Por Santiago Rodríguez Esta tarde, a las 18, los
maestros volverán a reunirse frente al Congreso. Pero en esta ocasión no lo harán para
protestar sino para levantar la Carpa Blanca que instalaron el 2 de abril de 1997. Y con
los docentes estarán de nuevo aquellos que los alentaron en sus 1003 días de ayuno. La
secretaria general de la Federación de Trabajadores de la Educación (Ctera), Marta
Maffei, está satisfecha y no duda en señalar que el acto será un festejo. Entre los
logros de más de dos años y medio de lucha destacó a Página/12 el hecho de haber
conseguido la creación del Fondo de Incentivo Salarial, pero también la
solidaridad y el apoyo de la gente y el fortalecimiento del gremio.
Cuando se instaló la Carpa, ¿pensó que llegarían hasta acá?
No, no. De pensar eso, hubiéramos estado locos. Pensábamos en una o dos semanas,
pero después esto adquirió una dinámica diferente que se la dio la misma gente y que
generó un sostén alrededor nuestro.
¿Qué hizo que la Carpa adquiriera esa dinámica?
Que la Carpa fuera, en un momento histórico de tanta resignación y quietismo, algo
tan confrontativo con el modelo produjo en la gente una expectativa, que hizo a su vez que
la Carpa se llenara de otros reclamos. La Carpa fue casi un espacio semipúblico, cosa que
nosotros nunca hubiéramos podido soñar cuando la plantamos.
¿Se puede comparar la Carpa con la Marcha Blanca del 88?
Son cosas diferentes. La Marcha fue una expresión genuina que logró la unidad de
los docentes porque entonces teníamos una federación en la que, a lo mejor, compañeros
de distintas provincias nunca se habían visto. La Carpa fue más una unidad de los
docentes con la comunidad y una toma de conciencia acerca de lo que es la educación
pública.
¿Qué le diría hoy a aquellos que dijeron que la Carpa estaba agotada?
Que la realidad es muy compleja y diversa, y no hay que ser soberbios al
interpretarla sino tratar de comprenderla. Que comprender la realidad es un esfuerzo
significativo de comprensión y es más que escribir y leer.
¿Está conforme con lo que se obtuvo?
Muy conforme por todas las otras cosas, por esta solidaridad social, por este apoyo
y por la fuerza que la Ctera tiene hoy. Además, medimos lo que hemos obtenido no sólo
con la expectativa de lograr siempre lo mejor sino también en el marco de la realidad
concreta que atraviesa el país.
¿Como vería la presencia del ministro de Educación, Juan Llach, en el acto de
levantamiento de la Carpa?
Quisiéramos que vinieran los que estuvieron en la Carpa y los que hicieron un gran
esfuerzo para que se llegara a una solución. No queremos que vengan a festejar el
levantamiento sino lo que hemos logrado por el esfuerzo del trabajo compartido.
¿Para la Ctera el acto de hoy es un festejo?
Sin ninguna duda. Irnos a casa con la conciencia tranquila, sabiendo que no
traicionamos a ningún trabajador, que no tuvimos que hacer ninguna negociación espuria,
que todo lo que hicimos es transparente y se lo podemos ofrecer a los compañeros, es para
estar por demás contento. Además, aunque no es todo lo que nos gustaría alcanzar,
logramos un fondo.
Alejando Demichelis, jefe de prensa de Ctera
Todo esto me cambió la vida
Por S.R.
Alejandro
Demichelis es el secretario de Prensa de la Ctera. Como tal, se encargó de difundir lo
que hicieron los docentes en sus 1003 días de ayuno y, además, piloteó el grupo de
maestros que organizaron cada una de las actividades y las visitas de personalidades a la
Carpa Blanca.
¿La Carpa le cambió la vida?
Sí, como a muchos compañeros. En mi caso particular, de la tarea de prensa gremial
pasé a organizar eventos multitudinarios, como el recital Maesrock con 45 mil personas y
11 conjuntos; o el picadito de fútbol, que nos llevó un mes y medio; o conectarnos con
los actores para que dijeran algo en la entrega de los Martín Fierro...
¿Alguna vez se había imaginado haciendo algo de eso?
Para nada. Jamás me imaginé que iba a presenciar desde el escenario un acto
multitudinario en Plaza de Mayo. Empecé mi militancia en el 73, cuando asumió
Cámpora, y entonces veía el escenario, pero nunca me imaginé estar con otros
compañeros como protagonista del otro lado.
Si el día de mañana tuviera que contarle a sus nietos dos anécdotas, ¿cuáles
elegiría?
La más fuerte, el ayuno multitudinario del 9 y 10 de septiembre del 97, en el
que participaron cerca de 200 mil personas. Aquella noche recorrí escuelas y fue un hecho
revolucionario porque se explotó lo que fue la Carpa en todos los rincones del país. El
otro, el acto del 20 de junio de 1997; llovía, decíamos vendrá gente o no, y finalmente
llenamos la Plaza de Mayo. Y agregaría también el Maesrock.
¿Qué recuerda de la Navidad en que le tocó ayunar?
Fue muy emotiva por la solidaridad de la gente y de nuestras familias.
¿Y del ayuno en sí?
Que entiendo lo que siente un alumno con hambre, que a los pocos días no te podés
concentrar. También la solidaridad entre los compañeros.
¿Cuál fue el momento más difícil de la Carpa?
Cuando (Carlos) Menem nos llamó subversivos. Y la carta de María Elena Walsh, que
nos golpeó porque los educadores no sólo hemos crecido con sus canciones sino que las
seguimos usando para enseñar.
De todas las personalidades que pasaron por la Carpa, ¿cuál fue la más relevante
para usted?
Serrat, porque nuestra generación creció con sus canciones y es un cantante
coherente que siempre estuvo comprometido. Lo mismo podría decir de León Gieco o de la
Negra Sosa.
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