cuando, en su campaña electoral, la coalición de Fernando de la Rúa propuso lo contrario.La sesión no deparó demasiadas sorpresas. La votación, en la que el PJ se impuso por simple mayoría, se hizo sobre un dictamen no habilitado formalmente y que los justicialistas terminaron de imprimir poco antes de que comenzara el debate. A pesar de esto, la Alianza dio los dos tercios necesarios para habilitar la discusión, que se abrió con la aprobación del Presupuesto para el año 2000. La posible reformulación del paquete fiscal no desvelaba a sus legisladores: hoy batallarían en Diputados.El justicialismo no ignora este presunto final de la historia. Pero su insistencia en cambiar el paquete impositivo, así como el empecinamiento de la Alianza en no negociar ni un inciso, fueron una demostración de fuerza para delimitar el espacio de cada uno en la Cámara. Y en el caso del oficialismo, prueba de una gran obediencia a los dictados de Economía.El despacho que el PJ alistó de apuro dispuso algunas modificaciones ya previstas el lunes por la noche, pero sumó otras de último momento que ni siquiera tenían el respaldo de todo el bloque. En lo sustancial, la oposición consiguió aprobar ayer los siguientes cambios:u Ganancias. Se elimina la exención sobre las rentas que generan los plazos fijos sin discrimación de montos (según una interpretación literal, se podrían incluir todos los depósitos, aun los de cajas de ahorro). Mientras algunos legisladores defendieron este retoque como un cambio progresista, otros técnicos del propio partido admiten que podría significar doble imposición, ya que también se gravan los intereses de las empresas.Pretende dejar el mínimo no imponible de la cuarta categoría (rentas personales) en el nivel actual y admite subir las alícuotas, pero con más moderación para quienes ganan menos. Si esta propuesta fuera convertida en ley, quienes cobren más de 48 mil pesos anuales estarían alcanzados por una alícuota del 7 por ciento en lugar del 9 que propone la Alianza, por ejemplo. Pero quienes perciban más de 200 mil pesos deberán tributar el 37 por ciento, dos puntos por encima de la máxima actual.También elimina la distinción entre paraísos fiscales y los países que no lo son, al alcanzar con Ganancias los dividendos “percibidos o puestos a disposición” por sociedades constituidas o ubicadas en el exterior.u Impuesto al Valor Agregado. Ningún rubro del transporte estaría gravado y la medicina prepaga continuaría con el 10,5 por ciento. Un artículo de confusa redacción plantea la desgravación de la publicidad, alcanzada con IVA desde la reforma fiscal que impulsó el gobierno anterior. Los medios de comunicación tendrían más facilidades para desgravar de Ganancias el IVA que pagan por sus insumos, como la compra de papel.El PJ también incluyó una cláusula que prevé rebajar la alícuota a medida que suba la recaudación. u Impuestos Internos. Los senadores del PJ pretendieron eliminar todas las subas de alícuotas (gaseosas, champagne, suntuarios, etc.), salvo la decisión de gravar la telefonía móvil y satelital, y los autos. También intentaron dejar sin efecto el incremento del 7 al 21 por ciento de un tributo especial sobre los cigarrillos y de modificarle su destino, que seguiría siendo para Seguridad Social –como dispuso Diputados–, con la diferencia de que la mitad iría a la Nación y el resto a las provincias. Este cambio necesita ser aprobado con los dos tercios, porque afecta fondos con asignación específica. u Combustibles. Mantiene la actual exención sobre los solventes –insumo petroquímico que suele utilizarse para adulterar naftas–, tal como reclamó la cámara del sector. Una cuestión decisiva fue que la AFIP no estaba en condiciones de garantizar la devolución de ese impuesto a los industriales que emplearan lícitamente aquellos productos como insumos.u Bienes Personales. Grava con el 0,5 por ciento las acciones de empresas extranjeras radicadas en la Argentina.

 


 

DIFERENCIAS ENTRE TRABAJO Y ECONOMIA
Pelea por las mujeres

t.gif (862 bytes) Aunque el viceministro de Trabajo, Jorge Sapia, declaró ayer que ya antes de las elecciones se habían abandonado las discusiones que incluían la elevación de la edad jubilatoria de las mujeres, el jefe de Gabinete de asesores del Ministerio de Economía, Pablo Gerchunoff, se manifestó en contrario y justificó la necesidad y justicia de la medida. “¿Por qué los hombres y las mujeres no deben jubilarse a la misma edad?”, se preguntó. En este sentido fundamentó la futura disposición como “totalmente razonable”. No obstante, a pesar del argumento igualitarista, la medida tiene detrás necesidades de caja mucho más fuertes que devienen de la crisis actual y potencial del sistema previsional, fundamentalmente, por la transferencia de fondos al sistema privado. Gerchunoff explicó que cuando se inauguró el régimen de reparto se estimó una esperanza de vida posterior a la jubilación de alrededor de 15 años. “Nos parece justo que, si la estructura de edades de esta sociedad es cada vez más avejentada, la presión de pagarles a los pasivos con el ingreso de los trabajadores activos también se corra hacia adelante. Cuando hoy se dicen 65 años (y no 60) la esperanza de vida sigue siendo de 15 años”, argumentó. No obstante, el funcionario matizó explicando que este proceso se dará de manera escalonada hasta el año 2011; “no significa que la mujer que está por cumplir los 60 años no se vaya a jubilar”, sostuvo. Aunque el viceministro Sapia insistió en desconocer este tema, sí declaró, en cambio, respecto de la modificación del régimen de convenios colectivos de trabajo. “Aquí los comunicadores sociales viven confundiendo. Cuando nosotros decimos libertad de negociación, inmediatamente se piensa que esto supone que el empleador de una empresa discute directamente con sus trabajadores y deja de lado al sindicato. Lo que nosotros queremos, en cambio, es que las partes elijan su nivel de negociación, que no negocie necesariamente negocie el sindicato de ámbito superior”, detalló el viceministro.nota B

 

Enjaulado ysin llave

En su empeño por defender la aprobación sin cambios del paquete impositivo, el senador radical Leopoldo Moreau se metió en un terreno vidrioso. Durante su encendida intervención en el recinto, cuestionó los límites que impone la ley de convertibilidad, a la que, palabras más palabras menos, señaló como la causa mediata de un indeseado impuestazo. “Es como si nos hubiésemos encerrado en una jaula y hubiésemos tirado la llave. Argentina no tiene la posibilidad de hacer política económica como sí hacen otros países (...). Todos modifican sus tipos de cambio”, se quejó. El justicialista Eduardo Menem no la dejó pasar. “¿Usted está proponiendo devaluación?”, inquirió. Moreau se reacomodó en su banca y discurso. “No quiero asustar a la clase media. A la convertibilidad hay que cuidarla. Pero, impone el desafío de ver cómo somos más competitivos”, respondió.

 

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