Premios a científicos muy poco científicos
Ciencia loca
Por Ileana Lotersztain
A
quién le podría interesar hacer una variedad de ají
picante que no pique? A Paul Bosland, un investigador de la Universidad
Estatal de Nuevo Méjico. Y por su chile jalapeño no picante
este científico se llevó el premio Nobel Ig de Biología
1999.
Los Ig son una especie de antiNobel que, según sus
organizadores, se otorgan a aquellos trabajos científicos
que no podrían, o no deberían, reproducirse. Los diez
afortunados de este año recibieron su premio el 30 de septiembre,
en el auditorio de la Universidad de Harvard, de manos de Sheldon Glashow,
un Nobel auténtico (Física, 1978). La ceremonia estuvo auspiciada
por la revista de ciencia humorística Anales de la investigación
improbable y se transmitió en directo por Internet.
Elemental, Watson
El Nobel Ig de Química fue para un trabajo digno de Sherlock Holmes.
Takeshi Makino, de una agencia de detectives japonesa, fabricó
un aerosol al que bautizó la prueba S. Este spray funciona
como un soplón: le alcahuetea a una mujer si su marido
la está engañando con otra. Si la dama tiene alguna sospecha,
lo único que debe hacer es rociar la ropa interior de su marido
con la sustancia S. Si ésta tiene rastros de semen aparece una
inconfundible mancha verde. La prueba es muy sensible y permite detectar
el engaño hasta dos semanas después de consumado (siempre
que la mujer sea tan precavida como Monica Lewinsky y no le lave los calzoncillos
al sospechoso). Makino aclara que el método sirve también
para detectar esposas infieles, pero que el 99 por ciento de sus clientes
son mujeres.
En el rubro Educación científica, el galardón lo
recibieron las autoridades educativas de los estados norteamericanos de
Kansas y Colorado, que advirtieron a los estudiantes que no deberían
creer en la teoría de la evolución de Darwin y en otras
pavadas por el estilo, como las leyes de gravitación
newtonianas.
Estamos invitados a tomar el té
Como no podía ser de otra manera, los investigadores ingleses hicieron
una serie de estudios esclarecedores sobre su bebida nacional. La British
Standards Institution se alzó con el Nobel Ig de Literatura por
un trabajo de seis páginas donde se discute cuál es la forma
correcta de preparar una buena taza de té.
En el rubro Física, el galardón fue compartido. El profesor
Jean Marc Vanden Broeck estudió cómo debería ser
el pico de una tetera para que no chorree y el doctor Len Fisher hizo
una investigación muy completa sobre la forma ideal de mojar una
galletita en una taza de té sin que se deshaga.
Fisher se pasó dos meses sumergiendo distintos tipos de galletitas
en té, café y chocolate caliente. Con los resultados de
su investigación el científico desarrolló una ecuación
matemática que describe el comportamiento de la galleta al sumergirla
en un líquido caliente. Fisher explica que la temperatura del líquido
es uno de los factores másimportantes. Ahora planea armar una tabla
con los tiempos máximos de inmersión para cada clase de
galleta. Mc Vities, la marca de galletitas que financió el estudio,
piensa incluir esa información en las etiquetas de sus productos.
Joyitas del pasado
Los Nobel Ig se entregan desde 1991. Aquí va una selección
de los mejores trabajos de la década:
Jerald Bain y Kerri Siminoski, de la Universidad de Alberta en Canadá,
recibieron en 1998 el premio de Estadística por su estudio, cuidadosamente
medido, sobre La relación entre la altura, el largo del pene
y el tamaño del pie, publicado en la revista Annals of Sex
Research.
El galardón de Entomología 97 fue para Mark Hostetler de
la Universidad de La Florida, Estados Unidos, por su libro Esa mancha
en tu coche, donde hace una identificación detallada de las marcas
que dejan los insectos al estrellarse en las ventanillas de los autos.
Un año antes, el investigador inglés Robert Matthews se
quedó con el premio de Física por sus estudios sobre la
ley de Murphy, especialmente por demostrar que las tostadas generalmente
caen del lado untado con manteca (La tostada que cae, la ley de
Murphy y las constantes fundamentales, European Journal of Physics).
También en 1996, un grupo noruego ganó el Nobel Ig de Salud
Pública por su trabajo sobre la Transmisión de gonorrea
a través de una muñeca inflable.
Ese mismo año, los editores de la revista Texto Social se alzaron
con el premio de Literatura, al publicar un artículo de investigación
titulado: Transgrediendo los límites: hacia una hermenéutica
transformativa de la gravedad cuántica. El autor, Alan Sokal,
aclaró que el texto no tenía ningún sentido.
En 1995, el Nobel Ig de Psicología fue para un grupo japonés
que logró enseñarle a un grupo de palomas a diferenciar
los cuadros de Monet de los de Picasso (el artículo apareció
en la revista Journal of the Experimental Analysis of Behaviour).
En 1993, el investigador E. Topol y sus 975 coautores se llevaron el galardón
de Literatura, por un trabajo que publicó en el New England Journal
of Medicine y que tenía 100 veces más autores que páginas.
Apto para todo público
Si alguno de los lectores de Futuro está pensando que conoce a
alguien que merece ganarse uno de estos premios, puede mandar la información
a: [email protected] y nominarlo para el próximo año.