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Antroplogía
y Etología: Ni más ni menos que humanos
La
cultura chimpancé
Por
Mariano Ribas
Son
casi humanos. En sus miradas, en sus gestos, en sus actitudes. Sus cuerpos
son casi humanos. Y su inteligencia, también. Al observarlos, uno
siente una extraña sensación de parentesco, que por momentos
se hace casi conmovedora. Desde muy adentro, algo nos dice que esas criaturas
tienen mucho que ver con nosotros. Mucho más que ninguna otra criatura
sobre la Tierra. En cierto modo, hasta creemos reconocernos en ellos:
no hay más que ver cómo una madre chimpancé amamanta
su hijo, cómo lo acaricia, y cómo lo lleva sobre sus espaldas.
No hay más que ver cómo comen una fruta, y cómo juegan,
a los gritos, saltando de aquí para allá. Son apenas impresiones,
pero están bien encaminadas: la paleontología y la antropología
ya lo han demostrado hace rato. Y más recientemente, la genética.
Ahora, los científicos están confirmando algo que ya sospechaban
desde hace unas décadas: a su manera, los chimpancés también
tendrían hábitos, costumbres y conocimientos que transmitirían
de generación en generación. Una cultura. Ni más,
ni menos.
Primos
en la evolución
La gran avenida de la evolución humana tiene un trazado bastante
complicado, con cruces, derivaciones, y calles paralelas. Hoy en día,
una de esas calles paralelas a la avenida hombre es la calle
chimpancé. Pero no siempre fueron paralelas. En realidad,
ambas tienen un origen en común, un punto de contacto inicial:
el hombre y el chimpancé (y los gorilas) descienden de una especie
que vivió hace 8 millones de años en Africa. Un millón
de años más tarde, la línea de los gorilas se separó,
e inició el camino que los llevó hasta la actualidad. Y
más o menos hace unos 5 millones de años, y en forma muy
sutil y gradual, los humanos y los chimpancés comenzaron a separarse
como especies distintas.
A pesar de lo lejano de aquella escisión, nos seguimos pareciendo
mucho: cuerpos parecidos, rasgos parecidos, cerebros parecidos. Es más:
recientes estudios han revelado que existe un 98,5 por ciento de similitud
genética entre el hombre y el chimpancé. Ninguna otra especie
del reino animal está tan cerca del Homo Sapiens. Entonces, parecería
lógico preguntarse si los chimpancés también tendrán
costumbres, ritos, conocimientos y formas comunicación que pasan
de padres a hijos. En definitiva: ¿existe una cultura chimpancé,
y no una mera conducta instintiva? Hasta hace un tiempo, muchos científicos
dudaban, pero a la luz de nuevas investigaciones parece que la respuesta
se acerca mucho al sí.
Usos
y costumbres simiescas
Durante las últimas décadas, distintos grupos de investigadores
se zambulleron en las selvas africanas para estudiar muy de cerca a los
chimpancés. Y de a poco, recolectando datos, imágenes y
sonidos, pudieron revelar al menos en parte sus formas de
vida. Una de las características más evidentes del estilo
de vida chimpancé, es su tendencia a formar grupos, con líderes
incluidos. Pero parece que las jerarquías no son fijas, sino que
dependen de factores cambiantes (como la edad, sexo, fortaleza y, quizás,
inteligencia). Dentro de los grupos, cada hembra cuida y acompaña
a sus crías durante años, un rasgo que distingue a los chimpancés
y al hombre de la mayoría de los animales. Y aunque lasparejas
no son muy estables que digamos, los machos también se toman su
tiempo para cuidar a su descendencia.
Por otra parte, los científicos han observado que los chimpancés
tienen un sistema de comunicación bastante complejo: hablan
utilizando distintas clases de chillidos, pero también se hacen
entender mediante un completo repertorio de gestos, muecas, posturas corporales
y movimientos. Y cuando quieren llamar la atención, suelen romper
ramas, o dar fuertes golpes... es cierto, sus modales no son muy finos.
A la hora de comer, sus platos favoritos son las frutas, las plantas y
las semillas. Aunque también suelen tentarse con termitas y otros
insectos, que capturan con gran habilidad valiéndose de hojas y
ramitas. Pero ahí no se acaba su dieta.
Cacería
y Nidos
Hasta la década del 60, se pensaba que los chimpancés eran
estrictamente vegetarianos. Sin embargo, durante los últimos años
se ha descubierto que también son carnívoros, aunque bastante
moderados: cada tanto, cazan y comen animales chicos y medianos (especialmente,
monos colobos rojos y pequeños antílopes). Los chimpancés
suelen cazar en grupo, y parecen seguir cierta estrategia: primero, ubican
a la presa, y luego la van cercando hasta acorralarla. Finalmente, uno
de ellos la captura, y la mata a golpes. Así, la caza grupal de
los chimpancés muestra un llamativo grado de coordinación,
comunicación y conocimiento.
Igualmente llamativa resulta su habilidad para construir nidos. Montones
de nidos, porque los chimpancés son absolutamente nómades.
No se atan a ningún lugar, y mucho menos a un nido: cada día
fabrican uno nuevo. Así, durante toda su vida, cada chimpancé
arma entre 10 y 15 mil nidos (si se pusieran uno arriba de otro, la torre
de nidos mediría 5 km de alto). Generalmente, los construyen en
lo alto de los árboles, doblando algunas ramas y trenzando otras,
siempre siguiendo pasos muy precisos. Y los hacen muy rápido: cada
nido les toma entre 1 y 5 minutos, según la habilidad del mono
constructor. Los investigadores coinciden en un punto: la tarea no es
nada sencilla, y va mucho más allá de una mera conducta
instintiva. Algo similar podría decirse de todo lo anterior: organización,
crianza, códigos de comunicación, manejo de herramientas,
y estrategias de caza. Y también, aprendizaje y tradición.
Todo pasando de generación en generación. A primera vista,
la palabra cultura parecía adecuada para describir
todo este panorama. Sin embargo, antes de hablar de una cultura
chimpancé los científicos necesitaban de nuevas pistas.
Y llegaron.
Un
estudio reciente
Hace poco, un grupo internacional de biólogos completó un
extenso trabajo de investigación y recopilación de datos
(que suman 150 años de observaciones) sobre las conductas de los
chimpancés en varios países africanos. Y algunas de sus
conclusiones aparecieron en un reciente artículo de la revista
inglesa New Scientist. El dato crucial es que algunos grupos de chimpancés
muestran costumbres exclusivas, rasgos que son típicos en un clan,
pero que brillan por su ausencia en otros. Así, por ejemplo, en
Mahale, Tanzania, un grupo acostumbraba capturar termitas con la ayuda
de hojas, mientras que otros chimpancés de la misma región
no lo hacían. Y sólo en Costa de Marfil, una excéntrica
pandilla solía clavar palitos en las colmenas para matar abejas,
y luego sacarlas de adentro con la ayuda de golpecitos. Del mismo modo,
no todos los chimpancés reaccionan igual ante la lluvia: cuatro
de las poblaciones estudiadas iniciaban una especie de danza ritual no
bien comenzaba a llover, pero otras dos sólo lo hacían a
veces. Y otro grupo, ni se mosqueaba ante la lluvia. En total, estos científicos
registraron 39 conductas exclusivas, lo que habla a las claras de una
notable diversidad. Es difícil explicar todo esto si las costumbres
de los chimpancés estuviesen estrictamente regidas por el instinto,
sólo marcadas por la genética. Si así fuera, todos
deberían comportarse más o menos igual. Y como se ve, no
es así. Más bien, las diferencias parecen delatar distintos
procesos de aprendizaje, regionalismos, y destellos de imaginación
e ingenio. Al respecto, Frans de Waal, un investigador de la Universidad
de Atlanta, es categórico: la evidencia de que los chimpancés
tienen una destacable habilidad para inventar nuevas costumbres y tecnologías
es abrumadora. Además, las transmiten socialmente, y no genéticamente.
La sensación de parentesco vuelve a aparecer. Esta vez, del lado
de la cultura. En eso también se nos parecen nuestros primos de
la jungla.
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