Por Sandra Ellegiers
Desde Berlín
La catedral de luz, un juego de focos de colores que iba a ser la culminación de las
fiestas del milenio en Berlín, tuvo que ser modificada ante la protesta de un grupo de
intelectuales, que denunció el proyecto por imitar la estética de las grandes
conmemoraciones nazis de los años treinta. El espectáculo de luz transmite, en opinión
de sus detractores, una mala imagen de Alemania y de Berlín. Las
catedrales de luz y los desfiles de antorchas son rituales masivos seudosacros utilizados
por los sistemas políticos totalitarios, añadieron en un documento dado a conocer
el martes.Un gigantesco cono de luz iluminará al cielo nocturno alrededor de la Columna
de la Victoria, en el centro histórico de la capital alemana, en la noche de fin de año.
Según los organizadores, el cono será uno de los puntos culminantes de las fiestas
públicas del milenio de Berlín que, a lo largo de cuatro kilómetros, reunirá más
gente que el Love parade, el desfile musical tecno que atrae a cerca de un millón de
jóvenes cada año. Pero bajo el lema Demasiada sombra sobre esta luz,
historiadores, escritores y artistas, entre ellos el ganador del premio Nobel de
literatura, Günter Grass, escribieron una carta dirigida a la empresa organizadora del
proyecto, Art in Heaven, en la que critican el espectáculo. El debate en torno a la
estética de la catedral de luz había comenzado cuando el presidente del Instituto
Goëthe, Hilmar Hoffmann, dijo a un diario alemán que el espectáculo tiene una
gigantomanía que recuerda fatalmente al III Reich y a Albert
Speer. Albert Speer estudiaba la luz como elemento arquitectónico, y aplicó sus
ideas en la decoración de las grandes reuniones públicas de los nazis. En el congreso
del Partido Nacional Socialista Alemán (Nsdap) en Nuremberg, en el año 1937, el
decorador jefe de Hitler rodeó la plaza donde desfilaban los nazis con 152
focos de luz, separándolos 12 metros uno del otro, de manera que insinuaban un espacio
arquitectónico, una catedral de luz que creaba un ambiente místico. Mientras los
artistas de Art in Heaven rechazan tales comparaciones de su proyecto, con el argumento de
que la luz en sí no es política, Irene Rusta, portavoz en asuntos culturales del partido
gubernamental, Partido Social Demócrata (SPD), dijo que el arte es libre,
pero que la catedral de luz tiene un contenido simbólico. A fines del milenio no se
deberían recordar conflictos nada gloriosos. Los productores del espectáculo,
Achim Perleberg y Egon Banghard, y el director Gert Hof, los tres de Art in Heaven, en
cambio, negaron un paralelismo entre su obra y las de Speer. Su catedral será el
espectáculo más impresionante que jamás se habrá visto. Simboliza, según
los organizadores del proyecto, una estación de tren en el camino hacia el tercer
milenio. El portavoz de Art in Heaven, Peter Maffine, afirma que el movimiento
y los colores de las luces no tienen nada que ver con la estética nazi. Maffine
cree que el espectáculo fue malinterpretado. Las imágenes que simulan el
espectáculo jamás deberían haberse publicado porque no mostraban lo que en realidad
es, defendió. El cambio más importante consiste en que la Columna de la Victoria,
punto de encuentro de las calles más importantes de la ciudad, ya no será el centro del
espectáculo.
LOS FESTEJOS EN LAS GRANDES CIUDADES DEL MUNDO
Ellos sí que no son aburridos
A
diferencia de Buenos Aires, las principales ciudades del mundo vibrarán con grandiosos
festejos y vistosos espectáculos de luces y fuegos artificiales para celebrar el cambio
de milenio. En Nueva York, la fiesta se extenderá durante 24 horas y comenzará cuando el
primer huso horario, en el Océano Pacífico, marque el inicio del año nuevo, a las 6.30
hora local (una hora menos que en Argentina). El epicentro del festejo será la famosa
Times Square, en el corazón de Manhattan, donde se espera que se concentren más de un
millón de personas. En un área de seis cuadras fueron colocadas siete pantallas gigantes
de televisión y unos 54 altoparlantes que transmitirán las celebraciones en distintas
partes del planeta. En París, la protagonista de la noche de Año Nuevo será la Torre
Eiffel. El espectáculo empezará a palpitarse tres minutos antes de la medianoche. En el
primer segundo del 2000, la Torre quedará completamente encendida, por efecto de fuegos
artificiales, y al mismo tiempo se lanzarán desde el aire, en todas las direcciones,
alrededor de 5000 cohetes, mientras que otros 15.000 se quemarán al pie de la estructura
de hierro, en los Campos de Marte. En Egipto, más de cincuenta mil personas entre
ellas los reyes de España se sentarán al pie de las majestuosas pirámides y la
esfinge para disfrutar de un concierto que brindará el músico francés Jean Michel
Jarré. La fantástica Keops, la mayor de las pirámides, será cubierta con telas doradas
e iluminadas especialmente para la ocasión. En Río de Janeiro, los festejos se
concentrarán en las playas, con música y fuegos artificiales, mientras que en Punta del
Este y Montevideo, el nuevo milenio será recibido con fiestas particulares.En China, la
actividad central se instalará a lo largo de la Gran Muralla, donde habrá casamientos
colectivos y músicos tradicionales, con tambores, que harán retumbar de punta a punta
mensajes que recordarán la historia y la cultura. En Japón, la celebración durará casi
una semana, pero lejos del descontrol que se espera en otras latitudes, la gente
aprovechará esos días para visitar templos y las casas de sus parientes.
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