Climatología: El agujero de ozono se extiende sobre
la Antártida
Un panorama poco alentador
El País de Madrid
Los primeros datos de los satélites que miden el adelgazamiento
periódico de la capa de ozono estratosférico sobre la Antártida
indican que el agujero, que se produce anualmente en la primavera austral,
ha empezado con gran fuerza en este año. El acuerdo de Montreal,
por el que se limitó la producción de sustancias identificadas
como culpables del agujero de ozono, se conmemoró hace escasas
semanas.
Los científicos que siguen el problema de la capa de ozono esperan
que el agujero, tras alcanzar su máximo uno de estos años,
empiece a disminuir en los primeros años del siglo para desaparecer
en el 2050. Sin embargo, los agujeros existentes en el Protocolo de Montreal
y en los acuerdos complementarios inquietan por lo que pueden suponer
de falta de solución definitiva del problema.
El agujero de ozono es en realidad una disminución de la concentración
de ozono en la capa existente en la estratosfera, que se localiza en un
área aproximadamente centrada sobre el Polo Sur que puede llegar
a ocupar más de 20 millones de kilómetros cuadrados. La
capa de ozono es vital para la vida en la Tierra, ya que protege la superficie
terrestre de los perjudiciales rayos ultravioletas procedentes del Sol.
El nacimiento de un nuevo agujero
Durante el invierno polar, la estratosfera sobre la Antártida
ha estado gestando el nacimiento del nuevo agujero de este año.
El alumbramiento (máxima extensión e intensidad) está
previsto al comienzo de la primavera antártica (en los próximos
días). Este año parece haberse adelantado y promete ser
especialmente fuerte, explica el meteorólogo Juan María
Cisneros. Los datos procedentes de los satélites están presentando
ya un panorama alarmante. En los últimos días, se han medido
concentraciones inferiores a las 150 unidades Dobson (por debajo de 220
unidades se considera que la concentración es anormalmente baja,
o sea que hay agujero), lo cual indica que es más profundo que
el año pasado.
Las causas directas más importantes del agujero de ozono son bien
conocidas, pero los procesos que tienen lugar en la atmósfera no
lo son tanto. Los compuestos con cloro producidos por el hombre (halocarburos)
y los óxidos de nitrógeno son las principales causas. Su
emisión termina tras diferentes reacciones químicas en la
atmósfera con la liberación del cloro y el bromo que destruyen
el ozono.
En el proceso, señala Cisneros, intervienen las nubes estratosféricas
polares. Los estudios de laboratorio confirman que las reacciones en las
superficies de las partículas del aerosol estratosférico
son muy eficientes para generar cloro y bromo activos, a partir de compuestos
inactivos. Estas reacciones tienen una fuerte dependencia de la temperatura
y de la humedad relativa y mucho menor de la composición de las
partículas.
Aviones y calentamiento
Cuando más aerosoles hay mayor es la eficiencia de las reacciones
de este tipo en el torbellino polar, contribuyendo a una mayor concentracióndel
ozono. El problema es que, aunque las mayores fuentes de aerosoles son
los volcanes, también están influyendo de manera creciente
en una mayor frecuencia de aparición de las nubes estratosféricas
polares los aviones, porque cada vez hay más vuelos y a mayor altura.
También el incremento del efecto invernadero que contribuye al
calentamiento global produce una disminución de la temperatura
estratosférica, que hace más efectivos los procesos de destrucción
del ozono en esta región de la atmósfera.
Falta un conocimiento detallado de los procesos microfísicos
que conducen a la activación del cloro, señala Cisneros.
Este y otros factores hacen imposible predecir por ahora con suficiente
precisión las pérdidas de ozono en las regiones polares,
en particular en el hemisferio norte.