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PIDEN 180.000 PESOS POR “EL ARMA QUE MATO A CABEZAS”
Una pistola para el Guinness

Un intermediario ofreció en venta a Duhalde y a varios abogados que actúan en la causa de Cabezas la supuesta arma homicida.

El arma, según una fotografía que reparte el vendedor. Tiene la mirilla roja. Así la describieron Los Horneros.

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Por Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes)  Arma se vende. Distintos abogados y el propio gobernador Eduardo Duhalde recibieron propuestas para comprar una pistola que, según el vendedor, fue la utilizada en el asesinato de Cabezas. Página/12 accedió a las fotos de ese arma que, aunque aparece lateralmente, tiene la mirilla roja, un detalle que figura en las declaraciones de dos de los horneros, pero que bien se podría pintar con posterioridad en cualquier pistola. El precio que le pidieron a los abogados y al gobernador varía, pero en algún caso trepó a los 180.000 dólares. Supuestamente, con la aparición de la pistola se pretendería cuestionar el revólver calibre 32 largo que está en el expediente. Esa arma fue analizada en cinco pericias distintas que en forma prácticamente unánime ratificaron que de esa pistola Colt salió la bala que se encontró en el cerebro de Cabezas.Hasta el momento, el movedizo vendedor de la pistola no se ha dado a conocer o, por lo menos, su identidad fue ocultada por el ex gobernador Duhalde y los abogados que tuvieron en sus manos la propuesta. Uno de esos letrados le contó a Página/12 la siguiente historia:“Un individuo llamó a mi estudio y pidió una entrevista como si fuera un cliente. El día convenido llegó y no quiso dar a conocer su identidad. Me quedé con la sensación de que era policía, pero no puedo confirmarlo. Lo concreto es que me dijo que tenía un arma que fue utilizada en el asesinato de José Luis Cabezas. No me la trajo ni me la mostró. Insistió en que esa arma podría ayudar a mi defendido, aunque sólo explicó que estuvo registrada a nombre de un oficial o suboficial de la Bonaerense. En concreto, cuando pidió esa suma increíble de dinero, le dije que ni mi cliente ni yo podíamos pagar semejante cifra. El individuo me dijo que de todas maneras me enviaría las fotos del arma como prueba de que lo que decía era verdad. Un día más tarde me llegó un sobre de papel madera con tres fotos reveladas y un rollo sin revelar.”–¿Por qué pide usted reserva de su nombre? –preguntó este diario.–Simplemente porque estoy investigando qué hay de cierto en toda esta historia y quién está detrás. La cuestión del arma es uno de los grandes misterios del caso Cabezas. El revólver oficial, el que está en la causa, ya pasó el obstáculo de cinco pericias. La primera, de la Policía Bonaerense, estableció que la bala encontrada en el cerebro del fotógrafo salió de ese Colt 32 largo. Además, un examen de ADN de un pedacito de piel que quedó metida dentro de la bala ratificó que se trataba de la piel de Cabezas. Una segunda pericia balística, de la Asesoría Pericial de la Corte y el tercer estudio, hecho por la Policía Federal, confirmaron los resultados iniciales y finalmente una pericia de Scotland Yard indicó que, revisando los estudios anteriores, podía concluir que estaban bien hechos. Lo que no cierra por ningún lado es la historia que el juez José Luis Macchi y el comisario Víctor Fogelman quisieron armar, ayudados por Carlos Redruello, el confidente policial. Ese revólver fue encontrado en la casa de Mar del Plata de Luis Martínez Maidana, un hombre al que nunca se le pudo comprobar relación con el crimen, con Pinamar, con Prellezo o con Los Horneros. Todo indica que los policías presentes en la cava le metieron otro balazo a Cabezas –la bala que efectivamente se encontró después en el cerebro– y se guardaron el arma para “colocársela” a algún posible acusado, en este caso a Martínez Maidana.En verdad, está claro que en el crimen de Cabezas se utilizó otra arma y de ella salieron los primeros disparos, los que el fotógrafo recibió al principio. El problema es que, aunque aparezca esa arma, no se va a poder periciar, básicamente porque la primera o las primeras balas nunca aparecieron. Se perdieron en la cava o en el auto o los policías que participaron de la instrucción hicieron desaparecer. Lo único que sepodría hacer es que Los Horneros reconocieran el arma fantasma, algo que por sí sólo no sería concluyente.

 


 

DECLARO EL PERITO PSIQUIATRA
“Son todos psicópatas”

t.gif (862 bytes) “Son una cofradía de psicópatas.” Así definió a los diez imputados por el crimen de José Luis Cabezas el perito oficial José Antonio Abásolo, que declaró ayer en la décima jornada del juicio oral. El testimonio del médico psiquiatra Abásolo –polémico y clave para la suerte de los acusados– incluyó, además del resultado de las pericias psiquiátricas, detalles de la conversación que mantuvo con Gustavo Prellezo, en una presunta violación del secreto profesional. Durante la realización de la pericia, el presunto autor material del crimen de Cabezas le dijo a Abásolo que Alfredo Yabrán estaba detrás del asesinato. Ayer, el perito relató cómo Prellezo “se quebró” y le contó que Yabrán estaba detrás del crimen. Sin embargo, casi todas las partes coincidieron en que la pericia de Abásolo violó garantías constitucionales y que la declaración no deberá ser tenida en cuenta. Jorge Sandro –defensor de Gregorio Ríos– pidió al Tribunal que la declaración del perito Abásolo fuera desestimada a la hora de dictar el fallo. “Si es valorada, se corre el riesgo de que en Casación anulen la sentencia”, advirtieron a Página/12 abogados allegados a la querella, que también consideran ilegítimo al testimonio del polémico perito psiquiatra.José Abásolo, impecablemente trajeado, declaró por más de dos horas en medio de citas de Santo Tomás de Aquino. En tono académico, volvió a informar el resultado de las pericias psiquiátricas. Los acusados “tienen comportamientos desadaptativos y padecen de psicopatías graves”, explicó. Pero la polémica estalló cuando confirmó que durante la pericia Prellezo le dijo que había participado del asesinato del reportero gráfico. “Yo empecé a escribir la palabra ‘Yabrán’ y él me dijo que no lo haga, que tenía miedo”, relató Abásolo en la sala de audiencias. Hace dos años el perito le había informado al juez de la instrucción José Luis Macchi la confesión de Prellezo y lo que dijeron “los horneros” en las pericias. Ayer, se lo acusó de haber actuado como investigador y no como perito, de violar garantías constitucionales y de ejercer “tortura psicológica” sobre los imputados. Abásolo se defendió argumentando que los datos que aportó podían cambiar la suerte de otros imputados, y que el perito “es ojos y oídos del juez”. Cuando se retiraba de la sala, Carlos Redruello –imputado como partícipe secundario– le gritó: ¡Mentiroso! Además de Abásolo, declararon ayer la psicóloga Silvia Dulau Dumm –que participó en las discutidas pericias–, Daniel Cibert –amigo de Cabezas y encargado de la estancia Dos Montes–, el contador de las empresas de Yabrán Oscar Janurek, y el suboficial de la Policía Bonaerense Alberto Capay. Cibert explicó que Cabezas tenía miedo y sospechaba de Yabrán. “Me están pasando cosas que hacen que tenga miedo, tengo llamadas telefónicas, en el auto nos pasan cosas, me doy cuenta que me la quieren dar”, le dijo el reportero gráfico en la estancia de Cariló.

 

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