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secciones Tecnología, ignorancia y poder

Por María Vallarino *

La nuevas tecnología que penetran y se difunden aceleradamente por la sociedad no alcanzan a todos los sectores de la población, ni aumentan los niveles de vida de las franjas más pobres de la sociedad, que las ven como cosas lejanas e inabordables y no pueden apropiarse de las únicas herramientas que podrían evitar su atraso y caída en la marginalidad. Además, las nuevas tecnologías también encuentran resistencias para erigirse como herramienta de participación ciudadana y democratización de la sociedad. Así, al menos, lo demuestran dos investigaciones realizadas en el Instituto Gino Germani, de la Universidad de Buenos Aires: aunque todos aplican cada día distintas formas de saber tecnológico que les permiten llevar a cabo su vida diaria, la tecnología sigue pareciendo más cercana a los viajes interplanetarios que a la cotidianidad. Hacer consciente la potencialidad tecnológica de cada uno e incrementarla puede ser un paso fundamental para favorecer el desarrollo de la sociedad y de proyectos individuales y colectivos. Cuanto más se aferra el sujeto a lo conocido y se resiste a los cambios que pongan sus saberes en condiciones de desventaja, más patente se hace la necesidad de una postura activa de educación tecnológica.

Para muestra de esta conflictiva relación entre tecnología y sociedad basta un botón. Y mejor aún si son dos.

Tecnología y pobreza:
dos fuerzas en pugna

“Por ejemplo, viendo a alguien trabajando, armando un televisor, y yo, como no sé, digo eso ‘es mucha tecnología para mí’, por eso yo no la sé... igual que una computadora, vos abrís una computadora no sabiendo nada de computación, de computadoras no sabés nada, qué es un chip, o qué cosa tiene...”

Un objeto fetichizado, incomprensible y hasta de irracional adoración. Un mero artículo de consumo. Una cuestión que va más alláde su “humilde” entendimiento. Estas son algunas de las formas de ver a la tecnología que tienen los sectores pobres, según revelan las entrevistas de un estudio realizado por un equipo de investigación de la carrera de Sociología de la UBA.

“Y... la tecnología es el progreso para mí, es el símbolo del progreso... el símbolo de la tenacidad de los que estudian.”

Más próximos a la ideología que erige a la ciencia y la técnica como motores del desarrollo y artífices del progreso lineal e indefinido -propio de la versión más esquemática del discurso de la modernidad-, estos sectores conciben a la tecnología y a su entorno como algo muy distante y desconocido, de difícil comprensión. Tanto es así que su contacto más cercano se concreta al encender un televisor, comprarse un radiograbador o manejar la computadora en el trabajo. Esto es lo que entienden por tecnología: aparatos concretos, no un saber.

“Al principio me daba miedo de tocarla, tenía terror, porque veía un montón de teclas, a lo sumo tocaba las letras... pero después, cuando vi que no se borraba tan fácilmente sino que vos le tenías que dar una orden especial, me fui largando sola...”