Medio ambiente y cambio climático
Los conocidos de siempre
Por Joaquín Mirkin
Un
nuevo peligro acecha al medio ambiente: la polución de nitrógeno.
Al menos de eso se habló en la Conferencia de Londres que se hizo
hace poco tiempo sobre medio ambiente la Global Environment
Outlook 2000. El Dr. Klaus Topfer, director del programa de
medio ambiente de las Naciones Unidas, sostuvo que la falta de agua,
el caos global y la expansión mundial de nitrógeno
aparecen como los próximos peligros para el mundo en la primera
parte del siglo XXI. Tenemos toda la tecnología del mundo
para revertir estos problemas, pero no es suficiente, aclaró
en el Global Environment 2000. Son los países
ricos los que tienen que llevar adelante los cambios que hacen falta para
cambiar la situación de millones de personas que mueren de hambre
en el mundo.
Otra vez sopa
Otra conferencia: esta última semana se reunieron en Bonn (Alemania)
representantes de 178 países para debatir qué es lo que
debería hacerse para avanzar en la negociación de medidas
concretas para detener el calentamiento planetario. La V Conferencia de
las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Los delegados se enfrentaron una vez más a fuertes controversias.
Y es que a partir del fin de la Guerra Fría y desde el momento
en que los temas ambientales pasaron de la baja a la alta política
en la mayor parte de las agendas de los países industrializados,
ha sido prácticamente imposible lograr un consenso real entre las
potencias planetarias, y particularmente entre Estados Unidos y la Unión
Europea.
Ya en la cumbre anterior que se hizo en Buenos Aires el año pasado
se había logrado aprobar un plazo límite del 2000 para zanjar
los puntos más espinosos que tenían que ver con la cantidad
de niveles de emisión tóxica que cada país debería
reducir para disminuir el calentamiento planetario.
En la Reunión de Buenos Aires quedó bastante claro que existen
reticencias para efectivizar esa disminución. Sólo en la
III Conferencia que se hizo en Kioto (Japón) se logró un
nivel medio de acuerdo entre las partes: se dispuso un documento vinculante
que establecía una reducción del 5,2 por ciento en el nivel
de las emisiones tóxicas entre el 2008 y el 2012.
Lo que será
Realmente se espera muy poco: la resignación en este caso se confunde
con falta de interés por la problemática ambiental misma.
A esta altura del partido las decisiones y los progresos que se
esperan probablemente no serán impresionantes, declaró
Frank Loy, subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos Globales.
Otro tema complicado y pendiente, por cierto, es el compromiso de los
países en vías de desarrollo exentos de asumir responsabilidades
en la reducción de porcentajes en las emisiones de gases tóxicos.
Estados Unidos sigue insistiendo en que países como China, India
o Brasil deberían estar más comprometidos en la reducción
de Kioto, mientras éstos lo rechazan.
Está claro que todos deberían hacerse cargo, pero los países
industrializados son los principales responsables en la reducción
de la capa de ozono y el aumento de la temperatura global. La organización
ecologista WWF/Adena calculó que las emisiones per cápita
de un ciudadano estadounidense promedio tienen 25 veces más de
dióxido de carbono que la de un ciudadano de Filipinas.
Cooperación científica y tecnológica
La cooperación internacional en temas científicos y tecnológicos
no es nada nueva: anteriormente hubo acuerdos que permitieron prevenir
desastres ecológicos o mejorar la situación ambiental. Con
el protocolo de Kioto los países industrializados establecieron
un nivel de compromiso para disminuir la cantidad de gases que destruyen
la capa de ozono.
A pesar de ello los esfuerzos que se están haciendo son totalmente
inadecuados y sirven para muy poco, aclaró el Dr. Topfer,
de las Naciones Unidas. Tendríamos que estar muy enojados
con nosotros mismos por todo lo que estamos haciendo en forma directa
al medio ambiente. Lo que interesa de ahora en más es saber que
sí existe la posibilidad de revertir esta situación,
dijo Topfer, ex ministro de medio ambiente en el Bundenstag (Parlamento
alemán).
Se trata de hacerlo
Resulta que otra vez volvemos a tener salmón en el Támesis
y en el Rin como hace mucho tiempo no sucedía. Con esa frase
quedó bastante claro que sí existen alternativas a la situación
de deterioro actual. Es posible revertir la situación: sólo
se trata de hacerlo, agregó Topfer con una fuerte dosis de
optimismo. Estamos tratando de mejorar, sobre todo en lo que respecta
a la basura urbana: lograríamos así mejorar la vida en otras
partes del mundo, y evitar que mueran unos 15 millones de niños
que no tienen acceso al agua potable. Todo esto podría
ser fácilmente revertido usando solamente el conocimiento teórico
o la tecnología que tienen en su poder los países ricos.
Pero al problema ambiental se le suma el problema demográfico y
la cosa se pone aún peor: según estimaciones hechas por
las Naciones Unidas y publicadas en Futuro recientemente en
1950 la población de Africa, que era la mitad de la Europa, hoy
es casi igual. En el 2050, según los cálculos, será
tres veces mayor que la población del viejo continente.
Las guerras lo empeoran todo
Otra de las malas noticias viene, en este caso, de la guerra. El ataque
último de la OTAN a Kosovo, por ejemplo, tuvo consecuencias desastrosas
para el medio ambiente. Los aviones de la alianza atlántica, en
lugar de guardar las bombas que no habían podido tirar por las
malas condiciones climáticas, decidieron soltarlas para no correr
el riesgo de que exploten cuando aterrizaran. El problema fue que todas
las bombas fueron a parar finalmente al Adriático y nadie sabe
muy bien qué es lo que va pasar con ellas. Pero además,
el Danubio que atraviesa varias ciudades de Europa Central
llegó a niveles de polución altísimos: además
de ser cerrado para lograr cortarle el chorro de petróleo a Yugoslavia,
fue bloqueado con todo tipo de armamentos y nadie sabe precisamente qué
pasará con ellos.
La verdadera solución en la lucha contra la destrucción
del medio ambiente es insustituible y no puede posponerse más,
finalizó el Dr. Topfer en Londres. Inspirado en un fuerte liderazgo
político y una cooperación multilateral intensa en todas
las regiones del planeta, concluyó: Vamos a tener que poner
todos los instrumentos políticos que hagan falta para trabajar
en serio. ¿Se hará eso en Bonn?