Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Finanzas

E-Cash

El Baúl de Manuel

E-mail

Volver

DES economías

Por Julio Nudler

Ante la encrucijada de la convertibilidad puede actuarse siguiendo uno de dos modelos opuestos: el modelo Milosevic y el modelo Pou. El primero, más seductor para un público resentido por sus desventuras con el modelo, consiste en perseguir los propios designios, despreocupándose por las amenazantes advertencias del poder mundial concentrado. Las consecuencias pueden ser durísimas, y dejar al país rebelde en un estado parecido al de Serbia después de 75 días de bombardeos de la OTAN.

El modelo Pou estriba, por el contrario, en resignar todo gesto de autodeterminación, arrojándose a los pies de la superpotencia, con el supuesto de que ésta se hará cargo. Pero ella se niega a oficiar de prestamista de última instancia, con lo que la humillación no recibe premio alguno y se vuelve estéril. La negativa norteamericana tiene poco de novedoso, porque Estados Unidos -y las correas de transmisión de las mismas concepciones, como el Fondo Monetario Internacional- nunca se hace cargo de las consecuencias. Los costos de una política económica fracasada los paga íntegramente el país que aceptó aplicarla.

En el caso de Kosovo, muchos formadores de opinión de los países atlantistas consideran que, aun sin haber sufrido prácticamente bajas y habiendo infligido a los serbios un castigo devastador, Estados Unidos y la OTAN tienen ya perdida la guerra (¿guerra?) por la tragedia humanitaria que precipitaron sobre los albanokosovares, y por las negras perspectivas que le esperan a la región balcánica.

Es raro en cambio encontrar alguien que diga algo similar en relación al modelo económico y a la globalización, que aumentó la vulnerabilidad de regiones enteras del mundo al acentuar su (inter)dependencia, con mecanismos como el efecto dominó o el comportamiento manada de los administradores de fondos. ¿Estados Unidos también perdió esa guerra, en la medida en que sus presuntos beneficiarios -los países “emergentes”, como la Argentina- sufren hoy nuevas desgracias para las que no hay remedio en ninguna farmacia?