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ELEGIDO
Algunos le echaron la culpa al efecto Y2K, otros a la
recesión y los más opositores a la amenaza de nuevos impuestos. Pero el resultado fue el
mismo: casi todas las fiestas de fin de año organizadas por los principales hoteles de
Buenos Aires recibieron menos gente de la esperada. Hubo una excepción, un hotel vendió
todas las entradas en sus tres eventos. Fue el Panamericano, justamente el que hizo más
que famoso De la Rúa por haberlo elegido como su búnker para la transición.
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