Por Luis Bruschtein La Carpa Blanca
comenzó a desaparecer exactamente a las 20.30 de ayer. Hubo bengalas de colores,
estruendo de cohetes y canciones de León Gieco. Pero lo que más hubo fue emoción.
Cientos de maestros recogieron los pedazos de tela como si fuera la bandera de su escuela.
Las inscripciones en la tela fueron desapareciendo a medida que la enrollaban. Una de las
últimas que se pudo leer decía: Carpa Blanca: donde anidan las utopías del
pueblo.
Primero nadie se imaginaba que iba a durar tanto, después nadie se imaginaba que la
íbamos a sacar algún día, exclamaba una maestra. Y otra le contestaba: Casi
tres años estuvimos haciendo de todo para sostenerla, me parece increíble que ya no va a
estar. El último grupo de ayunantes se mantuvo sin comer hasta que se levantó la
carpa. Sólo cuando quedó la estructura de metal pelada, alguien sacó galletitas para
repartir, pero para ese momento todos, gremialistas y docentes de base con sus familias,
estaban entreverados en decenas de abrazos debajo del esqueleto metálico que quedaba de
la Carpa. Algunos bailaban abrazados los chamamés que cantaba Gieco y sólo se soltaban
para mezclar sus guardapolvos blancos con los de otros maestros. Había risas y otros
lloraban de emoción y mostraban sus guardapolvos con orgullo. Había orgullo de ser
maestros.
El orgullo se sentía en la plaza y se expresó también en los discursos. A poco de
existir, la Carpa dejó de ser sólo una expresión de la lucha de los docentes para
convertirse en un ejemplo docente de conducta para todos, expresó el titular de la
Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), Víctor De Gennaro, uno de los primeros
oradores. De Gennaro recordó que, a pocas semanas de que la Carpa Blanca se hubiera
instalado en la plaza, la CTA convocó desde allí al paro nacional por la muerte de
Teresa Rodríguez en Cutral-Có.
Desde el principio del acto, dos horas antes de levantarla, los maestros que iban llegando
se apiñaban adentro de la Carpa. Era una forma de despedir a alguien muy querido. A todos
les costaba salir y en un momento había más gente dentro que fuera. Repasaban las
leyendas escritas en la tela por los más de 80 grupos de ayunantes que pasaron en estos
dos años y nueve meses. Y lo que habían escrito los estudiantes que llevaron su apoyo o
las Abuelas y las Madres. Por aquí ayunó Cenicio Paulo Mamaní, de la escuela
primaria número 83, Mina Pirquitas, decía otra leyenda. A las 18.00, el locutor
pedía que la gente desalojara la Carpa y nadie quería ser el primero en dejarla.
Traigan al gorila musulmán, para que vea, que este pueblo no cambia de idea, sigue
la pelea por la educación, se entusiasmaban gritando. En realidad, el triunfo de la
Carpa también fue una derrota de Carlos Menem. El recuerdo de su gobierno estuvo muy
presente en los cantitos de alegría y victoria. El neoliberalismo de Menem apareció como
el enemigo de los maestros y la educación pública.
En el palco levantado a un costado de la Carpa, fueron llegando los diputados Eduardo
Macaluse, Irma Parentela, Mary Sánchez, Alfredo Bravo, Jorge Giles, Adriana Puiggrós,
Nilda Garré, Rodolfo Rodill y Tatu Quirós, los senadores Leopoldo Moreau y Pedro Del
Piero, y los legisladores porteños Aníbal Ibarra y Eugenio Zaffaroni. También se
encontraban el vicepresidente Chacho Alvarez, la ministra de Desarrollo Social, Graciela
Fernández Meijide, y la viceministra Cecilia Felgueras.
El acto en sí comenzó cuando los secretarios generales de las distintas seccionales de
Ctera subieron al palco bajo una estruendosa ovación mientras soltaban decenas de globos
azules y blancos con un cartel que decía: La Carpa se va, el compromiso con la
educación pública sigue.
Alfredo Bravo recordó que el primer comunicado de la Ctera, poco después de su
fundación, en 1973, fue de repudio al golpe de Pinochet en Chile. Me siento
orgulloso de la Ctera expresó el veterano gremialistadocente y de que los
dirigentes hayan mantenido esa línea histórica contra las dictaduras y el
autoritarismo.
Antes del discurso de la titular de Ctera, Marta Maffei, hubo adhesiones y felicitaciones
de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, de Memoria Activa, Abuelas de Plaza de
Mayo, Asociación Argentina de Actores, la Unión de Trabajadores de Prensa y de la
Asociación Argentina de Reporteros Gráficos. Y la gente acompañó las canciones de
Liliana Herrero y Teresa Parodi que ayer cumplía años, además de las de León Gieco,
que cerró el acto.
Cuando decidimos instalar la carpa recordó Marta Maffei no pensábamos
en un mes, o en dos meses y menos en un año o en estos dos años y nueve meses, pero
pudimos seguir porque esta carpa nos trascendió, fue una esperanza abierta en una
situación de tremenda trivialidad del país que parecía el nido de las Samantha Farjat y
de los Cóppola. La Carpa fue una construcción de todos, de los ayunantes, de los
docentes de todo el país, de las miles de personas que trajeron su solidaridad. Pusimos
el cuerpo y el alma, por eso la Carpa vibró y por eso ganamos.
Maffei subrayó que la Carpa demostró algo que muchos políticos todavía no
entienden: que se puede ser profundamente democrático y profundamente fuerte. Y
agregó que es la primera vez desde que se instaló esta infame comercialización de
todo, de los derechos de los argentinos, de sus necesidades, de su cultura y su
educación, es la primera vez que esta política retrocede.
Hoy fuimos con el Consejo Ejecutivo de la Ctera a la casa Rosada a decirle al
Presidente que celebramos que los políticos cumplan las promesas que hicieron en la
campaña electoral informó Maffei, pero aquí, compañeros, no han terminado
los problemas de la educación pública y también se lo dijimos al Presidente.
Maffei enumeró la crisis por la que atraviesan en estos momentos los docentes de Tierra
del Fuego, Corrientes y Catamarca. Las palabras de Marta Maffei habían aludido a los
docentes, y también a la situación de los trabajadores en general. Como subrayando esas
afirmaciones, debajo de un techito de plástico negro, a un costado de la Carpa Blanca,
cinco trabajadores despedidos de la empresa Ferrocon permanecían encadenados a las rejas
que rodean el monumento. Los maestros habían ganado su lucha y ya había otros en su
lugar.
CON DE LA RUA EN LA ROSADA Y CHACHO EN EL
SUBTE
Voy a estar con el corazón
Por Fernando Cibeira
Me
hubiera gustado estar presente cuando levantaran la Carpa, pero voy a estar con el
corazón, fue la frase que preparó el presidente Fernando de la Rúa para
agradecerles a los docentes la primera gran alegría de su gestión. De la Rúa, Carlos
Chacho Alvarez y el ministro Juan Llach abrieron la Rosada para recibir a la
titular de CTERA, Marta Maffei, y al de SUTEBA, Hugo Yasky, en un clima muy cordial, casi
un prebrindis. Queremos darle nuestro reconocimiento porque no es común que los
gobernantes cumplan con sus promesas preelectorales, lo lisonjeó Maffei. Piropo va,
piropo viene, el Gobierno y los maestros acordaron que buscarán la forma en que la
Nación y las provincias firmen un pacto para que los sueldos docentes se paguen a tiempo
en todo el país.
Por casualidad, el encuentro comenzó antes de lo previsto. Para ir a Gobierno, los
gremialistas docentes tomaron el subte A en la estación Loria hacia Plaza de Mayo y, en
Congreso, subió Chacho, que se sentó en el mismo vagón. Bueno, empecemos con la
reunión, bromeó el vicepresidente. Alrededor del encuentro espontáneo en el subte
comenzó a juntarse gente para felicitarlos, que les dio a los protagonistas la certeza de
que el acuerdo había sido bien recibido.
Ya dentro de la Rosada, los docentes se repitieron en los elogios a los hombres de la
Alianza por haber mantenido en el Gobierno la misma postura de cuando eran
oposición, según proclamaban. De la Rúa agradeció y dijo que sería bueno
mantener en nivel de acuerdo alcanzado en estos días de gestión. Hay que
aprovechar este momento para darle continuidad al diálogo, intervino el Presidente.
Los sindicalistas plantearon la necesidad de que las provincias hicieran también su
esfuerzo para favorecer el clima de distensión que entienden- se creará a partir
del levantamiento de la Carpa. Que no vuelva a pasar lo de Corrientes,
deslizaron, y hablaron de buscar la manera de obligar a los gobernadores a que paguen
salarios en tiempo y forma. Dado que venían de más de mil días de protesta, los
docentes se preocuparon en aclarar que no lo decían por ellos sino por los alumnos que
año tras año vienen perdiendo días de estudio por los paros. Agregaron que, si no hay
acuerdo, en marzo no habrá clases en Misiones, Tierra del Fuego y Catamarca.
Llach, exultante, insistió en lo de mantener los canales de diálogo abiertos.
Somos de la idea de impulsar una capacitación masiva de los docentes, propuso
el ministro, una expresión que, obvio, todos apoyaron. La reunión duró apenas 20
minutos, pero alcanzó para lo que habían ido: festejo, felicitaciones mutuas y promesas
de que todo va a seguir igual. Este hecho es un triunfo de los trabajadores y
despedir el año con un triunfo para los trabajadores es muy bueno, dijo Maffei a la
salida.
DOS AÑOS MAS DE LEY FEDERAL
Llach también quiso festejar
Es
un día para festejar, destacó ayer el ministro de Educación, Juan José Llach, un
rato antes de que la Federación de Trabajadores de la Educación (Ctera) levantara la
Carpa Blanca. Llach consideró, de todos modos, que el fin de la protesta es un
punto de partida para trabajar con los maestros en la mejora de la enseñanza,
porque queda mucho por hacer y adelantó una medida que implementará en los
próximos días: la prórroga por dos años de la aplicación de la Ley Federal Educativa.
En más de una oportunidad, Llach había manifestado su intención de acompañar a los
maestros el día en que levantaran la Carpa Blanca. No lo hizo porque los mismos
dirigentes de la Ctera dijeron públicamente que preferían celebrar sin funcionarios,
pero sí manifestó su satisfacción. Los maestros hacía mucho tiempo que no
tenían un motivo para festejar y nosotros nos adherimos, señaló Llach, en una
conferencia de prensa que brindó en la Casa Rosada después de reunirse con el presidente
Fernando de la Rúa, el vicepresidente Carlos Chacho Alvarez y la conducción
de la Ctera.
Acompañado por su vice, Andrés Delich, el ministro de Educación sostuvo que el Gobierno
considera el levantamiento de la carpa como un punto de partida, no como un punto de
llegada. Destacó, además, que el apoyo del Congreso y del Ministerio de
Economía fue decisivo para poder terminar con el conflicto y opinó que a partir de
ahora imperará un clima de distensión en un sector como la educación, que ha
estado muy tenso en los últimos tiempos.
Pero Llach no sólo convocó a la prensa para hablar del fin de la Carpa Blanca. También
anunció que De la Rúa tiene a la firma el decreto que prórroga hasta el 1º de enero
del 2002 la aplicación de la Ley Federal de Educación, que establece la nueva estructura
del sistema de enseñanza -Inicial, Educación General Básica y Polimodal y debía
entrar en vigencia mañana. El nuevo plazo es mucho más realista, explicó
Llach, después de admitir que el grado de cumplimiento de la norma por parte de las
diferentes provincias es lindante con lo caótico.
Una protesta que en 1004 días
se convirtió en un símbolo
Empezó siendo una protesta
distinta. Con el tiempo se transformó en una referencia obligada de la lucha de los
docentes y del abandono del Estado.
Hace casi dos años, los docentes
levantaban la Carpa Blanca pidiendo por el aumento de sus salarios.
Ayer, los mismos docentes que la erigieron la desmontaron, después de conseguir lo que se
habían propuesto. |
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Por Santiago Rodríguez
Hace casi un año y
nueve meses, cincuenta maestros se instalaron frente al Congreso y empezaron un ayuno
líquido en reclamo de la creación de un fondo para mejorar los salarios docentes. Era el
2 de abril de 1997, el primero de los 1004 días de ayuno en la Carpa Blanca, a la cual el
correr del tiempo convertiría en una referencia político-social, en un polo de
atracción para artistas, intelectuales, escritores, trabajadores y dirigentes de la
oposición. Era el comienzo de un fenómeno de lucha diferente.
Cuando instalaron la carpa, los dirigentes de la Federación de Trabajadores de la
Educación (Ctera) estimaron que, como máximo, el ayuno duraría uno a dos semanas.
De haber pensado que serían 1000 días, hubiéramos estado locos, admitió a
Página/12 la secretaria general del gremio, Marta Maffei.
En sus primeras dos semanas, sin embargo, la Carpa pasó casi desapercibida. El temor de
más de un funcionario del gobierno menemista se limitaba por aquella época a que
ese grupo de lúmpenes nos moleste en un año electoral. El de la entonces
ministra de Educación, Susana Decibe, era que un docente se muriera por inanición. Pero
en poco tiempo la solidaridad con los maestros y el consenso social con sus demandas
fortalecieron la protesta. De la mano de la misma gente la Carpa tuvo sus mejores
momentos, aunque no faltaron los malos trances:
A la semana de
estar instalada la Carpa, muere Teresa Rodríguez en Neuquén, como consecuencia de la
represión policial a una protesta social. La Ctera convoca a un paro nacional para el 14
de abril y los mismos dirigentes gremiales sostienen que ese día la gente
común comenzó a acercarse y fue el despegue de la Carpa.
Al día
siguiente de aquella huelga, los maestros vivieron uno de sus días más duros porque el
entonces presidente Carlos Menem los calificó de subversivos, pero obtuvieron
también un fuerte respaldo: Ojalá todos los subversivos sean como éstos. Los
subversivos son los que nos gobiernan, dijo Ernesto Sabato, de visita en la Carpa.
En los primeros
días de junio se instalaron carpas similares a la del Congreso en diversas provincias y
el 20 de ese mes en una de las 6 marchas a la Casa de Gobierno que incluyó la
protesta los maestros llenaron la Plaza de Mayo a pesar de la lluvia.
Entre el 10 y
el 11 de setiembre Día del Maestro 200.000 docentes ayunaron durante 48 horas
en todo el país.
Los festivales
artísticos en la Carpa se convirtieron en una constante. El Picadito por la
Educación Pública que protagonizaron jugadores de primera fue todo un éxito, como
el Maesrock, un festival musical en noviembre el 97 con 11 conjuntos al que
asistieron 45 mil personas.
A esa altura,
ya habían desfilado por la Carpa la mayoría de las personalidades que la visitaron en
sus 1004 días. Sólo faltó Maradona, suelen decir los docentes en señal de
que estuvieron casi todos.
A fines del
97, los maestros superaron su momento más difícil. María Elena Walsh reclamó a
través de una carta pública el levantamiento de la Carpa por haber agotado
su cometido.
La Carpa ya no
aparecía tanto en los medios, por el lógico desgaste que generó el tiempo, pero siguió
frente al Congreso durante todo 1998 y 1999. No sólo pasó a formar parte del paisaje
urbano, sino que se erigió en un símbolo de lucha diferente.
OPINION
Sólo un paso en un problema mayor |
Daniel Filmus *
La carpa sirvió para recuperar la conciencia histórica de los argentinos en lo
que respecta a la educación. El principal acierto fue permitir que la lucha por un
salario justo no perjudicara a los chicos que van a la escuela pública. Ese fue un salto
de creatividad. Al mismo tiempo, el hecho de la permanencia de los mil días refleja el
enorme tiempo que han tardado el gobierno, el Estado y los argentinos en resolver la
problemática. Creo que el levantamiento de la Carpa no resuelve el problema de fondo,
pero sí permite correr del medio este tema que tapaba absolutamente cualquier discusión
futura. La mejora de otras condiciones de trabajo docente o educativas. Confío en que a
partir de ahora, los actores estarán dispuestos a sentarse a discutir en torno de una
mesa el resto de las políticas.
* Director de Flacso.
Juan Carlos Tedesco *
Básicamente, es una gran alegría que por fin, aunque parcialmente, este tema del salario
de los docentes comience a solucionarse. Es un paso muy importante y crea un clima de
mucha más tranquilidad y confianza para encarar los pasos que siguen, para plantear una
estrategia más integral que abarque la capacitación en servicio para los docentes que ya
están trabajando, la organización de una carrera docente que permita ascender, que
apunte a una verdadera profesionalización por equipo y no sólo individual. Creo que la
Carpa fue todo un símbolo. Positivo, por la importancia que tiene la educación en el
conjunto de la sociedad. Negativo, porque desnudó cuánto cuesta resolver un problema que
es tan obvio.
* Director del Instituto Internacional de Planificación de la Educación de la Unesco.
Alicia Entel *
La carpa fue un auténtico símbolo, pero también tuvo su etapa de desgaste. Los
docentes, como otros sectores de la sociedad, van a tener que seguir peleando por sus
reivindicaciones. Esperemos que el próximo milenio no asome con conjuntos de Carpas
Blancas en distintas plazas de distintos puntos del país.
Yo, en un principio, no estaba de acuerdo con la modalidad de lucha pacifista
y sacrificada del docente. El ayuno no me convencía por eso. Pero me parece que la carpa
logró llevar la reivindicación sectorial a nivel nacional. Creo que es uno de los pocos
gremios que ha conseguido nacionalizar su protesta. Y no es poco.
* Especialista en comunicación. |
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