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Por Javier Lorca El efecto del 2000 llegó a la Facultad de Ciencias Sociales. Por resolución del Consejo Superior de la UBA, antes del próximo 31 de julio deberá elaborar un proyecto para reformar su organización académica y transformarla en una estructura departamental, previo abandono del modelo basado en cinco carreras separadas. El plazo fue fijado por el consejo en su última sesión del año y, en realidad, sólo busca que la facultad cumpla con uno de los fundamentos que impulsaron su creación allá por 1988: la articulación de las carreras referidas a las ciencias sociales, hasta hoy relegada. Pero el decano de la facultad, Fortunato Mallimaci, relativizó la intimación y aseguró a Página/12 que la facultad trabaja en su propia propuesta de reforma académica. Así, ya se vislumbra una disputa entre la conducción de la universidad y la facultad. En diálogo con este diario, la secretaria de Asuntos Académicos de la UBA, Alicia Camilloni, defendió la necesidad de hacer la postergada reforma: La nueva estructura va a mejorar el funcionamiento de la facultad y permitirá aprovechar mejor sus recursos. Y no va a afectar la cantidad de docentes que trabajan dijo. Esta es una resolución muy importante para la UBA. Muestra la dirección hacia donde deben ir todas las facultades, no sólo Ciencias Sociales, agregó. Hoy, Sociales basa su organización en cinco carreras, cada una con sus respectivas estructuras, autoridades, cátedras y docentes. Antes de que transcurran siete meses, debería presentar una propuesta para, seguramente a partir del 2001, funcionar con un modelo matricial. El nuevo régimen -que, en la UBA, ya rige en la Facultad de Ciencias Económicas es algo así como un cuadro de doble entrada en el que los departamentos (cada uno abocado a un área temática) se cruzan con las carreras. Por ejemplo: en lugar de que cada carrera tenga sus propias cátedras y profesores de historia (como ahora), un departamento de historia podría atender las demandas específicas de cada carrera. Los objetivos de la UBA son concentrar recursos docentes y materiales, ponerlos al servicio de todos los alumnos, coordinar la enseñanza de materias afines, y permitir la convivencia de los estudiantes de las distintas carreras, entre otros puntos. Según la carrera que curse, el estudiante va a hacer un recorrido diferente por los departamentos. Pero supervisado por la dirección de su carrera, explicó Camilloni.Pese a que estaba entre las causas de su creación, hace 11 años que la facultad relega la reforma. La facultad fue creada para integrar cinco carreras que tienen una fuerte comunidad epistemológica. No sólo tienen temáticas comunes, sino que también comparten teorías. Y hoy están totalmente separadas, aseguró Camilloni. Consultado acerca de la demora, el decano Mallimaci (que asumió en 1998) dijo: Habría que preguntarles a los decanos anteriores, a (Mario) Margulis y (Juan Carlos) Portantiero. Ahora, nosotros estamos trabajando en una reforma académica que, a principios de año, entrará en el consejo directivo. Incluirá un año común para las carreras, concursos docentes, la informatización de la facultad, materias optativas comunes y más. Una reforma demoradaLa Facultad de Ciencias Sociales nació en agosto de 1988, cuando una asamblea universitaria nucleó en ella a dos nuevas carreras (Ciencia Política y Ciencias de la Comunicación), a Trabajo Social y Sociología (todas ellas dependientes, por entonces, del Rectorado). Además, sumó a Relaciones del Trabajo (que dependía de la Facultad de Derecho). Se creó la facultad pensando que iba a permitir una mayor interacción académica y que se iban a formar cátedras compartidas. Una institución que, más allá de las especificidades de cada carrera, permitiera un estudio conjunto de las ciencias sociales, dijo la secretaria de Asuntos académicos. Días después de la asamblea, en setiembre del 88, el Consejo Superior dictó la resolución 2945, que disponía que la facultad deberá adoptar una estructura departamental. Y que los departamentos académicos constituirán las unidades operativas docentes en un área específica del conocimiento y estarán integrados por diferentes disciplinas centradas en un eje común. El número y las características de los departamentos serán propuestos por la facultad y sometidos a consideración del Consejo Superior... Cada carrera contará, además, con una dirección de carrera, que planteará a los departamentos sus requerimientos, supervisará la formación integral de los alumnos y propondrá modificaciones a los planes de estudios.Aquella resolución le pedía al decano organizador (Margulis) que presentara el proyecto de la nueva organización. No aclaraba cuáles eran los plazos, pero hoy se pueden considerar todos vencidos, dijo Camilloni. En ese lapso, Sociales no elaboró ni presentó propuesta alguna. Por eso, hace una semana, con el voto favorable de todos los consejeros y con la abstención de Mallimaci, el Consejo Superior exigió que se acate la norma. Ahora, la facultad debería elaborar un proyecto en el que, entre otras cuestiones, tendría que fijar el número y las incumbencias de cada departamento, y decidir cómo se elegirá a los directores de esos órganos. Luego, claro, debería esperar la aprobación del Consejo Superior. Sin embargo, en Sociales no parece haber premura. La resolución recién va a llegar al consejo directivo de la facultad en marzo dijo Mallimaci. Va a haber mucho que charlar y discutir con los docentes, graduados y alumnos. Mientras, la cuenta regresiva está corriendo.
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