Por Claudio Scaletta Vincenzo Barello, presidente
del grupo Fiat en Argentina, se doctoró en economía en la Universidad de Turín y lleva
25 años trabajando para la automotriz italiana. Antes de llegar a Argentina, estuvo 9
años en la filial brasileña de la firma. Habitual partícipe de reuniones políticas, en
las que dice obtener información de primera mano sobre los rumbos de la economía, se
mostró optimista sobre la recuperación de la producción de su empresa, aunque no tanto
respecto de las exportaciones a Brasil, de quien nos separa una importante
diferencia de productividad.
¿Como evalúa el camino hacia la Política Automotriz Común en el Mercosur?
Me parece que dependerá de la actitud negociadora de los dos países, de las
voluntades políticas para estrechar las relaciones y, sobre todo, de la voluntad de
relanzar el Mercosur.
¿Cuáles son esos obstáculos?
El esencial es la asimetría de competitividad. No veo otros escollos
particularmente graves. Para Fiat, el Mercosur, con sus más de 200 millones de
habitantes, es un área muy importante. Por ese motivo, fuera de Italia es la zona a la
que destinamos los mayores niveles de inversión. Entonces, la diferencia de
competitividad es el problema.
¿A qué se deben las demoras en la sanción del nuevo régimen?
Creo que fundamentalmente a cuestiones contingentes, como el reciente cambio de
gobierno en la Argentina o una cierta demora en las negociaciones precedentes. Es de la
mayor importancia poder dialogar cuanto antes con el gobierno nacional.
¿Qué debería hacerse en cuanto a políticas de promoción intra y extra Mercosur?
He visto con mucho agrado la idea de la Secretaría de Industria sobre la promoción
de las exportaciones a los países extrazona. Se trata de una idea no sólo útil para el
sector automotor sino también para toda la industria, pues tiene dos aspectos positivos.
Por un lado porque permitiría exportar más, por ejemplo a Europa, aunque todavía se
necesita reducir fuertemente el diferencial existente. Y por otro, porque sería bueno no
ser tan Brasildependiente.
Una de las falencias que se atribuye a las terminales automotrices es su falta de
articulación con las redes de proveedores locales, lo que se refleja en el éxodo a
Brasil de algunas de estas plantas.
En Fiat, al momento de decidir la inversión inicial de 600 millones, que después
fueron más de 700, llamamos a muchos proveedores argentinos y también italianos para
hacer joint ventures en Córdoba. Así dimos origen a un parque industrial a un kilómetro
y medio de distancia de nuestra planta para poder cumplir con la estrategia de producción
conocida como just in time, que al tener los proveedores cerca permite reducir
inventarios, bajar costos y reducir tiempos de producción. En conjunto esto mejora la
productividad, la eficiencia y la calidad. Entonces nosotros hicimos esta política,
tenemos un parque de proveedores argentinos importante y lo que estamos tratando de hacer
ahora es buscar aun más proveedores locales. Con el parque actual, además, ya cumplimos
con los requisitos de contenido nacional que requiere el proyecto ABC, el auto de baja
contaminación que empezaremos a producir en febrero del próximo año.
El presidente de una de las subsidiarias de Fiat, Giancarlo Boschetti de Iveco,
consideró que la única manera de mejorar la competitividad del sector es que Argentina
devalúe.
Fue un malentendido. Yo hablé con Boschetti. El no quiso decir nada de eso, sólo
puso en evidencia la criticidad existente luego de la gran asimetría originada por la
devaluación del real y es claro que tal asimetría representa un fuerte diferencial de
productividad entre ambas economías. Si seguimos así, Argentina, en lo que se refiere a
la industria automotriz, no es competitiva con Brasil. Y para Iveco, y para todo elgrupo
Fiat, que invirtió más de 700 millones de dólares solamente en Argentina, esa falta de
competitividad hace que el proyecto no se pueda realizar, porque lo que producimos aquí
sólo lo podemos destinar al mercado interno. En el caso de los camiones es todavía más
dramático porque los diferenciales son muy grandes. Hoy no hay condiciones para fabricar
camiones pesados y semipesados para exportarlos. Esto afecta a Iveco porque definió
también una inversión importante en Brasil para producir camiones livianos y exportalos
a Argentina.
¿Qué se puede hacer para equiparar competitividades?
Hay muchas intervenciones posibles sobre el costo argentino, de servicios, de
fletes, que quedaron como una asignatura pendiente desde el 95; lo que se llamó la
reforma de segunda generación. Hay que trabajar en la baja de todos los costos
intermedios del proceso productivo, entre los que también cuenta el del dinero, más aun
pensando que no es lógico tasas tan altas cuando Argentina no tiene inflación.
¿Qué perspectivas de producción tienen para el próximo año?
Hemos empezado a mejorar, estamos en 250 unidades diarias. En el nivel más bajo
estábamos en 130. De todas maneras 250 todavía son pocas porque la capacidad instalada
permitiría producir más de 500. Y estoy hablando solamente de automóviles. En camiones,
este año esperábamos producir 3000 unidades y terminaremos con 2200. Estas bajas pueden
atribuirse básicamente a la menor exportación, porque en el mercado interno la
disminución no fue tan sensible. Dentro de las dificultades hubo cosas que funcionaron,
como el Plan Canje.
Decreto automotor contra reloj De la Rúa analizó ayer junto a José Luis Machinea y la diputada Beatriz
Nofal la prórroga del régimen automotor que vence hoy. Sin embargo, hasta el final de la
jornada se continuaba negociando con Brasil para intentar llegar a un acuerdo, pero con
pocas esperanzas. Diversos funcionarios declararon en los últimos días, entre loas a la
importancia estratégica del Mercosur, que los tiempos para conseguir un acuerdo ya fueron
superados. El mismo De la Rúa sostuvo que el decreto era la última alternativa para
evitar el vacío legal. La Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia ya tiene listo
el decreto de prórroga del régimen actual.
Los funcionarios de ambos países se mantuvieron en contacto durante todo el día de ayer,
pero el acuerdo finalmente no llegó. Brasil había enviado a los negociadores argentinos,
en las últimas horas del miércoles, una propuesta que dio lugar ayer a una
contrapropuesta argentina. El tema fue posteriormente analizado en una teleconferencia
mantenida entre el canciller argentino Adalberto Rodríguez Giavarini y su par de Brasil,
Luiz Felipe Lampreia. La posición argentina consistió en la prórroga del actual
régimen por 60 días, pero con algunas modificaciones como la inclusión de un arancel
externo común del 35 por ciento, un contenido local de piezas del 30 por ciento y la
cláusula compensatoria del 1 a 1, para evitar el déficit de los intercambios. El
Presidente, en tanto, volvió a expresar su preocupación por el eventual traslado de
plantas a Brasil y declaró que hará todo lo posible para que ello no siga ocurriendo.
El actual régimen, al vencer hoy, supone que el decreto conteniendo su definición
con o sin acuerdo brasileño debería publicarse el lunes en el Boletín
Oficial. Argentina, a diferencia de Brasil, está facultada para decretar la prórroga,
pues realizó en tiempo y forma la tramitación que exige la Organización Mundial del
Comercio. |
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