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“La Carpa Blanca fue casi un espacio semipúblico”

Marta Maffei, secretaria general de Ctera, evalúa lo que dejaron los 1003 días de permanencia de la Carpa Blanca, que hoy a las 18 horas, con un festival musical, será levantada de la Plaza del Congreso.

Ayer, los docentes comenzaron a levantar la Carpa Blanca.
Esperaron a que Diputados
sancionara el paquete impositivo.

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Por Santiago Rodríguez

t.gif (862 bytes) Esta tarde, a las 18, los maestros volverán a reunirse frente al Congreso. Pero en esta ocasión no lo harán para protestar sino para levantar la Carpa Blanca que instalaron el 2 de abril de 1997. Y con los docentes estarán de nuevo aquellos que los alentaron en sus 1003 días de ayuno. La secretaria general de la Federación de Trabajadores de la Educación (Ctera), Marta Maffei, está satisfecha y no duda en señalar que el acto será un festejo. Entre los logros de más de dos años y medio de lucha destacó a Página/12 el hecho de haber conseguido la creación del Fondo de Incentivo Salarial, pero también la “solidaridad y el apoyo” de la gente y el fortalecimiento del gremio.
–Cuando se instaló la Carpa, ¿pensó que llegarían hasta acá?
–No, no. De pensar eso, hubiéramos estado locos. Pensábamos en una o dos semanas, pero después esto adquirió una dinámica diferente que se la dio la misma gente y que generó un sostén alrededor nuestro.
–¿Qué hizo que la Carpa adquiriera esa dinámica?
–Que la Carpa fuera, en un momento histórico de tanta resignación y quietismo, algo tan confrontativo con el modelo produjo en la gente una expectativa, que hizo a su vez que la Carpa se llenara de otros reclamos. La Carpa fue casi un espacio semipúblico, cosa que nosotros nunca hubiéramos podido soñar cuando la plantamos.
–¿Se puede comparar la Carpa con la Marcha Blanca del ‘88?
–Son cosas diferentes. La Marcha fue una expresión genuina que logró la unidad de los docentes porque entonces teníamos una federación en la que, a lo mejor, compañeros de distintas provincias nunca se habían visto. La Carpa fue más una unidad de los docentes con la comunidad y una toma de conciencia acerca de lo que es la educación pública.
–¿Qué le diría hoy a aquellos que dijeron que la Carpa estaba agotada?
–Que la realidad es muy compleja y diversa, y no hay que ser soberbios al interpretarla sino tratar de comprenderla. Que comprender la realidad es un esfuerzo significativo de comprensión y es más que escribir y leer.
–¿Está conforme con lo que se obtuvo?
–Muy conforme por todas las otras cosas, por esta solidaridad social, por este apoyo y por la fuerza que la Ctera tiene hoy. Además, medimos lo que hemos obtenido no sólo con la expectativa de lograr siempre lo mejor sino también en el marco de la realidad concreta que atraviesa el país.
–¿Como vería la presencia del ministro de Educación, Juan Llach, en el acto de levantamiento de la Carpa?
–Quisiéramos que vinieran los que estuvieron en la Carpa y los que hicieron un gran esfuerzo para que se llegara a una solución. No queremos que vengan a festejar el levantamiento sino lo que hemos logrado por el esfuerzo del trabajo compartido.
–¿Para la Ctera el acto de hoy es un festejo?
–Sin ninguna duda. Irnos a casa con la conciencia tranquila, sabiendo que no traicionamos a ningún trabajador, que no tuvimos que hacer ninguna negociación espuria, que todo lo que hicimos es transparente y se lo podemos ofrecer a los compañeros, es para estar por demás contento. Además, aunque no es todo lo que nos gustaría alcanzar, logramos un fondo.

 


 

Alejando Demichelis, jefe de prensa de Ctera
“Todo esto me cambió la vida”

Por S.R.

t.gif (862 bytes) Alejandro Demichelis es el secretario de Prensa de la Ctera. Como tal, se encargó de difundir lo que hicieron los docentes en sus 1003 días de ayuno y, además, piloteó el grupo de maestros que organizaron cada una de las actividades y las visitas de personalidades a la Carpa Blanca.
–¿La Carpa le cambió la vida?
–Sí, como a muchos compañeros. En mi caso particular, de la tarea de prensa gremial pasé a organizar eventos multitudinarios, como el recital Maesrock con 45 mil personas y 11 conjuntos; o el picadito de fútbol, que nos llevó un mes y medio; o conectarnos con los actores para que dijeran algo en la entrega de los Martín Fierro...
–¿Alguna vez se había imaginado haciendo algo de eso?
–Para nada. Jamás me imaginé que iba a presenciar desde el escenario un acto multitudinario en Plaza de Mayo. Empecé mi militancia en el ‘73, cuando asumió Cámpora, y entonces veía el escenario, pero nunca me imaginé estar con otros compañeros como protagonista del otro lado.
–Si el día de mañana tuviera que contarle a sus nietos dos anécdotas, ¿cuáles elegiría?
–La más fuerte, el ayuno multitudinario del 9 y 10 de septiembre del ‘97, en el que participaron cerca de 200 mil personas. Aquella noche recorrí escuelas y fue un hecho revolucionario porque se explotó lo que fue la Carpa en todos los rincones del país. El otro, el acto del 20 de junio de 1997; llovía, decíamos vendrá gente o no, y finalmente llenamos la Plaza de Mayo. Y agregaría también el Maesrock.
–¿Qué recuerda de la Navidad en que le tocó ayunar?
–Fue muy emotiva por la solidaridad de la gente y de nuestras familias.
–¿Y del ayuno en sí?
–Que entiendo lo que siente un alumno con hambre, que a los pocos días no te podés concentrar. También la solidaridad entre los compañeros.
–¿Cuál fue el momento más difícil de la Carpa?
–Cuando (Carlos) Menem nos llamó subversivos. Y la carta de María Elena Walsh, que nos golpeó porque los educadores no sólo hemos crecido con sus canciones sino que las seguimos usando para enseñar.
–De todas las personalidades que pasaron por la Carpa, ¿cuál fue la más relevante para usted?
–Serrat, porque nuestra generación creció con sus canciones y es un cantante coherente que siempre estuvo comprometido. Lo mismo podría decir de León Gieco o de la Negra Sosa.

 

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