En un año definido por los cambios a los que obligó el final del menemismo en el poder, hubo menos noticias, muchoslevantamientos forzados por bajo rating y cambios ostensibles en la interna del canal de mejores mediciones. |
Por Patricia Chaina La temporada televisiva 1999 puede tener muchos ganadores, pero un solo gran triunfador: Marcelo Tinelli. La temporada televisiva 1999 puede tener muchos perdedores, pero sólo una gran derrotada: Susana Giménez. Tinelli comenzó el año aceptando cambios de día y horarios para El show de Videomatch y terminó arrasando en todas las mediciones de rating. Giménez comenzó el año cuando quiso, saturó el ambiente de Telefé de problemas, y terminó envuelta en todo tipo de conflictos y con el rating más bajo de su historia. Por si esto fuese poco, el productor de Tinelli, Claudio Villaruel, asumió la semana pasada la gerencia de programación del canal, puntero indiscutido de la lucha por el rating, en reemplazo de Gustavo Yanquelevich, en una decisión del nuevo dueño de la empresa, Telefónica de España.Si 1998 había sido un año de Mundial de Fútbol, 1999 fue un año de cambios políticos, rematados con el triunfo de Fernando de la Rúa en las elecciones presidenciales de octubre. Los esfuerzos de los canales por desmenemizar sus pantallas han sido evidentes, tanto como lo eran antes sus apuestas a los dos frentes. Antes y después de eso, este año hubo una larga serie de debates sobre la creciente tendencia de la televisión a intentar asumir papeles protagónicos excesivos en hechos policiales. La tentación de ayudar a generar justicia, más para levantar el rating que por vocación de servicio a la comunidad, provocó lo que quizá sea uno de los mayores signos del año. El asalto al banco de Villa Ramallo, el caso de Toqui encerrado con seis rehenes en el Conicet, o la fuga de la cárcel de San Juan, se convirtieron, lamentablemente, muertes de por medio, en paradigmas de una sociedad donde el periodismo se arriesga a cumplir funciones que no deberían ser de su competencia. Y aunque el programa Cámara del crimen de Enrique Sdrech tuvo poca vida, el género policial se transformó en un bastión del periodismo televisivo. A pesar de esto, a los directivos de los canales el balance les reporta mejores ganancias que el año anterior. Esto les permite imaginar buenos pronósticos para el 2000. Pero a los espectadores les queda lo de siempre: Paciencia y zapping, como recomienda Tomás Abraham en su libro La aldea global, ya que los contenidos en pantalla no sólo no innovaron sino que repitieron éxitos ya vistos. Lo que evidencia que el negocio desplazó al servicio -.por el que se les cede a particulares la explotación de cada sintonía, ya definitivamente. Excepto en la pantalla de ATC, despojada de una programación consistente, al menos hasta que se ponga en práctica la ley RTA. En términos económicos, en tanto, la TV cotizó mejor que en el 98. Hubo más de 40 programas ranqueando sobre los 10 puntos, cuando en el 98 fueron apenas 28. Y se volvió más competitiva porque maximizó su performance técnica: una plataforma satelital en funcionamiento y otra pidiendo pista, el cable con servicios codificados, y equipos que van desde microcámaras a pantallas digitales lo sostienen. Pero la producción de contenidos retrocedió cinco casilleros: cambió noticias de la realidad por ficciones de vida cotidiana. Aún así, al final del año hasta los actores reclaman más y mejores fuentes de trabajo. Cambió la grilla de programación atendiendo más al juego de la competencia que a la evolución de cada programa. Agudizó su ingenio incluyendo el perfil infantil en cámaras .-esto es: bajos costos y más rating, pero se deshizo de propuestas con iguales características sin darles tiempo a madurar. Y en la segunda mitad del año volvió a lo que ya fue un éxito, con caras nuevas, como el 1, 2, 3, Out que revive el esquema de Nico.Al iniciarse el año, dos nuevos programas sacudieron la pacatería del barrio de casas bajas con el que puede asociarse a los programas standard: For Fai Presidente y TV Abierta, por América. El primero, con chicos jugando a ser grandes, se bancó tres cambios de horario. El canal decidiólevantarlo porque no tenía mucho rating ni avisos, pero tampoco lo promocionó para que los tuviera, reflexionó su conductor Mex Urtizberea ante Página/12. TV Abierta resultó un bizarro rompecabezas que aburría o causaba gracia intermitentemente, reafirmando la faceta democrática, si se quiere, del medio, hasta extinguirse. Porque la pantalla es de las grandes estrellas. Mejor si son potentes y nuevas. Como la uruguaya convertida en modelo nacional que le inyectó a las telenovelas la energía de un pulmotor. Con Muñeca Brava renació el melodrama tradicional con toques de comedia. Y Natalia Oreiro adquirió un sitio preferencial en el centro comercial, con la garantía de un carisma capaz de enfrentar a Santo Biasatti, Mirtha Legrand, Lucho Avilés y Fernando Bravo y ganar su horario. Por la noche, Campeones le devolvió al género un horario estelar innovando en contenido. El galán es un antihéroe, configurado desde el prejuicio de un boxeador con un perfil más cercano a El Mono Gatica que a Víctor Palma. Guido Guevara (interpretado con maestría por Osvaldo Laport), el galán de Campeones, es violento, no sabe hablar, y aunque tierno y ganador con las mujeres, camina hacia una locura paranoide sin remedio aparente. Formó una pareja de alto impacto con Soledad Silveyra que se sostuvo en un elenco sólido y convocó frente al TV a hombres y mujeres. La historia de los Gasoleros Roxi y Panigassi, éxito del 98, fue contundente en su regreso: 28 puntos el 22 de marzo, cuando Campeones, a pedido del público, pasó a las 22 en lugar de ir a las 19 como estaba previsto. Después, la tira fue diluyéndose.La jugada de Telefé para contrarrestar el efecto Suar fue un enroque rotativo: con el retorno de Susana Giménez el 31 de mayo a las 20, ubicó Trillizos a las 19, El Show... a las 21 y Verano del 98 a las 22. Y Tinelli, apostando a los chicos cantores y cuentacuentos copó el edificio mayor desde su primer día al aire: promedió 35 puntos para las dos medidoras, que no se habían fusionado todavía. A las 23 la pantalla del 13 volvió a ser la preferida con unitarios como Vulnerables, de lo mejor en producciones de Pol-ka este año, o las miniseries Por el nombre del padre y El hombre, ambas con buen rating, aun sin ser masivas. Telefé no alcanzó ese objetivo con La mujer del presidente, ni con películas taquilleras frente a buenos productos como Agrandadytos, La Biblia y el calefón o los especiales de Magdalena Ruiz Guiñazú. Sí acertó con Sábado Bus.Canal 9 se convirtió en Azul TV, y dejó sin aire un prolijo noticiero como 24 horas a cambio de un híbrido como Azul Noticias. Sus comedias de media hora no duraron más de un contrato. Tampoco le fue bien con Atorrantes, que cambió América por Azul, y la medianoche por el mediodía. Sólo levantó el rating el talk show de Lía Salgado, y para potenciar una veta más popular se abrió a los programas de música tropical que inicialmente no funcionaron. Así, cuando todo parecía indicar que los hombres importantes de Telefé, entre ellos Tinelli, se harían cargo de una pantalla tan esquiva, se animó a darle un espacio .-sólo por tres meses a una propuesta innovadora aunque destinada a un público acotado: Todo por 2 pesos, con Fabio Alberti y Diego Capusotto como Mario y Marcelo, producida por Ideas de Sur. Los hombres de Telefé no desembarcaron en bloque en Azul y el canal todavía no encontró un perfil definido, pero instaló a Barbarossa a la tarde, producida por Gasalla, y ajustó El precio justo, conducido por Fernando Bravo. Y a fuerza de dibujitos animados y sumando programas como Euro gol y .doc, logró reubicarse en el tercer lugar del rating general. América tuvo aciertos como el reemplazo de Georgina Barbarossa por Carmen Barbieri, la vuelta de Mirtha Legrand, el nuevo Día D de Jorge Lanata o Plan B, que conduce el ex rapportero de Tinelli Fena Della Maggiora, e intentos fallidos como el Drácula que no pudo terminar degrabar Carlos Calvo. Permitió la llegada de nuevas propuestas como Marte y Venus, o Cien años, pero sólo dejó estacionarse a ciclos como el intolerante El ángel de la medianoche o al incongruente Hielo y limón. Por lo demás, se mantuvo en la quietud de los programas que ya funcionaban, entre ellos C.Q.C, que acaba de decir adiós ¿para siempre? Y si la sorpresa del año fue el Martín Fierro de oro para la producción de Fútbol de primera, entre otras cosas por la cobertura de Francia 98, cuando todo indicaba que lo ganaría Gasoleros, en el 2000 APTRA podrá coronar alguna producción de Suar Campeones, Vulnerables, o volver sobre sus pasos y premiar nuevamente a Tinelli.
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