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Es un agravio y un maltrato a gente que no se lo merece, dijo sin alzar la voz pero visiblemente enojado el presidente del Tribunal, Raúl Begué. Los abogados defensores, destinatarios del reproche, no respondieron. El silencio de la sala de audiencias se podía cortar con un cuchillo. El juez les recriminó que desistieran sus testigos a último momento obligándolos incluso a movilizarse vanamente hasta Dolores. Ayer estaban citados 38 testigos. En definitiva sólo nueve fueron llamados al estrado. Algunos testimonios eran importantes, como el de la policía Marta Garén. Pero a último momento, después de haber forzado a los testigos a viajar, en algún caso desde Córdoba, los abogados manifestaron no tener interés en sus declaraciones, lo que motivó la crítica del juez, que unida a las ausencias fue el hecho más llamativo de la jornada. Aunque los desistimientos no son novedad: al principio, las partes habían propuesto 1200 testigos, luego la lista se depuró hasta llegar a 671 y finalmente a 522, de los cuales se calculó que sólo declararán unos 300. Ayer, volvió a repetirse un hecho que empieza a generar suspicacias: en los últimos días del juicio, los policías que participaron en la investigación e instrucción del caso no fueron abordados por los letrados con preguntas que echen luz sobre lo que aún permanece oculto del crimen de Cabezas. Todo lo contrario. Sólo debieron contestar con vaguedades una o dos cuestiones, muy generales, y se retiraron, a pesar de manejar información clave del caso. En cambio, todos los vigiladores de la empresa Bridees ligados al difunto Alfredo Yabrán que declararon como testigos, afrontaron un cuestionario mucho más extenso y técnico, pero no muy relevante. Los policías Eduardo Luján comisionado en la investigación bajo el mando del ex comisario mayor Víctor Fogelman y Alberto Martínez ex comisario de Mar de Ajó donde fue jefe de Gustavo Prellezo declararon ayer como testigos. Sus testimonios fueron breves y seguidos con pereza por los abogados. Martínez sólo recordó que Prellezo realizaba servicios adicionales en el casino de Mar de Ajó. Los fiscales, los letrados de los damnificados y la defensa prefirieron no preguntar más. La exactitud de los datos aportados por el programa Excalibur, la famosa espada informática que por intermedio del FBI hizo su aparición en la causa hace dos años, y que certificó la existencia de numerosas llamadas entre los imputados, fue puesta en duda ayer por la defensa de Gustavo Prellezo. Jorge Freyre, abogado del presunto autor material del crimen, le preguntó al testigo Marcos Ramos Martínez, especialista en comunicaciones, si los resultados del informe del Excalibur podían ser adulterados. Ramos Martínez explicó que muy remotamente puede sufrir alteraciones, sólo si se cuenta con equipos de última tecnología. Horacio Lanza, el defensor de los imputados Camaratta y Luna, presuntos partícipes primarios en el secuestro de Cabezas y de coeficiente más alto al normal, con fluidez mental según el discutido perito psiquiatra José Abásolo, adelantó ayer a Página/12 cómo será la próxima semana la cuarta del juicio oral en la que empezarán a declarar los testigos propuestos por los defensores de los diez imputados. Ahora vienen nuestros testigos que van a destruir el testimonio de (Ricardo) Manselle, anticipó con optimismo Lanza.
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