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Raúl Brambilla-Rubens Correa
El teatro que viene

Uno dirigirá el Cervantes, otro irá al frentedel Instituto Nacional de Teatro. Para ambos,la prioridad inicial es de orden presupuestario.

Brambilla: “Pensamos implementar un sistema de becas y pasantías con las provincias, y que el Cervantes no sea sólo un lugar donde se ensaye y estrene”

Raúl Brambilla quiere muchos autores nacionales en el Cervantes.
Correa quiere solucionar los problemas del INT con el Comfer.

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Por Hilda Cabrera

t.gif (862 bytes)  El cordobés Oscar Brambilla y el porteño Rubens Correa están a punto de hacerse cargo del Teatro Cervantes y del Instituto Nacional de Teatro, respectivamente, dos de los organismos clave del funcionamiento de la ex Secretaría de Cultura de la Nación, ahora fusionada con la de Medios. Los decretos de designación están a la firma del presidente Fernando de la Rúa, pero ambos funcionarios ya acordaron con el titular del área, Darío Lopérfido, su incorporación a la arena de la gestión pública. En diálogo con Página/12, estos teatristas de intensa trayectoria expusieron algunos lineamientos de sus futuras gestiones. Brambilla, de quien el INT publicó recientemente una de sus últimas obras, Una noche de amor, pasión fatal y un intento de asesinato en el Hotel Continental, fue director de la Comedia Cordobesa y trabajó con el fallecido director Carlos Giménez. Tiempo atrás se lo vio en Buenos Aires como actor del grupo Rajatablas, que estrenó El coronel no tiene quien le escriba, adaptación de la novela de Gabriel García Márquez. –¿Cuál será su decisión respecto de la programación del Cervantes para el 2000 anunciada por el subdirector Osvaldo Calatayud? –Esta es una programación sugerida. Pido un poco de paciencia, porque recién la estoy estudiando. Necesito analizar el presupuesto. Mi intención primera es respetarla, incluso ver si se puede hacer algún agregado. En principio, la obra de Osvaldo Dragún se va a estrenar. –¿Qué repertorio le interesa? –Estoy de acuerdo con tomar como referencia principal obras de autores argentinos. Esto no significa que deje afuera a los iberoamericanos. Me interesa estrenar piezas de autores nuevos, obras recientes de autores viejos y revisitar a los clásicos argentinos. Creo necesario afianzar la idea de que el Cervantes es un teatro nacional y debe integrar a teatristas de todo el país. –¿Instalar un circuito de giras, por ejemplo? –Me gustaría, pero mi propósito es armar un sistema de coproducciones con el teatro independiente y realizar convenios con las Secretarías de Cultura de las provincias para producir. La intención es integrar elencos, por ejemplo, convocando a directores de Capital y asistentes o actores del interior. También reforzar la relación con el INT, que en este momento maneja los instrumentos necesarios para el conocimiento profundo de las instituciones teatrales del país. Pensamos implementar un sistema de becas y pasantías con las provincias, y que el Cervantes no sea sólo un lugar donde se ensaye y estrene sino un espacio de investigación en contacto con instituciones internacionales. –¿Sabe con qué presupuesto cuenta? –El mismo del período anterior. Unos 3,8 millones, quizás un poco menos por el último recorte, y para todo, incluidos sueldos, producciones y mantenimiento del edificio. –¿Piensa buscar auspicios? –Sí, lo que no quiere decir privatizar el teatro. Por su parte, Correa, que integra actualmente el Consejo de Dirección del INT (que se renueva en febrero), dice que recién está enterándose de los problemas inherentes a la dirección, “asuntos más puntuales, porque desde el Consejo la visión es más global”. –¿Cuáles serían esos asuntos? –Los más urgentes, los que se relacionan con el presupuesto y con un conflicto con el Comfer sobre cómo liquidar el porcentaje del impuesto (el teatro recibe el 8% de lo que ingresa). Perdimos casi tres millones en este ejercicio: el Comfer debía liquidar sobre el ciento por ciento de los ingresos, pero en lugar de esto descuenta primero lo que le da al Instituto del Cine, y sobre el resto hace los cálculos. –En cuanto a los subsidios al teatro independiente, ¿hubo acuerdo con los grupos y los dueños de salas? –Se les pudo pagar hasta noviembre y quedó pendiente diciembre. Con los recortes que hubo en el ‘99, el presupuesto del 2000 quedó comprometido en dos millones y medio, que estaban destinados al pago de subsidios. Se van a mantener, pero vamos a jerarquizar las salas que tienen más actividad. –¿Qué queda para el 2000? –El presupuesto está en 8,3 millones. A esto hay que restarle el aporte que se hace al Tesoro nacional, de 1,1 millón. La cifra no está lejos de lo que nos quedó en el ‘99 después de los recortes. –¿Seguirán realizándose las fiestas nacionales? –En principio van a continuar, pero tenemos que revisar las actividades del INT. Tendremos una reunión con el Consejo el 20 de enero y ahí se decidirá. Ahora no puedo precisar demasiado. Supongo que cuando esté el decreto firmado habrá un pequeño acto de asunción, y para ese momento tendré un esquema de acción básico.

 

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