The Guardiande Gran Bretaña
Por Suzanne Goldenberg Desde Nueva Delhi Mientras caía un
frío helado en la ciudad afgana de Kandahar en la noche del martes, los secuestradores
islámicos del avión de Indian Airlines elevaron el precio de la libertad de los 155
rehenes que duermen por quinta noche consecutiva dentro de los estrechos y sucios límites
de la aeronave: 200 millones de dólares. Y la liberación no sólo del clérigo
paquistaní Mohammed Massoud Azhar, sino también de otros 35 guerrilleros
propaquistaníes del Kashmir e incluso la exhumación de uno de los compañeros de ruta de
Azhar. El propio canciller indio, Jaswant Singh, reconoció que los captores endurecieron
su posición luego de haberse reunido con los negociadores indios que llegaron anteayer a
la localidad afgana. Esto alejó las esperanzas de un rápido fin para la crisis. Los
secuestradores ahora reclaman a Nueva Delhi la exhumación de uno de los compañeros más
cercanos de Azhar, Sajjad Afghani, ex líder del grupo terrorista islámico
Harkat-ul-Mojahedin, enterrado en la zona india de Kashmir. También pretenden que el
gobierno indio libere a otros 35 militantes propaquistaníes del Kashmir y el pago de una
suma al contado por la liberación de los pasajeros del avión. Singh evitó emitir alguna
reacción sobre estas nuevas demandas. Más temprano, los captores, que se creen que son
cinco, habían rechazado un pedido especial para que las mujeres y los niños que están a
bordo fuesen liberados. Anteayer, los familiares de los rehenes habían liderado fuertes
protestas para que el gobierno indio buscara una solución inmediata a la situación. Pero
ayer por la noche, luego de conocerse las nuevas demandas de los secuestradores, algunos
funcionarios sugirieron que las voces duras del gobierno, las que creen que no hay que
negociar, podrían salir fortalecidas.Por la mañana, las intermitentes negociaciones
entre los captores y los negociadores indios a través de los sistemas de comunicación
del avión se interrumpieron por fallas en los motores de la nave, pero luego fueron
retomadas por walkie talkie. El piloto, al parecer, hizo un llamado desesperado de ayuda.
Describió las condiciones a bordo de terribles y otros reportes consignaron
que algunos de los pasajeros están sufriendo de ataques estomacales y depresión. Luego
de que los motores dejaran de funcionar ayer, interrumpiendo el funcionamiento de los
sistemas de ventilación y calefacción, los secuestradores permitieron la apertura de las
puertas del avión. Los soldados talibanes que custodian la máquina señalaron el fuerte
olor a podrido que viene desde el interior.Para colmo, los motores se le resistieron a un
ingeniero aéreo indio, al que le fue permitido ingresar a bordo a las seis de la tarde
(hora local) para reparar las averías. Esto amenaza a los rehenes con otra noche
horripilante. Con las condiciones en la que está el interior, el avión comenzará
a estar muy frío, señaló un vocero en la torre de control aéreo del aeropuerto
de Kandahar. Las puertas del avión deberán permanecer abiertas desde la mañana
hasta la noche, y esto será terrible, completó. El pedido para que el gobierno
indio devuelva el cuerpo de Sajjad Afghani es simbólicamente muy importante, ya que se lo
considera un mártir del movimiento islámico Harkat-ul-Mojahedin al que pertenecen los
secuestradores. Afghani, que fundó a la organización en 1985, y Azhar, su ideólogo,
fueron capturados en febrero de 1994 y encarcelados en la prisión india de Jammu en junio
pasado. Allí fue asesinado Afghani en lo que las autoridades indias describieron como un
intento de fuga. Aunque el canciller Singh no reveló la identidad de los otros 35
prisioneros que reclaman los captores del avión, es casi un hecho que se trata de
militantes islámicos que combaten la presencia de la India enKashmir. Aunque las
negociaciones ahora parecen más complicadas, los secuestradores no repitieron las
amenazas de cortar las manos y los pies de los rehenes y de comenzar a matarlos. Un hombre
que estaba en su luna de miel fue asesinado el sábado, segundo día del secuestro. Luego
de 26 horas sin comida alguna, las autoridades talibanes en Kandahar pudieron ingresar al
avión verduras y frutas. Además, se les proveyó a los pasajeros nueva ropa y varios
técnicos entraron en la aeronave para limpiar los baños.
La situacióndel argentino Al momento no hay novedades sobre la situación del ciudadano argentino
rehén, y monitoreamos la situación en forma instantánea y en tiempo real,
declaró ayer el canciller argentino Adalberto Rodríguez Giavarini, en diálogo con la
prensa durante la inauguración de la sala de conferencias del edificio anexo al Palacio
San Martín. El canciller se refería así al destino del ciudadano argentino,
nacionalizado español, Carlos Rodríguez Falcione, quien se encuentra entre los 160
pasajeros del vuelo de Indian Airlines secuestrado el viernes pasado durante el trayecto
KatmandúLucknow. Rodríguez Giavarini también informó que la Cancillería está
realizando un seguimiento de la evolución de las negociaciones a través de las embajadas
argentinas en España e India, y aseguró que hay un contacto permanente con familiares de
Rodríguez Falcione. También comentó que durante el diálogo que mantuvo con su par de
la India, Jaswant Singh, el canciller de ese país le garantizó las condiciones de
salubridad y de salud de los rehenes en estos momentos. |
SEATTLE SUSPENDIO LOS FESTEJOS DE AÑO NUEVO
Para que el fin del mundo sea seguro
Estados
Unidos será el centro de los festejos por la llegada del 2000. Pero como además es el
centro de la psicosis terrorista-proféticofatalista, las celebraciones no serán tan
bomba como prometían. En la ciudad de Seattle donde la semana pasada fue detenido
un argelino sospechoso que intentaba pasar 54 kilos de explosivos desde
Canadá, el alcalde Paul Schell suspendió las reuniones públicas, los conciertos y
los espectáculos de circo a partir de las seis de la tarde (hora local). Así, las 50 mil
personas que tenían previsto esperar la llegada del nuevo milenio en el céntrico
complejo Seattle Center tendrán que conformarse con ver los fuegos artificiales desde la
ventana de sus casas. En Nueva York, en cambio, el colega de Schell, Rudolph Giuliani,
volvió a hacer gala de su carácter envalentonado al resistirse a ceder ante el
pánico. Claro que para Giuliani no ceder equivale a militarizar los
festejos. El plan Arcángel desplegará 8 mil policías con perros adiestrados
en la detección de explosivos. Las 24 manzanas que rodean Times Square donde está
prevista la llegada de casi dos millones de personas estarán vigiladas y cercadas.
Las bocas de las alcantarillas y los buzones serán sellados por esa noche. Todos los
cestos de basura serán retirados y las grúas remolcarán todos los autos estacionados en
la zona a partir de mañana. La gente tendría que llevar una vida normal. En cierto
modo, los terroristas ganan cuando afectan nuestra psicología, como lo hicieron la semana
pasada, pretendió calmar Giuliani. El pánico instalado definitivamente días
atrás por el gobierno norteamericano parece haber contagiado firmemente a los ciudadanos:
según una encuesta de ABC News, el 40 por ciento de los estadounidenses está preocupado
por eventuales ataques terroristas, un 14 por ciento más que cinco días atrás.Pero el
terrorismo parece sólo uno de los peligros del fin de milenio. Según un informe de la
Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la venta de armas de fuego en el país aumentó
en los últimos días. Los fabricantes de armas explotan de una manera descarada el
pasaje al año 2000, denunció el Violence Policy Center, una organización de
Washington procontrol de armas, en un artículo titulado Lucrar con el nuevo
milenio.Aunque la amenaza terrorista parezca muy lejana, es más sabio ser
prudente. Es un Año Nuevo sin precedentes, imprevisible, y no hemos querido correr
riesgos con la seguridad pública. Este año hay motivos para pasar los festejos en casa
con amigos y familiares, justificó el alcalde Schell a través de un comunicado. Y
se refirió a otro conflicto mucho menos sofisticado que el terrorismo internacional, pero
que todavía resuena e Seattle. Es el momento, después de la reunión de la
Organización Mundial de Comercio (OMC) del 30 de noviembre, para que la ciudad se
recupere de sus tensiones.
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