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DES economías
Por Julio Nudler
Por Julio Nudler
No carga con la leyenda del frigio Midas sino con otra más moderna que le idearon los mercaderes fin-de-milenio. Es un republicano de 73 años, que desde 1987 comanda la Reserva Federal. De él se dice que vale más que el oro. Se lo supone la encarnación del patrón Greenspan, respaldo del dólar y, a través de éste, también del peso argentino. Mortales son su carne y también su cargo, que expirará el 20 de junio del 2000. Como no es docente ni investigador argentino, hasta ahora no lo han prejubilado.
Convertidos al Greenspan standard, hasta los suizos votaron desligar paulatinamente a su franco del oro, de modo que la banca central helvética empezará a vender barras y lingotes de buena entrega. Y el Tesoro británico ya anunció que se desprenderá de más de 400 toneladas del metal, como resolvió hacer también el FMI. El viejo concepto del respaldo, intrínseco y macizo, sucumbe ante conceptos volátiles como la convención y la confianza. Parte de la conversión se debe a que también gobernantes y banqueros centrales razonan hoy microeconómicamente.
Alguien recordaba estos días que en el frenesí áureo de 1980, una onza llegó a valer 873 dólares, que era aproximadamente el nivel de entonces del índice Dow Jones industrial. Este está hoy a más de 11.100, mientras que el oro oscila en 280. La relación es de 1 a 40, sin contar los dividendos que las acciones fueron dando en estos veinte años, ni descontar el costo de custodia que debe afrontar todo poseedor de oro. Esto significa que el inanimado metal nada pudo frente al dinamismo de la economía capitalista rectora, una vez que ésta se desembarazó de la inflación y eliminó toda traba a la desaforada búsqueda del lucro.
Quizá no sea oro todo lo que reluzca, y la burbuja de Wall Street estalle un día de éstos, a pesar de la productividad y la alta tecnología, que ahora todo lo explican. Tal vez a Greenspan lo doblegue la vejez, después del verde instante o del palmo de pradera que sugiere su apellido, y su sucesor no esté a la altura. Pero la edad de oro es muy difícil que retorne.
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