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Opinión
La
ciencia después de las elecciones
Por
Andrés Carrasco *
Científicos
e investigadores que no es necesariamente lo mismo vemos que
se acerca una etapa distinta y sin embargo la incertidumbre sobre los
cambios posibles en las políticas del próximo gobierno en
el área de generación de conocimiento son difíciles
de predecir. Mas allá de alguna poco afortunada, por confusa, referencia
a la importancia del tema, lo concreto es que en los mentideros políticos
se perciben contradicciones que impactarán en la elaboración
de un programa de transformación serio y responsable. En el sector
científico la inversión es insuficiente y no parece haber
en la Alianza un acuerdo para mejorar la disponibilidad presupuestaria.
Escudándose en que la inversión actual es ineficiente, sectores
de los economistas no aceptan que la lógica productivista y de
creación de bienes vendibles no es siempre aplicable a la creación
de conocimiento para que ésta sea herramienta de autodeterminación
y asegurando su apropiación social.
Problemas que no se entienden
Es creencia generalizada entre los economistas de hoy que gran parte del
problema de la reformulación institucional, académica y
administrativa del sector se puede lograr con el mismo presupuesto mejorando
su uso. Esta idea no toma en cuenta aspectos tan simples como que hoy
día la única financiación real de proyectos de investigación
y desarrollo deviene de préstamos extranjeros (BID, Banco Mundial)
administrados por la Agencia de Promoción, porque la mayor parte
del presupuesto del Estado nacional se consume en gasto fijos como sueldos
y mantenimiento de las estructuras más o menos burocráticas.
Así no vemos cómo se corregirán los atrasos de los
compromisos incumplidos del CONICET, que se han acumulado durante años
debido entre otras cosas a los recortes sucesivos de las partidas de subsidios.
Es un hecho irrefutable que en el concurso de subsidios abierto por el
CONICET en 1998 apenas se pudieron distribuir 4 millones a razón
de un promedio de 5000 pesos anuales por subsidio.
El futuro condicionado
El próximo gobierno se encontrará con una situación
donde la continuidad de la investigación en la Argentina depende
enteramente de créditos extranjeros que van a engrosar la deuda
pública y que en mayor o menor medida condicionan el nivel de decisión
de su destino. Esto despertará conflictos latentes de alto voltaje
que se transformarán en demandas, y no será el prestigio
científico del funcionario encargado de la institución el
que resolverá la situación. Porque la innegable necesaria
experiencia que provee el conocimiento de la tarea investigativa deberá
estar acompañada por una notable cintura y fuerte apoyo político
que permita resolver los problemas o apagar los incendios. En vez de discutir
ahora el destino de las instituciones, hay que plantear una metodología
que asuma desde un diagnóstico adecuado, los problemas que aquejan
desde la estructura y producen las deformaciones, con medidas y propuestas
que sean horizontales. Medidas que desde su efectivización sean
capaces de modificar sustancialmente lógicas perversas de funcionamiento
y corrupción que se han instalado por años. Esto se puede
hacer identificando problemas particulares: a) reformular la carrera del
investigador y su inserción formal en el sistema universitario
para democratizar y jerarquizar el CONICET, b) auditar lo actuado hasta
ahora para demostrar la voluntad detransparencia, c) crear un ámbito
nacional de evaluación que establezca normativas vinculantes de
la evaluación académica o tecnológica y tenga a su
vez capacidad auditora en esa actividad en las instituciones que promueven
financiación.
Situación de fuerte demanda
La situación actual no es de simple expectativa sino de fuerte
demanda y eso condicionará la próxima gestión. Por
esto, el Gobierno no debe equivocarse en los perfiles de la futura conducción
de la ciencia argentina. Deberá reunir sensibilidad para con la
lógica de la tarea científica, consenso de al menos un sector
de la comunidad que acompañe los cambios que necesariamente deberán
realizarse y sobre todo carecer de la ingenua creencia de que para gestionar
una institución basta haber publicado buenos papers
en revistas internacionales. Esa versión idealista
de que el prestigio científico es suficiente para conducir las
instituciones de promoción científica ha llevado a numerosas
e inocultables equivocaciones. El conocimiento del método experimental
no incluye la virtud de conducir transformaciones necesarias para el conjunto
social y ha terminado, en la historia de la comunidad científica
argentina, atrapada en lógicas corporativas y endogámicas
nefastas para las nuevas generaciones.
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Investigador del CONICET
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